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<strong>Revista</strong> <strong>de</strong> <strong>Temas</strong> <strong>Nicaragüenses</strong> <strong>No</strong>. <strong>12</strong> (Abril 2009)<br />
San Juan<br />
Por Ephraim George Squier<br />
Traducción <strong>de</strong> Blanca Estrada Cousin<br />
Gladys Montoya-Braton<br />
Gladys Montoya-Beaton gentilmente revisó esta traducción y le hizo importantes correcciones<br />
al texto. Inicialmente Gladys iba a hacer la traducción completa <strong>de</strong>l texto <strong>de</strong><br />
Squier, pero su trabajo <strong>de</strong> traductora en Canadá no le permitió entregar a tiempo la traducción.<br />
Sin embargo, robó tiempo a sus noches, sábado y domingo (21 y 22 <strong>de</strong> marzo) para<br />
revisar el texto <strong>de</strong> Blanca Estrada Cousin. Agra<strong>de</strong>cemos el trabajo <strong>de</strong> Gladys como colaboradora<br />
<strong>de</strong> la revista y por eso hemos incluido su nombre en la lista <strong>de</strong> colaboradores.<br />
La dirección tropical que se ha dado inci<strong>de</strong>ntemente<br />
a la empresa americana no es el menor <strong>de</strong> los<br />
resultados que han seguido a la adquisición <strong>de</strong> California<br />
y el <strong>de</strong>scubrimiento <strong>de</strong> sus tesoros <strong>de</strong> oro. Regiones<br />
antes <strong>de</strong>sconocidas, o conocidas vagamente en los cuentos<br />
exagerados <strong>de</strong> los bucaneros, don<strong>de</strong> el sol brilla verticalmente<br />
sobre altas montañas volcánicas y bosques <strong>de</strong><br />
ma<strong>de</strong>ras raras, y don<strong>de</strong> en los últimos años, un grupo <strong>de</strong><br />
repúblicas anárquicas nacieron sobre las ruinas <strong>de</strong> los virreinatos semi-bárbaros <strong>de</strong> la celosa y exclusiva<br />
España—estas regiones extrañas han llegado a ser familiares tanto a los habitantes <strong>de</strong> las costas<br />
áridas <strong>de</strong> Nueva Inglaterra como a los <strong>de</strong> las riberas <strong>de</strong>l turbio Mississippi. Miles y cientos <strong>de</strong> miles<br />
<strong>de</strong> hombres activos y aventureros han atravesado los mares don<strong>de</strong>, por doscientos años, y casi <strong>de</strong>ntro<br />
<strong>de</strong> la memoria <strong>de</strong> esta generación, la piratería era la regla en vez <strong>de</strong> la excepción. Estos hombres<br />
han cruzado el continente siguiendo las huellas <strong>de</strong> Pizarro y sus seguidores, y dando nueva vida y<br />
actividad a aquellas pintorescas ciuda<strong>de</strong>s antiguas en las cuales Drake y Morgan, y el resto <strong>de</strong> los<br />
<strong>de</strong>spreocupados viejos bucaneros, tan frecuentemente se atragantaron con el pillaje <strong>de</strong> los españoles.<br />
Y, tan prácticos como aventureros, sus ojos grises sin reposo han marcado nuevas rutas <strong>de</strong> viaje, y<br />
los sitios <strong>de</strong> nuevas ciuda<strong>de</strong>s, mejor adaptados a las necesida<strong>de</strong>s <strong>de</strong>l comercio y a los requerimientos<br />
<strong>de</strong>l tránsito que aquellos que por trescientos años han satisfecho un mundo aburrido. Con no menos<br />
romance que el <strong>de</strong>l matrimonio figurativo <strong>de</strong> Venecia con el Adriático, superado el celo práctico<br />
y la energía hercúlea, ellos han unido el Atlántico y el Pacífico con una cinta <strong>de</strong> hierro, y están buscando<br />
romper las barreras que los divi<strong>de</strong>n, y mezclar sus aún separadas aguas.<br />
El in<strong>de</strong>finido terror <strong>de</strong> los climas tropicales, los peligros que se supone acechan <strong>de</strong>bajo <strong>de</strong> su<br />
exterior atractivo—fiebres mortales, reptiles venenosos, y feroces bestias <strong>de</strong> presa— se sabe que<br />
eran un poco más que simple conjeturas; y la experiencia ha mostrado que, con raras excepciones, en<br />
las costas bajas, don<strong>de</strong> llueve a diario, interrumpidas por fieros intervalos <strong>de</strong> luz solar, ha forzado la<br />
naturaleza vegetal una exuberante espesura, y ha creado las selvas <strong>de</strong>nsas, húmedas, el lugar <strong>de</strong><br />
nacimiento y el hogar <strong>de</strong> la malaria —que en otra parte, entre las sabanas abiertas, en los llanos y las<br />
terrazas elevadas <strong>de</strong>l interior, y a lo largo <strong>de</strong> los flancos <strong>de</strong> sus serranías, la naturaleza ha prodigado<br />
sus regalos más ricos, los productos <strong>de</strong> cada zona, y <strong>de</strong> un clima <strong>de</strong>l salubridad sin igual. Fue en los<br />
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