ELPMUNDOEDICION:

EL MUNDO, MIERCOLES 6 DE ABRIL DE 2005 37
ECONOMIA
CONCLAVE EN LA CEOE / El presidente del Gobierno se reunió ayer con la cúpula empresarial e hizo un repaso de la
política laboral y fiscal / Cuevas propone un nuevo contrato ‘temporal’ vinculado a una producción determinada
Zapaterotranquilizaalosempresarios:«Nohabrá
semanade35horas,enEspañahayquetrabajarmás»
C. SEGOVIA / M. RECUERO
MADRID.– «En este país hay que trabajar
mucho, hay que trabajar más».
El presidente del Gobierno, José Luis
Rodríguez Zapatero, tranquilizó
ayer a la cúpula de los empresarios
españoles y descartó que vaya a incluir
en la reforma laboral la semana
de 35 horas, pese a que es una vieja
reivindicación de la izquierda.
En un almuerzo mantenido ayer
con el comité ejecutivo de la patronal
CEOE y destacados empresarios españoles,
el jefe del Gobierno despejó
inquietudes y resaltó que tampoco
percibe ya presión sindical para implantar
esta medida, según señalaron
algunos asistentes a este diario.
En un clima distendido, el culé jefe
del Ejecutivo señaló al presidente
de ACS y del Real Madrid, Florentino
Pérez, que se aplicara el cuento
de que hay que trabajar más en España
si quiere que el equipo blanco
gane este fin de semana al Barcelona
en la liga de fútbol.
Al almuerzo asistieron 42 personas.
Zapatero acudió acompañado
de los ministros de Economía y Trabajo,
Pedro Solbes y Jesús Caldera, y
de su asesor económico, Miguel Sebastián,
entre otros colaboradores.
Por parte empresarial, además
del presidente de la CEOE, José María
Cuevas y su comité ejecutivo,
asistieron, entre otros, los presidentes
de Telefónica, César Alierta; de
Ferrrovial, Rafael del Pino; de Eulen,
David Alvarez; y del grupo Pascual,
Tomás Pascual. No hubo paridad
de sexos ni en la representación
gubernamental ni empresarial. La
única mujer presente entre los comensales
fue la presidenta de Unespa,
Pilar González de Frutos.
Zapatero quiso, en todo momento,
resaltar la importancia que da el
hecho de que exista un buen clima
empresarial en España, además de
sacudirse la imagen de imprudente
y excesivamente escorado a la izquierda
que aún mantiene en sectores
del poder económico del país.
e Financiación autonómica. Rodríguez
Zapatero descartó una ruptura
del modelo de financiación autonómica
actual. «Fue muy rotundo en
contra de que se vaya a romper la
caja única de la Seguridad Social o
que haya comunidades que obtengan
tal nivel de financiación que
puedan ofrecer servicios de más calidad
que en otras», según informaron
a EL MUNDO.
Cuevas pidió al Gobierno que impida
que la reforma de los estatutos
autonómicos supongan una ruptura
de la unidad del mercado español.
Rodríguez Zapatero aseguró que
eso no ocurrirá, según la versión recabada
por este diario.
e Elecciones autonómicas. El presidente
de Confebask, la patronal vasca,
Román Knörr, mostró su preocupación
por los resultados de las próximas
elecciones vascas (17 de abril)
y las consecuencias que pueda tener
una revalidada victoria del PNV. Rodríguez
Zapatero le matizó que no ve
tan clara la victoria nacionalista y se-
Rodríguez Zapatero sonríe al ser sujetado por el responsable de la CEOE, José María Cuevas, oculto tras el presidente. / JOSE AYMA
JOSE MARIA CUEVAS / Presidente de los empresarios
El hombre que siempre está detrás
Por algo es presidente de la Confederación
Española de Organizaciones
Empresariales (CEOE)
desde 1984.
José María Cuevas ha visto
pasar ya a tres presidentes del
Gobierno desde que él está al
frente de la patronal empresarial
e intenta mantener buenas
relaciones con todos por la
cuenta que le trae si quiere ser
interlocutor para reformas económicas
y laborales.
Cuando llegó a la cúpula de
los empresarios, en sustitución
de Carlos Ferrer Salat, tuvo que
lidiar con un Felipe González
con el que, al principio, las cosas
iban mejor de lo que cabía
pensar hasta la huelga general
del 14-D.
Con José María Aznar hubo
un inesperado clima inicial de
calma social que facilitó su tarea,
aunque se complícó en la
segunda Legislatura con la huel-
ga general del 20-M. En cualquier
caso, las relaciones con José
María Aznar nunca gozaron
de una particular química personal.
