La Caída del Dragón y del Águila - World Center of Humanist Studies
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etc.) será un asunto monitoreado cuidadosamente por la trenza multinacional, ya que a<br />
través de estos ocultos técnicos no elegidos por nadie (salvo por ellos), se podrá <strong>del</strong>inear<br />
una “letra chica” favorable a la expansión corporativa.<br />
Todo esto sucede así en las democracias occidentales. En los países de Oriente, las<br />
cuestiones son más directas. Allí el tejido entre política, tecnología y corporaciones de<br />
negocios está íntimamente entrelazado. Por ejemplo en Japón, donde las empresas son<br />
las que controlan el ministerio de Industria y Tecnología o en China, donde uno de los<br />
principales objetivos <strong>del</strong> gobierno ha sido (al menos en las tres últimas décadas) la<br />
extensión <strong>del</strong> negocio de corporaciones propias y ajenas. El poderío económico de los<br />
“tigres <strong>del</strong> Asia” no se basa – como se quiere hacer creer – en la libre iniciativa o en la<br />
capacidad emprendedora o en la libre competencia, sino bien por el contrario, en una<br />
rígida política corporativa que subordina cualquier valor personal o colectivo al <strong>del</strong><br />
“bienestar empresarial”.<br />
Lo que hemos comentado hasta aquí sobre el poder corporativo ha sido ya dicho<br />
muchas veces y documentado pr<strong>of</strong>usamente. Sin embargo no podríamos llegar a decir lo<br />
que en realidad queríamos sin este abultado preámbulo.<br />
Está a la vista que la democracia se ha convertido en una formalidad absurda en la<br />
mayoría de los países y aún así, pese a todo esfuerzo corporativo, los pueblos<br />
comienzan a sentir la putrefacción que no puede ser ocultada. El rechazo visceral que<br />
los políticos pr<strong>of</strong>esionales encuentran en cada vez mayores sectores de la población, fue<br />
en su momento funcional a los intereses privados, ya que justamente socavaba el<br />
respaldo popular a cualquier intento de insurrección ideológica a la imposición de la<br />
“libertad de empresa”. Ese mismo rechazo ha hecho alejar a los conglomerados<br />
humanos de la participación política, dejándola en manos de una casta de serviles<br />
pr<strong>of</strong>esionales <strong>del</strong> discurso y la intriga, fáciles presas <strong>del</strong> dinero corporativo. Sin<br />
embargo, la falta de legitimidad <strong>del</strong> acontecer político también produce problemas, ya<br />
que el malestar difuso de las poblaciones tiende a acumularse en ciertos momentos y a<br />
desechar por completo el mentiroso armado.<br />
Así las cosas, creemos que – tal como sucede hoy en los países asiáticos – las<br />
corporaciones tenderán a explicitar a la democracia como un sistema débil, ineficaz,<br />
corrupto y alejado <strong>del</strong> sentir popular, para proponer una especie de “corpocracia”, una<br />
monstruosa deformación de aquél “gobierno de los mejores” platónico, quien será la<br />
verdadera encargada de producir la felicidad social.<br />
Por supuesto que a tales efectos, se recurrirá a explicar la complejidad <strong>del</strong> mundo<br />
actual y la necesidad de conocimientos técnicos y científicos superiores para gobernar.<br />
Esto nos recuerda aquel positivismo político tan en boga a comienzos <strong>del</strong> siglo XX y<br />
que llevó incluso a la creación de “partidos científicos”.<br />
Si la respuesta de los pueblos a tamaña propuesta es esquiva, habrá muy fuertes<br />
conmociones sociales que será necesario reprimir en nombre <strong>del</strong> “orden público”. De<br />
esta manera, posiblemente las corporaciones tiendan al financiamiento directo de<br />
policías y ejércitos, para asegurarse sus lealtades. En el mejor de los casos, la<br />
corpocracia podría elegir una mujer pr<strong>of</strong>esional de entre sus filas para “gobernar el<br />
país”, bien acompañada de asesores a sueldo de las empresas. Pero en varios casos, para<br />
garantizar la paz social, nos parece que los personajes elegidos por la corpocracia serán