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I BUDISMO - Web del Profesor

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Budismo y dzogchén 65<br />

La vía consistiría, pues, en la desocultación vivencial de la indivisibilidad de los tres<br />

aspectos de la base y en la continuidad de esta desocultación, de modo que se vivencie más<br />

allá de toda interpretación en términos de pensamientos, que las experiencias que surgen y<br />

que de otro modo tenderían a ocultar la base, son en verdad esta última —y, en<br />

consecuencia, los pensamientos en términos de los cuales interpretamos y percibimos la<br />

realidad se autoliberen en el instante mismo en que se manifiestan—. A su vez, el fruto no<br />

sería otra cosa que la estabilización definitiva de la patencia de la indivisibilidad de la base,<br />

de modo que ésta no se oculte nunca más.<br />

Finalmente, como se verá en la segunda parte <strong>del</strong> libro, dedicada exclusivamente al<br />

atiyana-dzogchén, en esta enseñanza se habla de un bhumi único y se compara al<br />

practicante con un ave garuda que, una vez que ha roto la cáscara <strong>del</strong> huevo y ha<br />

comenzado a vivir de manera independiente, se encuentra ya plenamente desarrollada. 156<br />

Lo que sucede, por una parte, es que el estado que se manifiesta en la introducción directa<br />

<strong>del</strong> atiyana no es diferente de la Iluminación que constituye el fruto, y, por la otra, que en<br />

dicho vehículo es indispensable superar la distinción entre un estado de Contemplación o<br />

ñamshak en el cual la base se desoculta y un estado de postContemplación o llethob en el<br />

cual ella vuelve a ocultarse, pues hay que mantener ininterrumpidamente la Contemplación<br />

desde cuyo punto de vista no es posible ni el avance ni el retroceso.<br />

Sin embargo, cuando se considera la vía desde el punto de vista <strong>del</strong> avance <strong>del</strong><br />

practicante a través de bhumi sucesivos, se dice que en este vehículo se alcanzan tres bhumi<br />

más que en el mahayogatantra y dos más que en el anuyogatantra. Los dos bhumi que hay<br />

que obtener aquí y que no podían alcanzarse en el anuyoga son el décimo quinto, que se<br />

designa como el «nivel de vajradhara», y el décimo sexto, que se conoce como «nivel de la<br />

suprema gnosis (o sabiduría) primordial». 157<br />

Así, pues, en la vía de transformación se puede ir más allá <strong>del</strong> punto último de<br />

llegada de la vía de renuncia, y en la vía de autoliberación se puede ir más allá <strong>del</strong> punto<br />

último de llegada de la vía de transformación. No en vano se dice que, en quienes tienen la<br />

156 En la tradición bön, el símbolo <strong>del</strong> atiyana-dzogchén parece haber sido el ave mitológica chung (khyung),<br />

perteneciente a la familia de las águilas, de cuyo nombre, según Namkhai Norbu Rinpoché, se habría derivado el vocablo<br />

zhung que aparece por duplicado en el nombre Zhang-zhung. Esta ave no es otra que el simurgh de los persas, llamado<br />

kerkés por los turcos, que en Occidente se conoce como «ave Fénix» y que es parte también de la mitología china (si mal<br />

no recuerdo, el nombre <strong>del</strong> ave en mandarín es k’i). (Luego, en tiempos musulmanes, Attar, el famoso poeta sufí de Persia,<br />

en su obra El parlamento de las aves, simbolizaría el rastreo sufí <strong>del</strong> «maestro de la época» en términos de la búsqueda,<br />

por parte de los distintos tipos de aves comunes, <strong>del</strong> simurgh o khyung —y el autor, a pesar de ser musulmán, en su obra<br />

ubica en China la morada <strong>del</strong> ave Fénix—.)<br />

En la mitología de la India, el rey de las aves es el garuda, quien sirve como montura al dios Vishnu y quien se<br />

alimenta de serpientes (las cuales, como resultado de la querella de su madre con Kadru, madre de las serpientes, aquél se<br />

dedica a destruir) y de naga (seres en parte antropomórficos, en parte con forma de serpiente). Es muy probable que los<br />

orígenes <strong>del</strong> garuda de la India se encuentren ligados a los <strong>del</strong> chung tibetano y sus equivalentes persa y chino; en todo<br />

caso, a raíz de la importación e imposición <strong>del</strong> budismo de la India, los tibetanos asimilaron su ave chung al garuda, con<br />

lo cual surgió el kalding (mkha’-lding) o namkeding (nam-mkha’i lding), que ocupa un importante lugar en la mitología<br />

budista tibetana y que en el atiyana-dzogchén budista simboliza la forma en que se obtiene la realización.<br />

Cabe señalar que la cáscara <strong>del</strong> huevo que el garuda rompe al nacer representa los condicionamientos que nos<br />

impiden percibir la realidad tal como es y que limitan nuestros movimientos; una vez liberados de ella, nada impide la<br />

correcta aprehensión de la realidad y nada obstaculiza nuestro libre vuelo.<br />

157 Cfr. el tantra raíz <strong>del</strong> dzogchén-upadesha titulado Rigpa Rangshar Chenpoi Guiü (Rig-pa Rang-shar Chen-po’i<br />

rGyud), así como el Sella Kunchab (Shes-bya Kun-khyab, o Theg-pa’i sGo kun-las bTus-pa gSung-rab Rin-po-che’i<br />

mDzod bsLab-pa gSum Legs-par sTon-pa’i bsTan-bcos Shes-bya Kun-khyab) de Khongtrül Ngagwang Yönten Guîatso<br />

(Kong-sprul Ngag-dbang Yon-tan rGya-mtsho). Cabe señalar que, como se verá en la segunda parte de este libro, para<br />

obtener el último bhumi <strong>del</strong> atiyana-dzogchén es imprescindible haber realizado la práctica suprema en el bardo chöñí<br />

(chos-nyid bar-do) o bardo de la dharmata.

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