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Desde Ecologistas en Acción se ve con excesiva<br />
preocupación el aumento de las zonas<br />
urbanizables en la Comunidad de Madrid.<br />
Se muestran asustados por el avance<br />
de las edificaciones y el imparable creci-<br />
La controversia sobre el urbanismo<br />
en la Comunidad de Madrid alcanza<br />
más allá de las disputas entre<br />
partidos políticos en algunos<br />
municipios por suculentas rentabilidades.<br />
En muchos lugares de la<br />
región hay asociaciones ciudadanas,<br />
de reciente creación unas, con<br />
largo bagaje otras, que reclaman a<br />
los ediles de sus ayuntamientos un<br />
giro en el modelo de desarrollo y<br />
en la ordenación territorial: alarmados<br />
por el aumento de edificaciones<br />
y el avance del cemento, solicitan<br />
mayor transparencia en las<br />
actuaciones urbanísticas municipales,<br />
más suelo protegido y contención<br />
a la hora de planificar los<br />
crecimientos. La actividad de estos<br />
grupos, junto con la de asociaciones<br />
como Ecologistas en Acción,<br />
ha suscitado una polémica creciente<br />
en la que se escuchan declaraciones<br />
diversas, unas a favor de aumentar<br />
el suelo urbanizable con el<br />
argumento endeble de que así bajarán<br />
los precios, y otras en contra<br />
de seguir urbanizando al ritmo actual,<br />
esgrimiendo la destrucción<br />
del territorio como principal consecuencia<br />
negativa.<br />
El área de la Comunidad donde<br />
este «debate social» es más palpable<br />
es precisamente la Sierra de<br />
Guadarrama, donde se encuentran<br />
las mayores expectativas de conservación<br />
de la naturaleza (por el<br />
anunciado proyecto de Parque Nacional)<br />
y grandes oportunidades de<br />
negocio inmobiliario bajo las etiquetas<br />
de espacio privilegiado y<br />
proximidad a la montaña. En Ecologistas<br />
en Acción nos alegramos<br />
de que el debate se planteé, porque<br />
ya llevamos varios años denunciando<br />
un hecho que cualquiera puede<br />
comprobar a poco que se fije cuando<br />
viaja por alguna carretera a menos<br />
de 50 Km de la capital: hay un<br />
exceso de urbanización en la Comunidad.<br />
Y esto no es una apreciación<br />
apasionada sino la simple<br />
constatación de los datos: hasta el<br />
año 2000 se clasificaron como urbanizables<br />
una media de 30.000 ha.<br />
anuales, dándose el caso de que en<br />
la actualidad hay 173.850 ha. disponibles<br />
para urbanizar (el 21’49 %<br />
del total de la superficie de la Comunidad),<br />
un espacio donde podrían<br />
edificarse casi cinco ciudades<br />
del tamaño de Madrid capital. Si a<br />
eso añadimos que en el censo de<br />
2001 se contabilizaron 306.556 viviendas<br />
vacías en toda la Comunidad<br />
es fácil desmentir varias falacias<br />
que se repiten insistentemente:<br />
no hay escasez de suelo para<br />
construir; no hay falta de viviendas<br />
para una población que crece lentamente;<br />
la pretendida escasez de<br />
suelo no influye en la subida de<br />
precios; liberar mucho suelo para<br />
urbanizar no los disminuye (de hecho<br />
en 2004 crecieron como promedio<br />
un 17 %, pese al aumento de<br />
las edificaciones); y las escasas restricciones<br />
que protegen algunos<br />
suelos no impiden el crecimiento<br />
económico ni condenan a la indigencia<br />
a ninguna familia (como al-<br />
EL MUNDO, MIERCOLES 6 DE ABRIL DE 2005<br />
M2<br />
miento del cemento. Donde más alarma se<br />
ha desatado es en la Sierra de Guadarrama.<br />
Precisamente, hace pocas semanas<br />
Juan Antonio Herrero denunciaba en M2<br />
los problemas urbanísticos que está su-<br />
friendo las sierra a causa de una visión radical<br />
del ecologismo. En el artículo de hoy<br />
Jesús Sánchez Jaén, portavoz de la Comisión<br />
de Medio Natural de Ecologistas en<br />
Acción, mantiene varias tesis: no hay es-<br />
Conservación o ladrillos<br />
Jesús Sánchez Jaén<br />
