ELPMUNDOEDICION:

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FUTBOL / A CUATRO DIAS DEL CLASICO
EL MUNDO, MIERCOLES 6 DE ABRIL DE 2005
DEPORTES
Frank Rijkaard dirige a los suyos durante un partido en el Camp Nou. / JIM WATSON / AFP Arrigo Sacchi, en su presentación como director de fútbol del Madrid. / C. BARAJAS
Rijkaard según Sacchi
«FRANK ES UNA DE LAS PERSONAS MAS HONESTAS QUE HE CONOCIDO EN MI VIDA» K «ME HABLO
DE SU FICHAJE POR EL BARCELONA Y LE DIJE QUE, SI SE SENTIA CAPACITADO, JAMAS DEBIA DUDAR»
CARLOS E. CARBAJOSA
MADRID.– Seguramente no se hablen
antes del partido. Después, no
habrá charla, ni bronca. Es más, si
Sacchi felicita a Rijkaard será malo,
muy malo para él. El gran clásico de
la próxima jornada tiene un montón
de aristas, de matices, de duelos internos.
Uno de ellos será realmente
especial. En eslabones diferentes de
sus diferentes cadenas de producción,
el choque entre Sacchi y Rijkaard
es, quizá, el que tiene una historia
interna más rica, más intensa,
marcada sin duda alguna porque los
dos de la mano, uno como jefe y otro
como discípulo aventajado, asombraron
al mundo a través de un equipo
descomunal, el Milan demoledor
de los 80 y 90, el Milan de los holandeses,
el Milan de Sacchi.
El italiano forma desde aquella
época parte de la gran historia del
fútbol europeo. De su mano, el Milan
conquistó todo lo que le pusieron a
su paso y se adueñó del Viejo Contienente.
Y algo más, porque sus dos
Copas de Europa (1989 y 1990) le
abrieron las puertas del mundo: dos
Copas Intercontinentales.
Sacchi (Fusignano, 1946) llegó al
Milan en 1987, objeto de deseo de
Silvio Berlusconi, propietario del
club lombardo desde un año anterior.
El trabajo del técnico en el Parma,
al que le había librado de la
muerte deportiva en los bajos fondos
del calcio, ya le hicieron acreedor de
un brillo especial.
Rijkaard (Amsterdam, 1962) tenía
25 años cuando Sacchi se enamoró
de él en el Ajax. Un año después de
que el italiano iniciara su leyenda en
el Milan, el poderoso centrocampista
se incorporó al conjunto italiano, y
allí comenzó una relación especial.
Los títulos llegaban por todos los
sitios, y no sólo se trataba del qué, sino
del cómo. La fortaleza con la que
trabajaba aquella apisonadora era
impresionante: Maldini, Barsesi, Donadoni,
Costacurta, Van Basten, Gullit,
Rijkaard, Sacchi. Todo era perfecto...
Hasta que dejó de serlo.
Confianza. Al hilo del Madrid-
Barça, Sacchi (director de fútbol del
club blanco) nos introduce en aquella
época, en aquella relación entre él
y el hoy entrenador del Barcelona.
Lo hace con una mirada profunda,
con un discurso muy pausado.
«Cuando Frank fue llamado por el
Barcelona, hablamos mucho tiempo.
Me alegré por él realmente. Le dije
que si se sentía preparado, que lo hiciera,
que lo importante en la vida es
intentar las cosas para las que uno
siente que puede servir, siempre que
lo haga con todo su corazón, que no
dudara», apunta Arrigo.
La mención abre las puertas a una
historia desconocida hasta ahora:
«Eran los comienzos de la década de
los años 90. Lo habíamos ganado todo
y manteníamos nuestra fortaleza
en Europa. Eramos muy grandes.
Berlusconi tenía dudas sobre Rijkaard
porque no estaba jugando nadabien.Yolosabíayveíadesdehacía
tiempo que no estaba entrenando
nada bien. Hablo de la temporada
90-91, y habían comenzado los contactos
entre él y el club para su reno-
«Se quejan los que pierden»
ALBERT MARTIN
BARCELONA.– Se
expresa con susurros,
pero suele ser
claro. Frank Rijkaard
salió ayer al
paso de las acusaciones
de que los colegiados
favorecen a
su equipo. «La gente
que se queja de los
arbitrajes es casi
siempre la que pierde
los encuentros,
pero quejarse no es
lo correcto. No creo
que haya árbitros
que deseen hacer
‘regalos’».
El entrenador holandés
señaló que
criticar las decisio-
nes de los colegiados
no es la mejor
manera de afrontar
un partido: «Es mejor
hablar con la directiva
y con los jugadores
para así
crear una dinámica
positiva».
En la rueda de
prensa ofrecida en
el Camp Nou afirmó
que acude al estadio
Santigao Bernabéu
con las máximas
aspiraciones
para sentenciar la
Liga: «Antes del
partido no tenemos
que conformarnos
con el empate.
Nuestra gran moti-
vación es conseguir
la victoria».