En el momento de la sucesión,
Cuevas quería que quien
tomara el relevo de Aznar fuera
el vicepresidente, Rodrigo Rato
y llegó a hacer público sus temores
de que Mariano Rajoy fuera
menos ortodoxo en política económica.
Pero no ganó Rajoy. El hombre
que siempre está detrás, como
en la imagen que acompaña
a este texto, tenía algo ganado
con el nuevo inquilino de La
Moncloa.
Cuevas conoció a Rodríguez
Zapatero cuando éste era un diputado
leonés en el Congreso.
Coincidieron en alguno de los
encuentros de empresarios castellanoleoneses
que organizaba,
entre otros, David Alvarez, el
propietario del grupo Eulen y de
los vinos Vega Sicilia, quien tiene
amistad con Cuevas.
Cuando Rodríguez Zapatero
logró, en 2000, imponerse a José
Bono en la carrera por el liderazgo
del PSOE, Cuevas prestó
más atención a esa relación.
Aunque José María Aznar,
con mayoría absoluta, auguraba
un largo camino en el desierto al
jefe de la oposición, Cuevas olfateó
algo en su casi paisano –Zapatero
es de León y el presidente
de la patronal es palentino–.
Con ese instinto, el presidente
de la patronal cuidó el contacto
con Rodríguez Zapatero. No se
puede decir que hubiera una relación
de amistad entre ellos,
pero sí de cordialidad y simpatía.
En este caso, sí que ha habido
una «buena química» que
ahora le reporta al casi eterno
patrón de los empresarios una
posición de acceso al Palacio de
la Moncloa más confortable.
ñaló que las encuestas de las que él
dispone muestran un alto número de
indecisos, incertidumbre que «manifiesta
que algo está pasando».
Según dio a entender el jefe del
Gobierno a los empresarios, o el
PNV no gana o, si gana, lo hará por
menor margen y, por tanto, se verá
obligado a negociar más con las
fuerzas constitucionalistas. Más rotundo
se mostró con las próximas
elecciones gallegas, en las que dio
por seguro un cambio en la Xunta y
la salida del PP del poder.
e Reforma fiscal. «Os habréis quedado
tranquilos con la reforma fiscal»,
ironizó Zapatero a los empresarios.
El presidente respaldó las líneas expuestas
por Solbes la semana pasada
y que suponen un cambio suave.
Subrayó además que el coste de la
reforma del IRPF va a ser muy inferior
al que supuso las sucesivas modificaciones
introducidas por el PP.
«¿Qué nos va a costar? ¿Mil quinientos
millones de euros?», dijo el presidente
mirando a Solbes. «Lo que
marque la ley», bromeó el vicepresidente,
que no vio oportuno mojarse.
El jefe del Gobierno garantizó
también que él quiere estabilidad en
las cuentas a lo largo de la legislatura
y aseguró, entre bromas, que la
habrá «si Pedro sigue haciendo lo
que debe y otros no se empeñan en
que haga lo que no debe». Los asistentes
miraron sonrientes hacia Jesús
Caldera, al que se atribuye fuerte
presión de gasto sobre Solbes. Pero
aquel optó también por sonreir.
e Nuevo contrato de CEOE. El Gobierno
no emprenderá ninguna reforma
de abaratamiento de despido
o modificación de contratos, porque
prima el diálogo social, según dijo el
presidente. Zapatero espera que el
proceso negociador entre empresarios
y sindicatos «dé resultados».
Precisamente, en la mañana de
ayer, Cuevas decidió revolucionar el
mercado laboral y proponer al Gobierno
y a los sindicatos un nuevo
modelo de contratación. El presidente
de los empresarios aprovechó su
comparecencia en el Club Empresarial
Alta Gestión para anunciar que
llevará a la mesa de negociación de
la reforma del mercado laboral un
nuevo contrato por obra y servicio de
duración determinada.
Se trata de un tipo de contratación
estable, de más duración, pero
sin ser el contrato indefinido que se
conoce actualmente. El secreto está
en que el periodo de trabajo coincida
con una etapa de producción. El
presidente de la CEOE explicó que
para poner en marcha este modelo
no sería necesario introducir ninguna
disposición legal, sino que bastaría
con que se autorizase su negociación
en los convenios colectivos.
Los sindicatos criticaron duramente
la propuesta de Cuevas. UGT
la tachó de ser una antesala que conducirá
a la precariedad en el empleo.
CCOO, por su parte, prefirió
no hacer valoraciones e instar al Gobierno
a que convoque lo antes posible
la mesa negociadora.
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