UNIVERSIDAD AUSTRAL DE CHILE - Ipef
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Cuando los factores relacionados a clima, física del suelo, agua disponible, calidad<br />
de planta y competencia de malezas, se acercan a las condiciones óptimas para el<br />
crecimiento, la adición de elementos nutritivos se convierte en el medio más directo<br />
para potenciar y mantener la productividad desde el inicio de las plantaciones. Según<br />
lo señalado por Schönau (1984) y Peñaloza (1997), la forma más común de elevar o<br />
restablecer la productividad de un sitio es a través de la fertilización.<br />
Los elementos nutritivos considerados esenciales para el crecimiento de las plantas<br />
suman alrededor de 16 (Rodríguez, 1993). Sin embargo, las mayores demandas en el<br />
establecimiento de las plantaciones se concentran en unos pocos elementos. Las<br />
respuestas son generalizadas a la adición de fósforo y en menor proporción al<br />
nitrógeno; aunque la mayoría de las veces se produce una acción sinérgica a la<br />
incorporación en conjunto (Will y Hodgkiss, 1977; Cromer et al., 1981; Mead, 1990;<br />
Allen y Colbert, 1998; Aparicio et al., 1999). Con respecto al potasio, en general las<br />
demandas ocurren cuando aumenta el crecimiento en biomasa (Bellote y Ferreira,<br />
1995), las mayores respuestas se verifican en suelos con varios turnos de cosecha,<br />
efectos similares también se han detectado con el calcio (Gonçalvez y Barros, 1998).<br />
De acuerdo con lo determinado por Barros y Novais (1996) en rotaciones de E.<br />
grandis de 8 años de edad, la acumulación de calcio en la biomasa puede alcanzar<br />
hasta 770 kg ha -1 . Como consecuencia, en suelos con bajos niveles de calcio<br />
intercambiable, la concentración en el suelo puede aproximarse a cero para el período<br />
de cosecha de la madera. De hecho, en estos suelos se han detectado hasta un 20%<br />
de incremento en volumen de fuste con la aplicación de cal, principalmente en suelos<br />
con más de una rotación de Eucalyptus sp. Con relación al nitrógeno y al potasio, las<br />
concentraciones en la biomasa alcanzan hasta 1300 y 700 kg ha -1 respectivamente, sin<br />
embargo, estos elementos nutritivos, en conjunto con el fósforo, son incluidos en todos<br />
los programas de fertilización de Eucalyptus sp.<br />
A su vez, las deficiencias de microelementos más frecuentes son de boro y en<br />
menor medida de zinc (Ballard, 1978; Mead 1990; Olykan et al., 1995; Toro, 1995;<br />
Gonçalvez y Barros, 1998), aunque en suelos fertilizados con dosis altas de nitrógeno y<br />
de fósforo se ha detectado deficiencia de cobre, cuando el suelo tiene niveles bajos del<br />
microelemento (Turnbull et al., 1994).<br />
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