Obras de construcción de viviendas en una zona del Parque de Guadarrama, en Las Rozas. / DIEGO SINOVA<br />
gunos se encargan de exagerar). La<br />
verdad es que los precios siguen<br />
imparables hacia arriba, y mientras<br />
unos se llenan los bolsillos de dinero,<br />
el medio natural pierde terreno<br />
velozmente frente a los ladrillos y<br />
el asfalto.<br />
Pero centrémonos en lo que sucede<br />
en el entorno de la Sierra de<br />
Guadarrama. Lejos de tener un<br />
medio natural muy conservado o<br />
con excesivas protecciones, como<br />
algunos reprochan a los ecologistas,<br />
esa zona de la Comunidad soporta<br />
crecimientos urbanísticos<br />
constantes, normas subsidiarias<br />
voraces con las áreas arboladas y<br />
planes generales diseñados para<br />
satisfacer las insaciables ansias de<br />
inmobiliarias y constructoras. Valgan<br />
unos ejemplos muy significativos:<br />
el consistorio de Moralzarzal<br />
pretende construir casi 4.000 nuevas<br />
viviendas, algunas en suelo<br />
protegido, y hacer un campo de gol<br />
en la Dehesa municipal, espacio<br />
verde público que se hurtaría así al<br />
uso público; en Miraflores una sola<br />
operación inmobiliaria, Los Pinarejos,<br />
transformará 58 ha. en viviendas<br />
para casi 3.000 personas, y<br />
el ayuntamiento ya ha solicitado<br />
edificar otra cincuentena de hectáreas<br />
al mismo borde del Parque<br />
Regional; Cercedilla, municipio<br />
plagado de urbanizaciones, proyecta<br />
113 ha. de nuevas casas;<br />
Guadarrama planifica añadir 76<br />
ha. a su suelo urbanizable, pese a<br />
que su corporación se lamenta<br />
amargamente de la escasez de suelo<br />
para edificar en su término municipal;<br />
peor es el caso de Galapagar:<br />
allí, si nadie lo remedia, se<br />
pondrán a disposición de los constructores<br />
544 ha. más, una superficie<br />
similar a la quemada en el monte<br />
Abantos en el famoso incendio<br />
de 1999. Todos ellos con la «sana<br />
intención» de mejorar la calidad de<br />
vida y aumentar la oferta de vivienda<br />
en su pueblo, ¡ eso sí !.<br />
Añadamos a todo esto que la protección<br />
ofrecida por figuras como<br />
«monte público» y «monte preservado»<br />
es, de hecho, aleatoria, inestable<br />
y hasta fugaz porque los límites<br />
de muchos de ellos son confusos,<br />
porque nadie hace nada por<br />
clarificarlos y porque, amparándose<br />
en una ley forestal muy laxa, todo<br />
aquel que puede araña metros<br />
en su beneficio ante la mirada impasible<br />
de la Comunidad de Madrid.<br />
De nuevo esta afirmación no<br />
es fruto de radicalismos ecologistas<br />
ni de diferencias vecinales: en<br />
El Boalo y Mataelpino están abiertas<br />
sendas diligencias judiciales<br />
por invasión de dos áreas de monte<br />
preservado con urbanizaciones.<br />
Los proyectos fueron aprobados<br />
por la Comisión Provincial de Urbanismo<br />
pese a existir informes de<br />
Medio Ambiente que demuestran<br />
la intrusión en suelo protegido.<br />
Otro tanto ha sucedido en Miraflores<br />
y San Lorenzo de El Escorial.<br />
En Los Molinos se acaba de presentar<br />
un Plan Parcial que pretende<br />
construir 127 viviendas en la la-<br />
dera de La Peñota, superando la<br />
cota de los 1.100 metros y que<br />
cuenta con cuatro informes ambientales<br />
negativos elaborados por<br />
la anterior Consejería de Medio<br />
Ambiente.<br />
La realidad cotidiana muestra<br />
que el suelo protegido en Madrid<br />
sufre un completo desamparo,<br />
pues hasta en las zonas de máxima<br />
protección de los Parques Regionales<br />
se han dado casos de<br />
construcciones ilegales que nadie<br />
ataja a tiempo (hace pocas semanas<br />
se denunció la ampliación de<br />
una pista y una edificación en las<br />
proximidades de La Pedriza).<br />
Ante la perspectiva de la posible<br />
creación de un Parque Nacional en<br />
la Sierra de Guadarrama, y mientras<br />
se desarrollan los estudios del<br />
Plan de Ordenación de Recursos<br />
Naturales de la Sierra, casi todos<br />
