15.05.2013 Views

No. 12 - Revista de Temas Nicaragüenses

No. 12 - Revista de Temas Nicaragüenses

No. 12 - Revista de Temas Nicaragüenses

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

<strong>Revista</strong> <strong>de</strong> <strong>Temas</strong> <strong>Nicaragüenses</strong> <strong>No</strong>. <strong>12</strong> (Abril 2009)<br />

che pasó sin <strong>de</strong>scanso. Todos sentimos calambres en el cuerpo por el largo confinamiento en posiciones<br />

constreñidas; y ningunos, me temo, cabalmente apreció el paisaje, doblemente hermoso en la<br />

mañanita. Habíamos alcanzado el punto <strong>de</strong> la divergencia <strong>de</strong> la boca <strong>de</strong>l río Colorado, en don<strong>de</strong> las<br />

orillas son todavía más elevadas, y los altos árboles, cubiertos todos con enreda<strong>de</strong>ras, comenzaron a<br />

aparecer levantándose sobre las agraciadas palmas. Los pájaros <strong>de</strong> variado plumaje echaban un vistazo<br />

<strong>de</strong>ntro y fuera <strong>de</strong> la selva; las grúllas y otras aves acuáticas posaban sobriamente a lo largo <strong>de</strong> las<br />

barras <strong>de</strong> arena, o volaban perezosas encima <strong>de</strong> la corriente mientras nos acercábamos. Ocasionalmente<br />

un par <strong>de</strong> lapas ver<strong>de</strong>s batían sus alas lentamente sobre nuestras cabezas, casi ensor<strong>de</strong>ciéndonos<br />

con sus notas discor<strong>de</strong>s. La niebla acechaba aquí y allí en las curvas <strong>de</strong>l río y en oscuros recesos;<br />

pero cuando se presentó el sol se dispersó gradualmente. A las ocho, el barco fue amarrado a la<br />

sombra <strong>de</strong> un árbol gigantesco; y pronto el fuego ardió en la orilla, y nos olvidamos, en el olor <strong>de</strong><br />

nuestro humeante café, <strong>de</strong> los malestares <strong>de</strong> la noche.<br />

El gobierno <strong>de</strong> San Juan, en <strong>de</strong>fecto <strong>de</strong> cualquier otro, había ampliado su jurisdicción río<br />

arriba, y su gente había hecho puestos en varios puntos <strong>de</strong> sus orillas. Cerca <strong>de</strong> mediodía llegamos a<br />

una isla gran<strong>de</strong> que un colono empren<strong>de</strong>dor había <strong>de</strong>spejado <strong>de</strong> la foresta y abastecida con plátanos,<br />

yucas, y otras necesida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> la vida. Había levantado una casa <strong>de</strong>cente, y se había establecido allí<br />

permanentemente con su familia. La transformación que cuatro años habían logrado en el puerto no<br />

me impresionó tan fuertemente como este puesto en medio <strong>de</strong> la selva. Empresa e industria tienen<br />

siempre respeto; pero cuando atestiguamos su <strong>de</strong>sarrollo bajo tales circunstancias, <strong>de</strong>spiertan el<br />

lenguaje <strong>de</strong> la admiración. <strong>No</strong> pudimos resistir el impulso <strong>de</strong> <strong>de</strong>tenernos y felicitar a nuestro<br />

paisano por su éxito. Lo encontramos, verda<strong>de</strong>ro ejemplo <strong>de</strong> su tierra nativa, ocupado afanosamente<br />

con sus cosechas. Sentía un orgullo honesto en <strong>de</strong>mostrarnos sus mejoras, y explicar sus planes para<br />

el futuro; y lo <strong>de</strong>jamos con la convicción que las semillas <strong>de</strong> la civilización sembradas por tales<br />

manos <strong>de</strong>ben en última instancia llevar al a<strong>de</strong>lanto y gloria <strong>de</strong> la humanidad.<br />

El día siguiente, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> una noche <strong>de</strong> lluvia, <strong>de</strong> la cual nuestro toldo no pudo protegernos<br />

enteramente, mojados y no en el mejor <strong>de</strong> los genios, alcanzamos el punto don<strong>de</strong> los nicaragënses<br />

se habían fortificado a sí mismos en su encuentro final con los ingleses en 1848, en la confluencia<br />

<strong>de</strong>l río Sarapiquí con el San Juan. Aquí, también, la civilización se había enraizado. Un alemán<br />

empren<strong>de</strong>dor, naturalizado en los Estados Unidos, había hecho amplios claros en ambas orillas <strong>de</strong>l<br />

río, e, igual que su vecino (sólo veinte millas abajo), había comenzado una plantación que prosperaba.<br />

Estaba todavía en su infancia, pero lucía muy prometedora para el futuro.<br />

El SITIO DE HIPP<br />

Aquí recibimos un agradable cordial saludo, y paramos para cenar. Nuestro amigo Hipp,<br />

<strong>de</strong>safortunadamente, era soltero, y tenía que guisar su propio comida. Pero, qué, con nuestras provisiones<br />

y las suyas, hizo una cena ese día que un lord podía envidiar. Nuestro comedor, es verdad,<br />

estaba construido <strong>de</strong> postes y cubierto con paja, y el piso hecho <strong>de</strong> las hojas partidas <strong>de</strong> la palma<br />

mientras que nuestra mesa consistió en dos tablones colocados lado a lado; pero teníamos lo que era<br />

lo mejor <strong>de</strong> todo, alegría y apetito.<br />

Experimenté una sensación casi <strong>de</strong> triunfo al atestiguar la empresa que estaba así reclamando<br />

la selva. Cuando pasé primero río arriba, había comtemplado el advenimiento <strong>de</strong>l portador <strong>de</strong>l<br />

hacha, pionero <strong>de</strong> la civilización, como un acontecimiento inevitable, pero algo que no podría<br />

76

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!