Logística: Matemáticas y Ejército I. - Universidad de Zaragoza

de piloto, tenía el posee (actual 5.5.5.5) de francés y sabía
inglés y árabe, fue profesor de las escuelas regimentales de
casi todas las unidades de guarnición donde estuvo destinado
y finalmente, y muy especialmente, fue miembro de la
Comisión Organizadora de la Academia General Militar
y su primer Jefe de Estudios escribiendo posteriormente
sus reflexiones sobre la enseñanza militar en una obra
increíblemente inédita conocida como “Las Normas
Pedagógicas de Campins”.
En lo personal sabemos que Campins era un hombre
religioso y conservador, considerado por todos como de
derechas, amante de su familia y respetado por sus amigos
y conocidos por su firmeza de carácter y su honradez.
En definitiva, Campins fue un hombre con tal cantidad
de valores humanos, morales, intelectuales y militares que
debería haber sido una figura clave para explicar la historia
militar española del primer tercio del siglo XX, a la vez
que servir de modelo a imitar. Sin embargo, las trágicas
circunstancias que rodearon su muerte han podido más
que los largos años de vida modélica y hoy día Campins
está llamado a engrosar la larga lista de figuras históricas
relevantes tragadas por el olvido.
Por haber tenido lugar recientemente el 75 aniversario
de su ejecución, nos vamos a centrar a continuación en las
circunstancias inmediatas que dieron lugar a tan fatal y
funesto desenlace, dejando para posterior ocasión repasar
otros aspectos de su biografía, en especial su labor en relación con la creación
de la Academia General Militar en Zaragoza y su papel como Jefe de Estudios.
El ascenso a General
El Coronel Campins que se había ganado los ascensos a Comandante y
a Coronel por méritos de guerra luchando en Marruecos estuvo a punto de
no ascender a General. Campins había ascendido a Coronel el 3 de febrero de
1926, pero no fue ascendido a General hasta el 7 de mayo de 1936, es decir más
de diez años después. Profesionalmente no existían razones objetivas para tal
postergación pero en aquellos años tan convulsos y politizados pesaban en su
contra la idea que se tenía de él como militar religioso y de derechas así como
el apoyo de otros generales “sospechosos” para el gobierno republicano: Goded,
Cabanellas, Fanjul y especialmente Franco, entre otros. A su favor corría,
indiscutiblemente su impecable hoja de servicios, el informe favorable del
Consejo Superior de la Guerra, la opinión que de él tenían los que lo conocían
y el apoyo de algunos generales de garantía para el gobierno republicano como
Batet y especialmente Manuel de la Cruz, en aquel momento Subsecretario
del Ministerio de la Guerra. Finalmente fue ascendido estando mandando el
Regimiento de Infantería nº 5, en Zaragoza.
El destino a Granada
La alegría de Campins por su ascenso a General se vio pronto empañada
al ver que no le daban ningún destino. Él mismo llegó a escribir en su diario
que “… creía que no me colocarían por considerarme derechista ..”, pero tras
dos meses de espera, el 6 de julio, recibe una llamada del Subsecretario para
ofrecer las dos vacantes que existían de General de Brigada, una en Bilbao
y otra en Lérida, aunque también podría optar a la de Granada dado que el
Ministro “tenía previsto hacer ciertos cambios en profundidad en el seno del
Ejército” y en ellos entraba esta Plaza.
En realidad se trataba de destituir al general Llanos Medina por los
reiterados informes del Gobernador Civil de Granada, Ernesto Vega Manteca,
sobre la actitud y comportamientos antirrepublicanos de este General y tras
detectar los servicios de inteligencia gubernativos una reunión de este con el
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General Queipo de Llano a primeros
de julio; pero de esto, nadie le dijo
nada a Campins.
La familia Campins estudia la
oferta y decide que la mejor opción
es Granada porque tenía Universidad
y eso facilitaba los estudios de los
hijos. Al día siguiente, 7 de julio,
Campins comunica su preferencia al
Subsecretario y toda la lentitud para
ascenderlo y ofrecerle un destino se
tornan ahora en prisas puesto que
esa misma noche, lo vuelve a llamar
el Subsecretario para decirle que
mañana, 8 de julio, se publicaba el
cese del General Llanos y su destino
a Granada y que debía incorporarse
con urgencia.
Siguiendo las instrucciones
de urgencia, el mismo día 8 va a
despedirse del Gobernador Militar
de Zaragoza, General Miguel
Cabanellas, quien, aún estando
al tanto de los acontecimientos y
habiendo sido su anterior jefe y
viejos conocidos desde los tiempos
de África, no le dice nada de lo que
va a encontrarse en Granada, aunque
según recogió en su diario, se quedó
con la sensación de que “parece estar
informado de algo, pero no dice qué”.