La Caída del Dragón y del Águila - World Center of Humanist Studies
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Urbanos…<br />
Remitiéndonos a las estadísticas poblacionales brindadas por las Naciones Unidas,<br />
constatamos que al momento de escribirse este estudio, aproximadamente la mitad de la<br />
población mundial es urbana. Para poner este hecho en perspectiva temporal, en 1950 el<br />
porcentaje de personas residiendo en zonas urbanas era de un 28 %. <strong>La</strong>s perspectivas<br />
futuras son más impresionantes y contundentes aún. Siguiendo a la misma fuente, la<br />
proyección de población urbana hacia mitad de siglo XXI – con una población total<br />
estimada de nueve mil millones de terráqueos – será de casi 69%<br />
Estudios de detalle revelan una gran cantidad de matices en este futurible general<br />
muy relevante. Esta tendencia a la urbanidad no quiere decir que la imagen apocalíptica<br />
de unas pocas megaconcentraciones vaya a concretarse. <strong>La</strong>s actuales megalópolis<br />
continuarán creciendo, pero a un ritmo menor que ciudades más pequeñas, que se harán<br />
más grandes. Por otra parte, es necesario tomar en cuenta que las mediciones efectuadas<br />
se basan en dispares conceptos de departamentos de estadísticas nacionales respecto a lo<br />
que debe considerarse “urbano”. Analizando un informe de las mismas Naciones<br />
Unidas respecto a estos criterios, vemos que en general, se toman asentamientos<br />
mayores a 1000 o 2000 personas como “ambiente urbano”, lo cual nos aleja de la<br />
imagen que uno concebiría sin tomar en cuenta estas puntualizaciones estadísticas. Aún<br />
así, todo indica que los seres humanos tenderán a concentrarse y a estructurarse en<br />
nucleamientos que a su vez tenderán a ser cada vez mayores, reduciéndose su velocidad<br />
de crecimiento a partir de ciertas dimensiones.<br />
Seguramente este proceso arranca en la historia humana desde el momento mismo<br />
<strong>del</strong> asentamiento agrícola pastoril y la formación posterior de las primeras ciudades. El<br />
nombre de la antigua Ur <strong>del</strong> patriarca Abraham en la Mesopotamia, significa en arameo<br />
simplemente “ciudad” (en hebreo actual “Ir”). A partir de allí, la atracción de la Urbe y<br />
los procesos migratorios fueron consolidando aquellas estructuras de población,<br />
atravesando los burgos hasta llegar a las ciudades de la actualidad. Sin duda que la<br />
industrialidad hacia finales de siglo XIX, in crescendo en todo el siglo XX, aumentaron<br />
esta inclinación migratoria. A partir de entonces, en los puntos de mayor “desarrollo”<br />
económico, enormes molochs fabriles engulleron a masas campesinas empobrecidas en<br />
búsqueda de sustento, aún bajo las más terribles condiciones laborales. Dichos cordones<br />
industriales se replicaron paulatinamente en la mayoría de los países surgidos en la ola<br />
descolonizadora de mediados de siglo XX. En dichas épocas, industria fue sinónimo de<br />
progreso y nadie quería quedarse atrás. El Homo Faber aparecía en toda su intensidad.<br />
Luego, según ya comentáramos antes, la liviandad reemplazó a la durabilidad, el<br />
láser dejó la afiebrada imaginación de soñadores futuristas para pasar a ser una<br />
tecnología de común utilización, todo se vistió de transistores, plaquetas y chips, la<br />
hasta entonces impensable comunicación inalámbrica estuvo al alcance <strong>del</strong> ciudadano<br />
común. Un mundo fantástico y etéreo abría sus puertas y constituía ahora “el mundo<br />
real”. Este aluvión de tecnología destruyó en parte lo que la promisoriedad industrial<br />
había despertado. Ya no eran largas filas de obreros enfundados en overoles de<br />
resistentes telas los que acudían diariamente a crear las mercancías, sino complejos<br />
sistemas robóticos y electrónicos que - tal como sucedía en las fantasías literarias poco<br />
antes – parecían poseer vida y pensar por sí mismos. El ideal capitalista de la<br />
prescindencia de mano de obra parecía plasmarse definitivamente. <strong>La</strong>s máquinas no<br />
formaban sindicatos ni presentaban problemas de presentismo por salud o motivos