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I BUDISMO - Web del Profesor

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Budismo y dzogchén 34<br />

ministros comenzaron a percibirlo como tal—. En consecuencia, a fin de conservar su reino<br />

e impedir que le confinasen al manicomio, el rey no tuvo otra opción que beber el agua que<br />

enloquecía. 69<br />

Versión mahayana de la tercera noble verdad<br />

Podría decirse que en todos los vehículos budistas se considera que el samsara<br />

surge <strong>del</strong> aferramiento a lo condicionado (sámskrita), y que la liberación o la Iluminación<br />

resultan <strong>del</strong> descubrimiento de lo incondicionado (asámskrita). Sin embargo, como ya<br />

hemos visto, cada vehículo explica de una manera diferente en qué consisten lo condicionado<br />

y lo incondicionado, y cuáles son los métodos a aplicar a fin de lograr ver a través<br />

de lo primero y así descubrir lo segundo.<br />

En particular, para el hinayana lo incondicionado es el nirvana que constituye la<br />

tercera noble verdad, el cual por lo general se entiende como cesación <strong>del</strong> duhkha y <strong>del</strong><br />

trishna; en cambio, para los «vehículos superiores», aunque la avidya nos haga experimentar<br />

los fenómenos de la experiencia samsárica como condicionados, también éstos son<br />

incondicionados, pues de otro modo la naturaleza de la realidad sería intrínsecamente dual:<br />

los fenómenos <strong>del</strong> samsara tendrían una naturaleza (condicionada) y los <strong>del</strong> nirvana otra<br />

intrínsecamente diferente (incondicionada). En los «vehículos superiores», de lo que se<br />

trata es de aprehender la naturaleza incondicionada de lo que en el samsara se presenta<br />

como condicionado, trascendiendo así el dualismo y la totalidad <strong>del</strong> error designado como<br />

avidya o marigpa.<br />

Del mismo modo, como ya hemos visto repetidamente, para los «vehículos<br />

superiores» el nirvana que constituye la tercera verdad no podría ser entendido como<br />

cesación, pues lo que se busca es una sabiduría activa y efectiva que, además de hacer<br />

patente lo incondicionado, poniendo fin en el individuo a la avidya o marigpa (el error o la<br />

<strong>del</strong>usión esencial que constituye la segunda noble verdad) y por ende al duhkha (o sea,<br />

nuestra experiencia de carencia de plenitud, insatisfacción, frustración y recurrente dolor y<br />

sufrimiento), permita a aquél ayudar a todos los seres a superar la insatisfacción y el sufrimiento.<br />

Ya se ha visto que este objetivo <strong>del</strong> mahayana se llama anuttara samyak<br />

sambodhi o «Iluminación total insuperable».<br />

El error llamado avidya o marigpa implica la ilusión de un núcleo de conciencia e<br />

inteligencia supuestamente autónomo y substancial que debe decidir en base a valores<br />

aprendidos qué conducta adoptar. Si logramos liberarnos de dicho error, viviremos, por el<br />

contrario, en base a nuestra verdadera naturaleza, que se manifestará en una vivencia de<br />

total plenitud y en una conducta espontánea libre de egoísmo que beneficiará tanto a<br />

nosotros mismos como al resto de los seres que sienten. Puesto que no puede haber mayor<br />

satisfacción que la inherente a nuestra condición originaria de total plenitud (dzogchén), no<br />

atribuiremos valor especial a ningún ente, actividad o condición; puesto que no puede haber<br />

un bien mayor que la espontaneidad de nuestra condición originaria de total perfección<br />

(dzogchén), no concebiremos ningún valor-molde al cual adaptar nuestra conducta, o en<br />

base al cual tomar decisiones.<br />

69 Esta historia de la lluvia enloquecedora se emplea ampliamente también en el sufismo. Cabe señalar que en sus<br />

Pensamientos el filósofo, matemático y óptico Blaise Pascal describió acertadamente la segunda noble verdad (aunque sin<br />

llamarla por su nombre ni referirla al budismo, que no sabemos si habrá conocido), y la comparó con un disturbio<br />

psicológico.

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