12.05.2013 Views

La Caída del Dragón y del Águila - World Center of Humanist Studies

La Caída del Dragón y del Águila - World Center of Humanist Studies

La Caída del Dragón y del Águila - World Center of Humanist Studies

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

ecuperando ese dinero (o a veces más). Esas hipotecas, sin embargo, eran títulos<br />

estáticos, intransferibles. Allí apareció la maquinación financiera y subdividió tales<br />

hipotecas en pequeñas partes, transformándolas en una suerte de “acciones<br />

hipotecarias”, que comenzaron a ser compradas por inversores que apostaban a que el<br />

precio de las propiedades subiera y con ello sus porciones, produciéndoles ganancias.<br />

Hasta lo más ridículo se tornaba verosímil en este casino fantasmal, donde señores y<br />

señoras muy distinguidos compraban y vendían inexistencias a inversores desconocidos<br />

representados por bancos de inversión, también muy distinguidos pero cuyo respaldo<br />

real era también inexistente. Miles de operadores seguían con miradas concentradas los<br />

millares de pequeñas cifras electrónicas que destellaban desde monitores dispuestos en<br />

los espacios centrales de aquellos nuevos templos conocidos como Bolsas, donde el<br />

dinero era adorado y al cual todo era <strong>of</strong>recido en supremo sacrificio. <strong>La</strong>s<br />

gesticulaciones, los gritos y el estado de trance en el que parecían caer los acólitos en<br />

medio de un frenético ritmo, nos recordaba la embriaguez extática a la que se llegaba en<br />

antiguos rituales a través de la ingesta de sustancias que alteraban la conciencia. Por<br />

supuesto que dichas sustancias también tenían su lugar en la vida de los miembros de<br />

este nuevo culto regido por las “leyes de mercado”, con la salvedad que no eran<br />

aspiradas en recintos sacralizados sino en antros pr<strong>of</strong>anos, donde los cuerpos<br />

continuaban sus convulsiones al compás de estridentes músicas electrónicas.<br />

El culto también tenía oráculos llamados “consultores”, quienes llenaban toneladas<br />

de páginas escritas, millones de gigabites de literatura electrónica y millares de horas de<br />

programación televisiva pregonando recomendaciones. A ellos se acudía a por consejo<br />

y pr<strong>of</strong>ecía para saber qué comprar y qué vender.<br />

Pero no sólo en las Bolsas y los barrios circundantes la irrealidad financiera se había<br />

instalado en la conciencia de muchos como verdad mítica. En los rincones más alejados<br />

<strong>del</strong> planeta, una gran cantidad de personas verificaba diariamente alguna de estas<br />

variables económicas para saber que hacer. Así, en las cercanías de recónditos<br />

asentamientos precarios, el precio que un compravendedor de metales pagaba a aquel<br />

pobre que subsistía recogiendo piezas usadas, se regía por la cotizaciones de lejanas<br />

maniobras especulativas. Los agricultores ya no se ocupaban sólo de decidir el<br />

momento y las técnicas más propicias para la siembra y la cosecha, sino que además de<br />

lidiar con los vientos, las sequías y las plagas de insectos, también tenían que ocuparse<br />

de entender las variaciones bursátiles de los llamados “commodities”, ya que sus<br />

vaivenes podían aumentar abruptamente el rendimiento o echar por tierra todo su<br />

esfuerzo en un abrir y cerrar de ojos. Nuevamente estos modernos labriegos (y una<br />

legión de acopiadores, fabricantes de maquinaria agrícola, vendedores de semilla y<br />

fertilizantes y hasta el último almacenero y albañil en cada ciudad) pedían a fuerzas<br />

mágicas que fueran propicias para que el precio de lo sembrado resultara elevado.<br />

Tal economía holográfica no podía quedar impune. Y de este modo, algunos meses<br />

antes de finalizado el año 2008 un terremoto financiero sacudió ese mundo de<br />

proyecciones con pocas o nulas protecciones antisísmicas.<br />

A efectos <strong>del</strong> presente trabajo, alejado de precisiones y pretensiones economicistas,<br />

baste significar que los precios de las propiedades en los Estados Unidos comenzaron a<br />

perder abruptamente su valor. Se descubrió que los bancos, aparentemente sólidos y<br />

rigurosos en su labor crediticia, no sólo habían prestado dinero a cualquiera, sino que

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!