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Budismo y dzogchén 74<br />
dual» que ofrece el vinaya, 183 y respetarlos de manera absoluta, sin jamás violarlos por<br />
motivo alguno. En cambio, el principio <strong>del</strong> mahayana no es el de tomar votos, sino el de<br />
emprender un entrenamiento cuya base es la intención de ayudar a todos los seres que<br />
sienten a liberarse de sus sufrimientos y, en última instancia, a alcanzar la Iluminación. 184<br />
Aquí, en vez de estar limitado por preceptos inviolables, el practicante está obligado a<br />
violar cualesquiera preceptos o límites que se haya impuesto, siempre y cuando su intención<br />
sea lograr el bien de otros, y tenga una cierta garantía de que sus acciones serán<br />
efectivas a este fin. Esto se debe al hecho de que, mientras que el objetivo <strong>del</strong> hinayana es<br />
lograr la propia liberación con respecto al sufrimiento, el <strong>del</strong> mahayana es liberar a la<br />
totalidad de los seres que sienten —incluso si para lograr este fin uno mismo tuviese que<br />
enfrentar distintos sufrimientos—. En consecuencia, mientras que en el hinayana la calidad<br />
de un acto depende exclusivamente <strong>del</strong> tipo de acto de que se trate, en el mahayana su<br />
calidad depende de la intención con que se realiza; si la intención es buena, el acto será<br />
bueno y producirá un karma positivo, incluso si para realizarlo se violó algún voto <strong>del</strong><br />
hinayana.<br />
Aunque la base <strong>del</strong> mahayana no sea la adopción de los votos establecidos por el<br />
vinaya, sino el entrenamiento, en la medida en que la enseñanza de este vehículo está<br />
relacionada sobre todo con nuestra existencia corpórea y el nivel material, pertenece a la<br />
«vía de renuncia». Y en tanto que ambos tienen que ver con el nivel material, los votos <strong>del</strong><br />
hinayana y el compromiso <strong>del</strong> entrenamiento <strong>del</strong> mahayana están ambos limitados a la<br />
vigilia y se cancelan por igual con la muerte clínica <strong>del</strong> individuo. Por ejemplo, un monje<br />
tiene prohibido entregarse a cualquier tipo de actividad sexual durante la vigilia; sin<br />
embargo, nada le prohibe tener un sueño erótico una vez que se haya dormido e incluso<br />
llegar a eyacular durante el mismo.<br />
En la vía de transformación constituida por el vajrayana o tantrismo, la regulación<br />
de la propia conducta está relacionada con un principio diferente a los que son propios de la<br />
vía de renuncia: el de la promesa o compromiso tántrico, que se conoce como samaya.<br />
Puesto que esta vía está relacionada con el nivel de la energía, que no se interrumpe con el<br />
sueño ni se trunca con la muerte de la manera como lo hace la existencia material, los<br />
preceptos tántricos o samaya no están limitados a la vigilia, ni cesan con el deceso <strong>del</strong><br />
practicante.<br />
Cuando uno recibe una iniciación de los tantra externos, debe prometer (en algunos<br />
casos tocando, durante la iniciación, un mala o rosario que le presenta el maestro) que<br />
recitará diariamente el mantra que le ha sido transmitido y que mantendrá ciertos tipos de<br />
conducta «puros». Este es, pues, el samaya de los tantra en cuestión.<br />
183 Hay siete conjuntos de votos <strong>del</strong> pratimoksha: (1) guelongpa (bhikshu), para quienes han sido plenamente ordenados<br />
como monjes; (2) guelongma (bhikshuni), para quienes han sido plenamente ordenadas como monjas; (3) guetsülpa<br />
(shramanera), para los monjes novicios que no han sido plenamente ordenados; (4) guetsülma (shramanerika), para las<br />
monjas novicias que no han sido plenamente ordenadas; (5) gueñenpa (upashaka), para los hombres laicos; (6) gueñenma<br />
(upashika), para las mujeres laicas, y (7) guelobma, para las monjas que aspiran al voto de guelongma. Si se considera<br />
separadamente el conjunto de votos temporales para practicantes laicos (gueñenpas y gueñenmas) conocido como ñenné,<br />
hay un total de ocho conjuntos de votos <strong>del</strong> pratimoksha.<br />
184 Aunque el principio <strong>del</strong> mahayana no es el de tomar votos, sobre la base <strong>del</strong> principio hinayana de los votos surgieron<br />
en el mahayana los llamados «votos <strong>del</strong> bodhisattva» —según los cuales, paradójicamente, quien los toma está obligado a<br />
violar cualquier voto <strong>del</strong> hinayana que haya tomado cuando ello sea necesario para lograr el bien de los seres sensibles—.<br />
Y lo mismo sucedió con el Refugio: aunque el Refugio <strong>del</strong> mahayana está basado en el principio <strong>del</strong> entrenamiento, sobre<br />
la base <strong>del</strong> principio hinayana de los votos surgió el «voto y entrenamiento de Refugio» <strong>del</strong> mahayana.