La Caída del Dragón y del Águila - World Center of Humanist Studies
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<strong>La</strong> revuelta de los barbijos<br />
Fue poco serio como comenzó todo aquello. Un grupo de jóvenes amigos chinos,<br />
tensos en lo inmediato por el alto costo de los estudios y la vida en general y<br />
preocupados por el freno que sentían en la restricción de horizontes vitales, decidieron<br />
expresarlo de algún modo. Algunos ídolos de la música y el cine habían comenzado<br />
poco antes ya a considerar la necesidad de un nuevo estilo de vida social, cuyo correlato<br />
sin duda debería ser un cambio institucional. Aquello amigos no desconocían que el<br />
gobierno estaba – a poco menos de un año <strong>del</strong> centenario de 1919 – atento a cualquier<br />
movimiento que pudiera ser considerado subversivo, por lo que decidieron proceder con<br />
cautela. De cualquier modo no pensaban en una proyección masiva o revolucionaria<br />
sino en una acción testimonial, que a la vez de granjearse la simpatía de sus coetáneos<br />
por sus características creativas, dejara en su interior la sensación de coherencia por<br />
haber aportado su opinión para beneficio de la comunidad.<br />
De esta manera, luego de varias sesiones de propuestas imaginativas, decidieron<br />
expresar la falta de expresión utilizando aquellos barbijos que habían llevado cuando<br />
niños, en el transcurso de un fuerte brote de gripe que sería luego declarado pandemia<br />
en razón de su rápida y transnacional expansión. Ninguno de ellos pensó por entonces<br />
cuán acertada sería la elección.<br />
El barbijo se prestaba muy bien para estos activistas improvisados como elemento de<br />
protesta no sólo por su bajo costo y facilidad de uso, sino también porque aludía de<br />
modo crítico a la sistémica polución ambiental, asunto que conectaba a los jóvenes de<br />
inmediato. Por último, no era desdeñable la cuota de ocultamiento que la pequeña<br />
máscara otorgaba, así como también el interesante efecto heroico psicológico y<br />
cinematográfico - al mejor estilo Ninja - que una futura amplia dotación de “barbijeros”<br />
dejaba flotando.<br />
El problema radicaba en decidir cómo y cuando usarlos para protestar, ya que<br />
imaginaban que si unos pocos jóvenes aparecían con barbijos en alguna calle céntrica o<br />
frente a algún edificio simbólicamente significativo, serían de inmediato interpelados<br />
por la autoridad y – una vez explicitados los motivos de tal aparición pública – retirados<br />
inmediatamente <strong>del</strong> lugar con consecuencias poco agradables. De esta manera, era clara<br />
la ineficacia e inconveniencia de hacerlo de ese modo.<br />
En posteriores <strong>del</strong>iberaciones, el grupo – que ya había sumado algunos entusiastas<br />
más – decidió dividirse en 3 columnas. <strong>La</strong> primera haría circular en persona y por<br />
medios electrónicos el rumor de que una nueva gripe estaba amenazando la salud,<br />
posiblemente desde territorios vecinos. El argumento <strong>del</strong> peligro exterior siempre<br />
hallaba lugar en la conciencia china y por ello era muy apto para reproducirse fácil- y<br />
rápidamente. El segundo grupo se dedicaría a difundir la presunción de que el Gobierno<br />
negaría de plano la existencia de tal brote pandémico, hecho motivado – según<br />
afirmaban los comunicadores - por el desprestigio y la inestabilidad que este tipo de<br />
acontecimiento suscita. <strong>La</strong> sospecha acerca de la negligencia gubernamental también<br />
era muy bienvenida como lugar común en la sociedad china <strong>del</strong> momento (como en casi<br />
todas las demás regiones <strong>del</strong> mundo), por lo que los autores contaban con que el<br />
contenido fuera ampliamente aceptado y la gente descreyera – al menos por precaución<br />
– de todo aviso <strong>del</strong> Estado respecto a desechar medidas de protección ante la gripe.