El preparador
holandés, que ayer
dio lía libre a sus jugadores,
declaró
que la baja del sancionado
Deco es
tan importante como
las de Guti y Samuel
para el Madrid
porque, según
dijo, «Deco trabaja
por dos». También
adelantó que Iniesta
sustituirá al portugués
y añadió
que ve normal que
Eto’o se encuentre
especialmente motivado
para el clásico
del domingo.
vación. Una mañana me acerqué a él
y le dije que debíamos hablar: Frank,
no estás entrenándote nada bien, y
tú lo sabes. No eres el mismo y los
dos sabemos por qué. Efectivamente,
Rijkaard estaba atravesando el
peor momento personal de su vida,
un trauma familiar. Si no estás preparado
para seguir aquí, es mejor
que te vayas. Debes ser honesto con
el club, con tus compañeros y sobre
todo contigo, le dije».
Unanoche,enlapreviaaunencuentro,
Sacchi se paseó por las habitaciones
del hotel de concentración
para saber si todo estaba en orden.
Cuando entró en la habitación
de Frank, casi pudo cortar el humo
con la mano y observó como su jugador
abría las ventanas. «No es bueno
que fumes Frank, pero tú y yo ya hablamos
el otro día...».
Arrigo abandonó el Milan en 1991
porque se sentía completo y cansado
alavez.Latensiónhabíasidomáxima.
Rijkaard se quedó, pero no mucho
más. Al cabo del tiempo, Sacchi
acudió a Milan para ver a su ex equipo.
A la salida del estadio, el técnico
se fue al restaurante donde casi todos
los días de su vida en aquella ciudad
había almorzado y cenado.
Sentado a su mesa, su camarero
de siempre se le acercó y le entregó
un sobre: «Se lo dejó hace un año Rijkaard»,
le dijo. Sacchi desvela lo que
contenía la nota: «Míster, he aprendido
a ser honesto conmigo; me marcho
del Milan». Efectivamente, el holandés
abandonó el Milan en 1993
para marcharse al Ajax. Había renunciado
a un contrato de tres años
y seis millones de euros netos, por
los 300.000 anuales del Ajax. «Frank
es una de las personas más honestas
que he conocido en mi vida».
Butragueño:
«No hay mano
negra, pero
Pino no estará
satisfecho»
JESUS ALCAIDE
MADRID.– Sigue siendo la postura
oficial. Nada de hablar de árbitros y
todos a centrarse en el partido del
domingo ante el Barcelona. Sin embargo,
la presión de los socios y peñistas
del Madrid, que prefieren un
cambio de actitud y que sus dirigentes
se mojen en la crítica al estamento
arbitral, como hace todo el
mundo cuando se siente perjudicado,
con el Betis como último ejemplo,
no se oculta. Emilio Butragueño,
vicepresidente del club, admitió
que hay movimiento durante una
tertulia en Real Madrid TV, aunque
insistió en que la política no cambiará
ni ahora ni nunca.
«Sí, sabemos que un sector de la
afición cree que deberíamos ser beligerantes
en este asunto, pero el
Madrid ha tratado siempre de mantener
la elegancia en este y otros
apartados y no vamos a cambiar.
Los árbitros se equivocan, pero no
creo que haya una mano negra. Sí,
es evidente que Pino Zamorano no
debió quedar muy satisfecho cuando
comprobó el vídeo del Barcelona-Betis
porque no estuvo muy
afortunado en determinadas acciones.
Pero, bueno, son cosas del fútbol.
Otros prefieren la polémica; el
Madrid, no».
Butragueño sí resaltó su sorpresa
por la diferencia de trato mediático
en algunos casos: «Hombre, sí
me sorprende que cuando en alguna
ocasión se ha dicho que el Madrid
era favorecido se organizara
un debate nacional y que ahora esto
no se produzca. El tono no es el
mismo en ciertos casos».
El vicepresidente del club blanco
aprovechó para insistir en que, pase
lo que pase frente al Barcelona,
el Real mantiene su total confianza
en el trabajo del técnico, Vanderlei
Luxemburgo: «Esto es fútbol y todo
cambia en pocos días, pero ahora
mismo tenemos muy claro que
Vanderlei va a preparar el equipo
del año que viene. Su trabajo es excelente
y sus números son buenos.
Ha ganado 10 de 14 partidos, estaríamos
en ritmo de Campeonato,
pero él llegó en una situación complicada,
a mitad de temporada.
Confiamos en sus métodos».
Raúl se reserva. Ayer no se entrenó
Raúl, que sigue con problemas
en su empeine izquierdo. Se
quieren tomar todo tipo de precauciones,
hasta el punto de que no comenzará
a trabajar con sus compañeros
hasta mañana jueves. El jugador
es optimista, piensa que podrá
jugar y ayer admitió que el encuentro
se plantea como una final
para su equipo.
«Tenemos que ganar, no hay
otra. Seguiríamos dependiendo de
ellos, pero al menos tendrían una
cierta presión encima. Si perdemos,
la cosa estaría casi imposible,
hay que ser sinceros. El Barcelona
ha hecho una gran temporada y si
están arriba es por méritos propios.
No creo que se pueda hablar de
ayudas u otras cosas. Nuestra misión
es salir a ganar todos los partidos
que nos faltan», concluyó.
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