Logística: Matemáticas y Ejército I. - Universidad de Zaragoza

Luis Ibor García
FLORENCIA
Sobredosis de belleza terrenal
Dante, el gran poeta florentino, no tuvo ningún
reparo para describir a sus conciudadanos. Para él, eran
gente avara, envidiosa, superflua y muy quejicas, de
mirada penetrante y malas palabras. Paseando por la
ciudad pueden detectarse unos aires de grandeza, no solo
en el entorno, sino también altivez en los pobladores. Es
un evidente rasgo de auto estima. Definirlos tal como se
ven en el siglo XX es obligado: pulcros, educados, van
bien vestidos y sobre todo defensores de su pasado.
Estamos en una ciudad que fue cuna del
Renacimiento, dio figuras de la talla de Galileo, Miguel
Ángel, Leonardo da Vinci, Maquiavelo y un largo etcétera
y esta peculiaridad la conservan al detalle. En esta
localidad se forjó la cocina francesa, vio nacer a muchos
artistas europeos, creo la primera cátedra de griego del
mundo, inventó el italiano como lengua, sentó las bases
de la banca, nació la ópera, el
piano, también las primeras
gafas y algo más.
A los habitantes
locales les gusta que les
recuerden el pasado,
siguen disfrutando de
su gloria aunque no se
quedan atrás en los nuevos
campos de la modernidad
tecnológica o en la propia
moda. Tienen genio,
diligencia, entusiasmo,
talento y les gusta el
trabajo. La hospitalidad
está asegurada, suele ser
decorosa y solemne. Son
cultos, cívicos, toda una
huella del pasado. Quizás
Dante igual tendría que
variar la opinión de sus
paisanos si viviera este
momento.
ARMAS Y CUERPOS 75
La capital de la Toscana
Lleva consigo la definición que causa la belleza
natural, la flor. En esta ciudad es obligada la visita a las
calles, paseos, galerías y museos donde están expuestos
los grandes tesoros del arte del renacimiento italiano. Es
recomendable no perderse ni un detalle, apuntando en el
diario las vivencias para recordatorio futuro. Pasar horas
y días admirando arte es el premio que acompaña a la
conmoción vivida a cada paso. Un derroche esplendoroso
de frescos, estatuas, cúpulas y un incomparable marco
temático único en el mundo. Hay que recorrerla a pié,
porque toda su monumentalidad se encuentra en un
área muy reducida, a mano, y, no olvidar, que ofrece
refinamiento hasta en la cocina, pues comer en los
restaurantes locales es un verdadero lujo, de acuerdo, no
resulta nada de barato.
Calle típica. La adornan estatuas y museos.