Logística: Matemáticas y Ejército I. - Universidad de Zaragoza

Tiahuanaco y en el Templo de la Koricancha
de Cuzco, entre otros.
Este mundo se encontró en el año
1531 con Francisco de Pizarro y el resto
de conquistadores españoles, que habían
llegado desde España, con el apoyo del
emperador Carlos I, el cual había redactado
específicamente un convenio y firmado las
Capitulaciones de Toledo del 17 de agosto
de 1529, por las que se le nombraba al
primero en exclusiva, gobernador, capitán
general y adelantado de las nuevas tierras
conquistadas. Este detalle, tan importante
para Pizarro, le ocasionaría años después la
muerte a manos de los seguidores de uno de
sus socios de la empresa, Almagro.
Cuando estos conquistadores se toparon con el Imperio Inca, éste se
encontraba en plena guerra civil fraticida entre los hijos de Huayna Capac;
Atahualpa y Huascar. Totalmente sumergidos los conquistadores en el área de
poder incaica, y con la presión de los enemigos en la Corte, que buscaban despojar
de todos los derechos a Pizarro si éste no ofrecía resultados positivos y tangibles,
pero siempre acompañados de la idea del “no retorno” y la fe en encontrar riquezas
incalculables, el grupo se propuso no parar hasta encontrar lo que ansiaba.
Tras cientos de kilómetros recorridos, las tropas de Pizarro, con sus caballos
y arcabuces, fueron al encuentro del Inca Atahualpa en la fortaleza de Cajamarca,
que tras un episodio de subestimación del enemigo por parte del último, ya que
no contando con un ejército de nivel similar al de su nivel técnico, no tuvo en
consideración el poder español, cayó prisionero en manos de Pizarro. Comenzaba
entonces la búsqueda desesperada por parte de los conquistadores de encontrar
aquellas riquezas y oro que tantas veces habían oído contar a otros indígenas y
descubridores.
Pizarro presionó a Atahualpa para conseguir el oro que buscaba, llegando
a producirse el ofrecimiento por parte del inca de llenar una habitación de oro y
plata a cambio de que le respetaran la vida. Cumplida la propuesta, Pizarro acusó
a Atahualpa de diversos cargos y lo ejecutó el 26 de julio de 1533, aliándose con
la nobleza partidaria de Huáscar. Nombró rey inca a Túpac Hualpa, hermano del
ejecutado, para seguidamente conquistar la ciudad de Qosco en 1522, y fundar
la de Lima el 18 de enero de 1535.
Finalizada la etapa propia de conquista entre
los años 1532 y 1533, comenzaba la del dominio
español sobre lo que muchos años más tarde sería
conocido como el Perú. No cabe duda que uno
de los objetivos fundamentales, desde el punto
de vista táctico, fue el de apoderarse de la citada
ciudad de Qosco, el centro de gravedad de todo
el Tahuantinsuyo, como era nombrado el imperio
incaico en quechua, y que tras apoderarse de ella
fue rebautizada con el título de “La muy Noble y
Gran ciudad de Cuzco” el 23 de marzo de 1534,
construyendo una iglesia en la Plaza Mayor, a la
que los incas denominaban “plaza del guerrero”, y
asentando a los primeros colonos españoles a los
que se les hizo entrega de cierta cantidad de indios
para ser empleados como trabajadores.
No se pueden negar los actos de saqueo de
metales preciosos que se produjeron a lo largo
de toda la contienda y en los posteriores años de
34 ARMAS Y CUERPOS
dominio, por otro lado práctica común
en pueblos conquistadores, y no
solamente en la citada Cajamarca y en
diversos palacios señoriales, sino en la
propia ciudad de Cuzco, sobre todo en
el templo de la Koricancha. Éste último,
era un centro ceremonial conocido
como “el templo dorado”, dedicado
a la adoración del Sol, Inti, y recibía
este nombre precisamente porque la
construcción pétrea estaba forrada
superficialmente con planchas de oro
que fueron extraídas posteriormente
por los conquistadores y sobre el que
se construyó el convento de Santo
Domingo.
Al margen de lo anterior,
y envolviéndonos de cierto
romanticismo, el verdadero oro del
Inca aparecería siglos más tarde de la
mano de arqueólogos y exploradores,
que fueron sacando a la luz la amplia
panoplia de tesoros arqueológicos que,
siempre bajo la influencia del misterio
Vista del Lago Titicaca. Foto del autor.