Logística: Matemáticas y Ejército I. - Universidad de Zaragoza

Toda la ciudad es una obra de
arte tallada sobre mármol. No se debe
de olvidar la visita a la galería donde
está expuesto el David de Miguel
Ángel. Sin embargo, se dice que hay
personas que cuando entran en la
majestuosa iglesia de Santa Croce,
por ejemplo, se sienten aturdidas, no
saben donde mirar, con exceso de
palpitaciones, vértigo, en ocasiones
angustia o múltiples sensaciones
que las obligan a salir a tomar el aire
antes de finalizar la visita. Y este
detalle se puede extender en todo el
perímetro urbanístico. Es un síndrome
que la ciencia lo califica como el de
Stendhal y que por lo que dicen tarda
largo tiempo en desaparecer. Más hay
variadas alternativas para recorrer
la capital de la Toscana, la artística,
política, religiosa o histórica. Todo un
conglomerado muy difícil de digerir
si se va con prisa.
El conjunto ciudadano es una obra de arte
Ilustres edificaciones demuestran un pasado glorioso
La burguesía florentina se distingue a través de los tiempos especialmente
por sus actividades bancarias, lo que les permitió la adquisición de gran parte de
las fértiles tierras toscanas y también de poseer gran influencia en el gobierno
de la nación que no les libró en el siglo XII de entrar en el conflicto entre los
güelfos (representantes de los ricos burgueses) y gibelinos (que apoyaban a
la nobleza). Las diferencias se decantaron a favor de
los primeros. El predominio burgués duró hasta 1532
en el que toda la Toscana se transformó en herencia
familiar de los Medici, salvo el tiempo de ocupación
de las tropas de Napoleón. En 1860 Florencia se une
al reino de Cerdeña y, además, en el periodo de 1865
a 1871 fue capital del nuevo reino de Italia.
76 ARMAS Y CUERPOS
La familia de los Médici
En la mitad de la vieja plaza de
Florencia, resalta para la posteridad
el resplandor arquitectónico de
edificaciones únicas construidas
por una potentada familia que dejó
un extraordinario recordatorio:
los Médici. Ya en 1540, uno de
sus miembros, Cosme I, duque
de Florencia y después nombrado gran duque de
Toscana, afianza su dominio sobre el recién instituido
principado de Florencia.
El palacio se ha convertido en el centro
neurálgico de la vida urbana con unas calles
adyacentes que no desmerecen el encanto de la época
que en este momento es como ha sido siembre, muy
popular, bulliciosa y que compartían la clase adinerada
y sencilla.
Y si así se encuentran las edificaciones
actualmente se debe por la obsesión o pasión que
tenían los Medici en la construcción, convencidos en
la larga duración tanto o más que los levantados por
Roma. No solamente dejaron el sello en las decenas
de edificios de esta ciudad sino en lugares tan lejanos
como París o Jerusalén, ciudades donde el nombre de