los ayuntamientos madrileños con<br />
términos municipales en sus faldas<br />
se están apresurando a redactar<br />
nuevos planes generales solicitando<br />
recalificaciones de todos los terrenos<br />
posibles. A algunos parece<br />
haberles entrado prisa y congoja al<br />
mismo tiempo: aceleración para no<br />
perder ni un m2 de posible negocio,<br />
e inquietud por no saber si el<br />
nuevo espacio protegido, de hacerse,<br />
«ahogará» todas sus expectativas<br />
de «progreso».<br />
Contemplado con la mirada de<br />
quienes creen que ha de darse la<br />
máxima protección, cuanto antes y<br />
cuanto más mejor, a un espacio<br />
casez de suelo para construir, no hay falta<br />
de viviendas para una población que crece<br />
lentamente, la pretendida escasez de<br />
suelo no influye en la subida de precios<br />
y liberar mucho suelo no los disminuye<br />
geográfico excepcional pero muy<br />
amenazado por el mayor crecimiento<br />
especulativo de toda Europa<br />
en la última década, las prisas<br />
de los ayuntamientos horrorizan y<br />
nos hacen temer lo peor: un Parque<br />
Nacional reducido solo a las cumbres,<br />
y campo abierto a las edificaciones<br />
en el resto. Ya se anuncian<br />
promociones de chalets con vistas<br />
al «futuro Parque Natural» (Valdemanco),<br />
y da miedo pensar lo que<br />
puede ser un reclamo turístico como<br />
ese sin establecer antes una extensa<br />
franja de protección perimetral,<br />
donde los usos urbanísticos y<br />
de grandes infraestructuras sean<br />
eliminados. Sería algo así: anchos<br />
cinturones de casas con «vistas privilegiadas»<br />
en las mismas laderas,<br />
centros comerciales y atascos por<br />
doquier, y nuevas autovías (ya se<br />
están planificando) rodeándolo todo.<br />
En definitiva, más cemento, asfalto,<br />
tráfico y contaminación precisamente<br />
donde menos debería<br />
haber. Eso está en absoluta contradicción<br />
con las frecuentes declaraciones<br />
de los políticos en pro del<br />
«desarrollo sostenible»; sólo es desarrollismo<br />
al más puro estilo de<br />
los años 60, insostenible desde<br />
cualquier punto de vista que no sea<br />
el especulativo, y quienes tratan de<br />
vendernos tal fórmula de sostenibilidad<br />
tratan, impúdicamente, de<br />
engañar a los ciudadanos.<br />
Que nadie se llame a engaño, en<br />
ningún pueblo en el área desde El<br />
Escorial hasta la A-1 faltan oportunidades<br />
de desarrollo ni las viviendas<br />
son escasas. Lo que hay<br />
es mala gestión, pocos políticos<br />
capaces de crear prosperidad si<br />
no es con más edificios, y mucho<br />
ansia por especular.<br />
Ecologistas en Acción cree en las<br />
posibilidades económicas de la zona<br />
de la Sierra partiendo de la conservación<br />
integral del medio como<br />
el principal activo presente y futuro.<br />
Afortunadamente cada vez son más<br />
los ciudadanos que opinan algo similar,<br />
y de ahí la abundancia de<br />
asociaciones que claman contra el<br />
destrozo que los políticos están<br />
consintiendo y amparando. Tanto<br />
ecologistas como asociaciones vecinales<br />
coinciden en creer que el modelo<br />
de desarrollo por el que se ha<br />
optado en la Comunidad, extensivo,<br />
disperso y especulativo, es insostenible,<br />
genera una tremenda e injustificada<br />
destrucción del territorio y<br />
aumenta los problemas de contaminación<br />
y consumo energético. Ese<br />
modelo fragmenta e incomunica los<br />
espacios protegidos, creando islas<br />
de futuro casi imposible por su desprotección<br />
en un mar de urbanizaciones<br />
y asfalto, y pone en cuestión<br />
todas las políticas medioambientales<br />
y las declaraciones ampulosas<br />
de los políticos. Por añadidura el<br />
aumento de desplazamientos y de<br />
la necesidad de uso del vehículo privado<br />
que se crea alejan aún más a la<br />
región de los objetivos del protocolo<br />
de Kioto, que nuestro país se ha<br />
comprometido a cumplir.<br />
Copia para 193.110.128.11