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Budismo y dzogchén 19<br />
rechazo aumente mientras vaya pasando el tiempo sin que las caricias se detengan, éstas se<br />
irán haciendo cada vez más dolorosas e insoportables—. Así, pues, no son únicamente la<br />
calidad o la intensidad (cantidad) de la sensación las que la hacen agradable o desagradable;<br />
en definitiva lo que hace que sea una cosa o la otra es que el sujeto mental la acepte o la<br />
rechace. 37 De otro modo ¿cómo se explicaría que el masoquista pueda disfrutar lo que los<br />
demás seres humanos experimentarían como dolor y querrían rehuir? 38<br />
El budismo designa la existencia signada por las dos primeras nobles verdades como samsara o «la<br />
rueda» (en tibetano, khorlo): 39 cada ascenso hacia el placer, el orgullo o la gloria creará las condiciones para<br />
un descenso hacia el dolor, la vergüenza o la ignominia. Y cuando nos toque vivenciar alguna de estas últimas<br />
experiencias, en tanto que ella se mantenga la rechazaremos con ímpetu siempre creciente, lo cual dará lugar a<br />
un sufrimiento que crecerá de su propia realimentación: a medida que vaya creciendo el dolor, irá aumentando<br />
nuestro rechazo, que hará crecer aún más nuestro dolor, lo cual incrementará nuestro rechazo... en un circuito<br />
de realimentación positiva o proceso «autocatalítico» que se desarrollará con siempre creciente fuerza y<br />
velocidad. 40<br />
De hecho, para quien haya ascendido en mayor medida a causa de los giros aparentemente deseables<br />
de la fortuna, la caída será luego mucho más vertiginosa y profunda, ya que irá desde lo más alto de la rueda<br />
hasta lo más bajo. Y cuando enfrente los estados representados por la parte inferior de la rueda, habiéndose<br />
desacostumbrado a ellos, los rechazará con mayor ímpetu, lo cual los hará más desagradables. Menos<br />
conflictiva es, pues, la existencia <strong>del</strong> campesino que la <strong>del</strong> soberano; como afirmó Blaise Pascal: 41<br />
«Los grandes y los pequeños tienen los mismos accidentes, los mismos pesares y las mismas<br />
pasiones; pero el uno está en lo alto (o sea, en la periferia) de la rueda y el otro (más) cerca <strong>del</strong> centro, y así<br />
(es) menos agitado por los mismos movimientos.»<br />
Puesto que «en el fondo» sabemos muy bien que jamás lograremos colmar nuestra<br />
carencia con posesiones, con valor o con placer, intentamos por lo menos evadirla, junto<br />
con las molestias que la acompañan, emprendiendo actividades que distraigan nuestra atención.<br />
Y para que la actividad que emprendemos a este fin pueda absorber nuestra atención,<br />
tenemos que creer que lo que perseguimos es el objeto de dicha actividad y no la actividad<br />
misma. Como bien señala Pascal, aunque el cazador no quiere la liebre, sino perseguirla,<br />
tiene que hacerse creer que lo que desea es obtener la liebre.<br />
Podría seguir considerando por qué la existencia normal <strong>del</strong> individuo poseído por el error llamado<br />
avidya o marigpa está signada por la carencia de plenitud, la insatisfacción, la incomodidad, la frustración y el<br />
sufrimiento (o sea, por el duhkha), pero creo que en casos como éste lo breve puede tener un mayor impacto.<br />
Lo esencial es que entendamos que, en tanto que persista el error llamado avidya o marigpa, jamás<br />
37 Normalmente, ambas cosas entran en juego para que en un primer momento aceptemos o rechacemos nuestras<br />
sensaciones, pero a la larga pueden entrar en juego otros elementos, que pueden volverse más determinantes que la calidad<br />
o intensidad (cantidad) de la sensación.<br />
38 Es bien sabido que a menudo los masoquistas que piden a sus parejas que los azoten aprendieron a disfrutar el placer<br />
porque durante su infancia, al ser azotados en ciertas partes <strong>del</strong> cuerpo, ello les estimuló sexualmente, lo cual les hizo<br />
aceptar la sensación de dolor y asociar la estimulación erótica con el ser azotados. Psicológicamente y sin restringir el<br />
masoquismo a la estimulación sexual por medio <strong>del</strong> dolor físico, en general la mencionada «desviación» tiene que ver con<br />
una autoimagen extremadamente pobre —y, según la explicación de Sartre en El ser y la nada, con la negativa a arriesgarse<br />
a ser rechazado—. Sin embargo, ninguna explicación <strong>del</strong> masoquismo físico puede ser comprensibles si se la<br />
entiende fuera <strong>del</strong> marco de la explicación que se propuso en el texto principal de este libro.<br />
39 Khor-lo.<br />
40 En otras obras he explicado esto en términos de la relación entre los dos hemisferios cerebrales y los dos tipos de<br />
proceso mental (el primario y el secundario) descritos por Freud en el Proyecto de una psicología para neurólogos de<br />
1895. Cfr. en particular: Capriles, Elías (1994), Individuo, sociedad, ecosistema. Ensayos sobre filosofía, política y<br />
mística. Mérida, Consejo de Publicaciones de la Universidad de Los Andes. El tema se trata en el segundo ensayo de<br />
dicho libro, titulado «Filosofía de la historia y teoría de la evolución social, política, económica y global de la humanidad».<br />
41 Pascal, Blaise, Pensamientos (pensamiento 223).