Logística: Matemáticas y Ejército I. - Universidad de Zaragoza

Hasta que las fuerzas se lo permitieron no dejó
de asistir a todas las clases que pudo, tanto en Madrid,
incluidas las del Curso de Geodesia y sus prácticas, como
de la Sección Delegada de Zaragoza. Seguía muy de cerca
las acciones de sus Profesores, siempre tenía palabras
cariñosas, amables y de ánimo para ellos, incluso cuando
implícitamente se apreciaba algún “Toque” para mejorar
(Esto ya lo decían las antiguas Ordenanzas sobre la forma
de Mando de los Cabos del Ejército: “Graciable en lo que
pueda y respetuoso, aún cuando reprenda”).
En mis despachos con él, pude comprobar la
templanza y capacidad de decisión, la asunción de
riesgos y responsabilidades y, siempre, la preocupación
por el cumplimiento de sus cometidos y el bien de sus
Subordinados.
Animaba siempre a todos los alumnos de la Escuela,
Oficiales y Suboficiales, con la mayor de las humildades,
apoyándolos y animándolos a pesar de ser todos personas
con sus problemáticas particulares el la “Retaguardia
familiar”.
Creo que todos habéis escuchado alguna vez esta
frase, procedente del Evangelio de San Mateo 7, 15 – 20:
“Por sus obras los conoceréis”
Quien haya estado cerca de “Rafa” Ezquerro habrá
visto cómo vivió, cómo actuaba en diferentes ocasiones,
cómo fue su vocación de decidir con Justicia, cual fue su
ejemplo como persona y Oficial del Ejército.
¿Os “Suenan” estos verbos y virtudes?:
Obedecer, No pedir, No rehusar, Cortesía, Buen
Trato, Verdad, Bizarría, Crédito, Opinión, Constancia,
Paciencia, Humildad, Obediencia, Honor.
44 ARMAS Y CUERPOS
Lo anterior, como bien sabéis, es un resumen
de algunas de las características que esta Academia
General Militar, y los que en ella nos dedicamos a
vuestra formación, tenemos la inexcusable obligación de
inculcaros antes que cualquier otra cosa ni conocimiento,
ya que de ello dependerá vuestra valía como Oficiales y
Defensores de España. El General Ezquerro aprovechó
su tiempo, exprimió el ejemplo de sus profesores y
compañeros, y fue un reflejo de todas estas virtudes.
El pasado día 8 de enero, justo tres años después de
hacerse cargo del Mando y Dirección de la Escuela de
Guerra, Dios se lo llevó y le libró del sufrimiento que le
acompañaba, en silencio y con resignación, desde hacía
tanto tiempo.
Su despedida fue proporcional a su vida y ejemplo. En
breves horas se movilizaron compañeros y subordinados
de toda España, que desde primera hora de la mañana
del día 9 de Enero colapsaron la sala de Directores de la
Escuela de Guerra, donde se había instalado la Capilla
Ardiente. Su funeral, en el Salón de Promociones de la
Escuela fue una demostración de su inigualable prestigio
y valía. Desde nuestro Ministro de Defensa hasta el último
componente militar y civil de la Escuela, con emoción y
lágrimas, abarrotaron las instalaciones para despedirse de
tan excepcional, y sinceramente creo que irrepetible, Jefe.
Solo me queda tener un cariñoso recuerdo para
Lourdes, su esposa, y sus hijos Marta y Jorge, que siempre
tendrán el orgullo de haber tenido a “Rafa” en sus vidas,
con la certeza de que ahora les cuidará desde el cielo,
donde no tengo ninguna duda que estará.