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su trama a pesar de las voces asustadas, las protestas<br />
admirativas, los gritos de éxtasis y los lloros convulsivos;<br />
finalmente se hizo claro como el día que aquello<br />
no le costaba nada, que no sacaba esa abundancia de<br />
sus propios recursos: simplemente, reservas de otros<br />
confines se habían abierto, que no tenían nada en<br />
común con las medidas y los cálculos humanos.<br />
Alguien que estaba predestinado para comprender el<br />
sentido profundo de esa demostración volvió a su<br />
casa pensativo y deslumbrado, penetrado hasta el<br />
fondo del alma por la verdad que le había alcanzado:<br />
Dios es infinito…<br />
XI<br />
Este es el momento para desarrollar aquí un breve<br />
paralelismo entre Alejandro el Grande y mi persona.<br />
Alejandro el Grande era sensible a los aromas de los<br />
países. Su olfato presentía posibilidades inauditas. Era<br />
de esos a los que la mano de Dios roza el rostro durante<br />
su sueño, que tienen el conocimiento de lo que no<br />
saben y a través de sus párpados cerrados disciernen<br />
los reflejos de mundos lejanos. Pero él tomó demasiado<br />
al pie de la letra las alusiones divinas. Siendo un<br />
hombre de acción, es decir de poco espíritu, interpretó<br />
su misión como una misión de conquistador del<br />
mundo. Su corazón conocía la misma insaciabilidad de<br />
la que sufría el mío, los mismos suspiros agitaban su<br />
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