Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
paz de curar un simple catarro ni de impedir la rotura de<br />
un dique. Tomé conci<strong>en</strong>cia de que, tras <strong>el</strong> <strong>en</strong>tramado de liturgia,<br />
rezos y preceptos, debía de existir una causa, una<br />
verdad. «Nosotros no hemos seguido unas historias int<strong>el</strong>ig<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te<br />
inv<strong>en</strong>tadas», dice la epístola de uno de los<br />
apóstoles. Pero me habría parecido absurdo hacer la señal<br />
de la cruz o siquiera manifestar humildad, como es habitual<br />
<strong>en</strong> las misas. Y por más que contemplase la iglesia a<br />
mi alrededor, era incapaz de descifrar nada. El auténtico<br />
s<strong>en</strong>tido d<strong>el</strong> conjunto parecía ocultarse tras un muro de<br />
niebla.<br />
Abandonar la Iglesia, que desde hacía muchos años me<br />
parecía vacía y reaccionaria, no es fácil, pero regresar es<br />
mucho más difícil aún. Uno no sólo desea creer lo que<br />
sabe, sino también saber lo que cree. Montañas de preguntas<br />
insolubles obstaculizan <strong>el</strong> camino. ¿Es Cristo de verdad<br />
<strong>el</strong> hijo de <strong>Dios</strong>, que nos trajo la red<strong>en</strong>ción? Y <strong>en</strong> caso afirmativo,<br />
¿de qué <strong>Dios</strong> se trata? ¿Uno bondadoso que nos<br />
ayuda? ¿Un cínico, que, aburrido, sigue escribi<strong>en</strong>do línea a<br />
línea su gran libro de la vida? ¿Qué propósito alberga respecto<br />
a las personas que pued<strong>en</strong> incluso caer víctimas d<strong>el</strong><br />
poder d<strong>el</strong> maligno? ¿Para qué estamos aquí? ¿Qué hay de<br />
los mandami<strong>en</strong>tos? ¿Sigu<strong>en</strong> si<strong>en</strong>do válidos hoy? ¿Qué significan<br />
los siete sacram<strong>en</strong>tos? ¿Se oculta realm<strong>en</strong>te <strong>en</strong> <strong>el</strong>los,<br />
según se dice, <strong>el</strong> plan de toda la exist<strong>en</strong>cia? ¿Son todavía<br />
conciliables <strong>en</strong> <strong>el</strong> siglo xxi la fe y la vida, para aprovechar<br />
<strong>en</strong> <strong>el</strong> <strong>mundo</strong> moderno algo de los conocimi<strong>en</strong>tos básicos<br />
d<strong>el</strong> legado de la humanidad?<br />
En fin, demasiadas cuestiones para responderlas o experim<strong>en</strong>tarlas<br />
<strong>en</strong> poco tiempo. Muchas jamás podrán expresarse<br />
d<strong>el</strong> todo con palabras. Pero cuando <strong>el</strong> card<strong>en</strong>al Joseph<br />
Ratzinger, gran sabio de la Iglesia, se s<strong>en</strong>tó fr<strong>en</strong>te a mí<br />
<strong>en</strong> <strong>el</strong> monasterio y me contó con paci<strong>en</strong>cia <strong>el</strong> evang<strong>el</strong>io, la<br />
fe cristiana desde la creación d<strong>el</strong> <strong>mundo</strong> hasta su final, logré<br />
vislumbrar cada vez con mayor claridad algo d<strong>el</strong> mis-<br />
8<br />
terio que proporciona la coher<strong>en</strong>cia más profunda al <strong>mundo</strong>.<br />
En <strong>el</strong> fondo, acaso sea muy s<strong>en</strong>cillo. «La creación misma»,<br />
dice <strong>el</strong> sabio, «<strong>en</strong>traña un ord<strong>en</strong> <strong>en</strong> sí. A partir de él<br />
podemos leer los p<strong>en</strong>sami<strong>en</strong>tos de <strong>Dios</strong>... e incluso <strong>el</strong> modo<br />
correcto <strong>en</strong> que deberíamos vivir.»<br />
Munich, ij de agosto de 2000