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La Caída del Dragón y del Águila - World Center of Humanist Studies

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Con otro problema, acaso peor, tuvieron que lidiar aquellos conquistadores <strong>del</strong><br />

imperio británico, problema con el que se toparían después los atildados colonos <strong>del</strong><br />

Norte, en su progresión hacia el Oeste. Había otros grupos humanos que habitaban estas<br />

tierras que no entendían porqué debían dejar que estos salvajes intrusos se inmiscuyeran<br />

en su vida silvestre, ajena a la mentalidad pastoril, cultivadora o extractiva. No eran<br />

moabitas o amorreos sino cherokees, choctaws o mohawks. Luego habría que vérselas<br />

con dakotas, nachez, sioux, navajos y todas aquellas tribus que confusamente habitan<br />

nuestro paisaje cargado de celuloide cinematográfico.<br />

Para avanzar hacia aquellas tierras que seguramente se les aparecían como el Canaán<br />

de otros tiempos – relato que mantenían vivo diaria- y sobre todo dominicalmente –<br />

había que superar aquel escollo de culturas alejadas <strong>del</strong> dios único y – no siempre pero<br />

con frecuencia - renuentes a aceptar la dudosa <strong>of</strong>erta que los recién llegados hacían.<br />

Estos advenedizos pobladores, al igual que lo que sucedió miles de kilómetros más al<br />

sur, en el transcurso de las conquistas de las otras Américas, fueron la consumación de<br />

la plaga apocalíptica en estas tierras. Los investigadores coinciden que la principal<br />

causa en la reducción de las poblaciones autóctonas – estimadas diversamente (por la<br />

falta de información fehaciente) entre 1 millón y un número cercano a los 18 millones<br />

en los territorios de lo que hoy serían los Estados Unidos – fueron las pestes traídas por<br />

el invasor europeo, especialmente la viruela, desconocidas para el sistema inmunológico<br />

de los pueblos <strong>del</strong> lugar.<br />

A pesar <strong>del</strong> sometimiento que una cultura colonial y un proyecto expansivo<br />

impusieron, no todo fue conflicto en ese histórico encuentro. Un buen número de tribus<br />

se batieron en las luchas entre ingleses y franceses a ambos lados, algunas comerciaron<br />

con los extraños y como es de imaginarse – muchos se sintieron irremediablemente<br />

atraídos por las virtudes desconocidas <strong>del</strong> rival, llegando a establecerse múltiples<br />

encuentros de íntima naturaleza. No sabemos en que medida la atracción fue voluntaria<br />

o forzada con prepotencia. Dadas las circunstancias, es posible que lo segundo haya<br />

sido lo más frecuente. El cine, sin embargo, como en tantas otras oportunidades, ha<br />

acudido en ayuda <strong>del</strong> clásico intento norteamericano por barrer idílicamente las<br />

atrocidades, presentándonos la historia de amor entre una de las once hijas <strong>del</strong> jefe de la<br />

confederación Powhatan, Wahunsonacock (cuyo nombre Pocahontas, ya habrán<br />

adivinado nuestros lectores) y el aventurero británico John Smith, líder de Jamestown,<br />

poblado pionero de la colonia virginiana, en el cual apenas 150 colonos habían<br />

sobrevivido hacia 1610. Y aquella fiereza indómita de la que hacían gala aquellos seres<br />

de torso semidesnudo que se negaron a resignar su estilo de vida, aquella estructura de<br />

vida que exhibían, conectaba de cierto modo con aquel sueño de libertad y tolerancia<br />

que los propios invasores habían traído alguna vez. Según algunos investigadores, una<br />

parte <strong>del</strong> sentir y las formas organizativas de los indígenas habría influido positivamente<br />

– junto al republicanismo europeo – en la elaboración de las primeras formas<br />

constitucionales estadounidenses.<br />

Más allá de estos matices y contrariando el espíritu romántico debemos señalar a<br />

estas alturas que, paradójicamente y a pesar de que una importante porción de los<br />

habitantes de América evidencia raíces inmigratorias, el racismo fue tan constitutivo de<br />

la condición de origen de los Estados Unidos como la búsqueda de libertades.<br />

Y como veremos de inmediato, la aversión xenófoba no fue solamente dirigida<br />

contra negros e indios.

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