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Descargar - Secretaría Xeral da Emigración - Xunta de Galicia

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El indio maya resultó mucho más barato que un<br />

esclavo. Los 24 pesos <strong>de</strong> salario anual eran notablemente<br />

inferiores a los 500 que costaba en<br />

1848 una “pieza” <strong>de</strong> África. Ciertamente el precio<br />

final <strong>de</strong>l yucateco era bastante más elevado,<br />

pues en el mismo había que incluir, a<strong>de</strong>más <strong>de</strong>l<br />

salario que era, en este caso y por <strong>de</strong>cirlo <strong>de</strong><br />

alguna manera, “el chocolate <strong>de</strong>l loro”, los beneficios<br />

<strong>de</strong>l indiero (equivalente al negrero por su<br />

activi<strong>da</strong>d) que lo vendía, el sol<strong>da</strong>do que lo cazaba,<br />

el Gobierno <strong>de</strong>l Estado que se lucraba, el<br />

Cónsul <strong>de</strong> España en Méri<strong>da</strong> que cumplía las<br />

formali<strong>da</strong><strong>de</strong>s para su entra<strong>da</strong> en la isla y el capitán<br />

<strong>de</strong>l barco que lo transportaba. Al final ca<strong>da</strong><br />

trabajador indígena venía a costarle a su comprador<br />

unos 160 pesos si era varón y 120 si era<br />

hembra. Casi 4 veces menos que un esclavo.<br />

A pesar <strong>de</strong> lo favorable que parecía esta inmigración,<br />

casi siempre forzosa, acabó fracasando no sólo<br />

por la resistencia que a su explotación ofrecieron<br />

sino también porque el triunfo <strong>de</strong> la Reforma en<br />

México supuso el corte <strong>de</strong> este infame comercio.<br />

Bastante más éxito tuvo el <strong>de</strong> los coolíes chinos.<br />

Éstos fueron introducidos bajo contrato <strong>de</strong> ocho<br />

años <strong>de</strong> trabajo obligatorio. La mayoría fueron<br />

<strong>de</strong>stinados a las plantaciones azucareras <strong>de</strong> las<br />

zonas <strong>de</strong> fomento económico, fun<strong>da</strong>mentalmente<br />

en el triángulo Matanzas-Colón-<br />

Cár<strong>de</strong>nas. Sin embargo los coolíes se mostraron<br />

rebel<strong>de</strong>s a las condiciones <strong>de</strong> semiesclavitud a las<br />

que eran sometidos. El padrón <strong>de</strong> 1872 ofrece la<br />

cifra <strong>de</strong> 8.380 coolíes prófugos lo que representaba<br />

el 20% <strong>de</strong>l total <strong>de</strong> los contratados en activo.<br />

De la importancia <strong>de</strong> esta inmigración, en la que<br />

no se incluyen la <strong>de</strong> los chinos que llegaron<br />

<strong>de</strong>s<strong>de</strong> California a través <strong>de</strong> México a partir <strong>de</strong><br />

1860, hablan las siguientes cifras: Entre 1848 y<br />

1874 salieron <strong>de</strong> China para Cuba 141.391<br />

individuos, <strong>de</strong> los cuales murieron en la travesía<br />

16.576, siendo vendidos en La Habana<br />

124.813. Durante el mismo periodo se introdujeron<br />

169.000 africanos 10 , es <strong>de</strong>cir, en dos <strong>de</strong>ce-<br />

nios y medio llegaron casi el mismo número <strong>de</strong><br />

chinos que <strong>de</strong> negros a trabajar en las plantaciones<br />

cubanas.<br />

II<br />

Los gallegos no eran coolíes, no eran negros, no<br />

eran mayas. Eran blancos, y consecuencia <strong>de</strong> la<br />

fiebre blanqueadora que afectaba a la burguesía<br />

cubana y a las autori<strong>da</strong><strong>de</strong>s españolas en el s. XIX,<br />

temerosas <strong>de</strong> una revuelta negra o <strong>de</strong> que<strong>da</strong>r<br />

sumergi<strong>da</strong>s por el crecimiento <strong>de</strong>mográfico <strong>de</strong><br />

los “<strong>de</strong> color”, resultaban un grupo atractivo.<br />

En primer lugar los gallegos eran católicos y súbditos<br />

<strong>de</strong>l Rey <strong>de</strong> España. Podían o no hablar castellano<br />

pero ése era un <strong>de</strong>fecto subsanable. En<br />

segundo lugar se trataba <strong>de</strong> una gente trabajadora<br />

y sufri<strong>da</strong>, acostumbra<strong>da</strong> a las duras condiciones<br />

<strong>de</strong> la vi<strong>da</strong> <strong>de</strong>l campo en su tierra <strong>de</strong> origen.<br />

En tercer lugar se creía que podían ser asentados<br />

en las zonas rurales pues aparentemente no parecían<br />

mostrar la vocación mercantilista <strong>de</strong> cántabros<br />

y catalanes y, por último, estaban presentes<br />

en Cuba <strong>de</strong>s<strong>de</strong> casi los primeros momentos <strong>de</strong>l<br />

<strong>de</strong>scubrimiento. Se trataba, por lo tanto, <strong>de</strong> viejos<br />

conocidos cuya laboriosi<strong>da</strong>d, honra<strong>de</strong>z y austeri<strong>da</strong>d<br />

eran generalmente reconocidos.<br />

10 Juan Pérez <strong>de</strong> la Riva: El barracón. Esclavitud y capitalismo en Cuba. Ed. Crítica, Barcelona, 1978.<br />

Casas <strong>de</strong> indianos 19

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