Descargar en PDF o artigo - Centro Ramón Piñeiro para a ...

Xesús Ferro Ruibal e e Xacinta Varela Martínez: Fraseoloxía e e paremioloxía galega nos nos escritos do do P. P. Martín Sarmiento (1695-1772)
do proletario galego, que ve nese animal traballador e paciente o espello da súa propia vida. ¡A
onde irá o boi que non are, xa que arar sabe! ¿A onde has de ir, boi, que non ares ¿A onde
irás, boi, que non labres ¡A onde irás, boi, que non ares! ¿A onde vas, boi, que non ares
¿Onde irá o boi que non acamboe ¿Pra onde irás, boi, que non ares Partindo de que Boi que
non ara vai prá cortadoría;...., no macelo para;..., na cortadoría para o galego creou a variante
Onde irás, boi, que non ares, senón a cortaduría, que se rexistra en forma exclamativa e
interrogativa; e, a partir da forma interrogativa, incorporou respostas: ¿Onde has de ir, boi, que
non aras /ares, senón á cortaduría;.... Á cortaduría;..., Á cortaduría, a pagar ca vida;... á
macelleira, ó matadoiro (porque alí o matan e definitivamente deixa de arar). Menos dramáticos
destinos son tres lugares nos que se sabe que a orografía non deixa espazo para poder xunguir
unha parella de bois e poñela a arar A Casares;..., A Balsada e a Casares;..., Ós Peares.
Comentario. O refrán que Sarmiento ofrece en castelán debe ser un simple calco do refrán
galego, porque en Castela, coma en boa parte de Europa dende a Idade Media (GIMPEL:2002,
52-57), non se ara con bois senón con cabalos ou mulas (BENAVENTE-FERRO:2010, 1387-1388;
GROBA 2011:164-165, n.32). E por iso precisamente Sarmiento manipula este refrán creándolle
unha nova resposta: A Castilla 66 . Véxase o que diremos en 4.2.1.
3.3.4. El que vive en puerto de mar, nunca se acuesta sin cenar. [1772]. (§ 2166)
Rondelecio, aunque tan docto, traspuso los nombres maea y pagurus. Llamó paguro a la
centola, y maea al boy o esqueiro. No es así. Pagurus es el esqueiro, y maea, la centola.
Huerta trata de estos cancros, y como copió a Rondelecio, copió su trastornación. La
voz centola viene de caput, capitola, y es la que llaman araña de mar, y por ser tan
grande le llamó Aristóteles maea, pues parece todo cabezón con patas, y por eso le
llaman vulgarmente los gallegos cachola, aludiendo a caput. De su concha hacen los
niños carátula que les oculta todo el rostro. Tiene la superficie del lomo sembrada de
pinchos como espinitas. Se guisa en su misma concha, o cazuela, y hay muchos golosos
para comer ese marisco. Y porque se vende casi de balde y hay mucha abundancia, es
alimento trivial de la gente pobre, por lo que se verifica el adagio gallego: El que vive en
puerto de mar, nunca se acuesta sin cenar. (SARMI-660: 2166; Monteagudo: 2, 172).
TFG. O que queira medrar, que viva en porto de mar. (RODGO-2:607; VSACO:637,16867;
MOREI1:120, GONPE:020, GONPE104, LEMABOU07).
3.3.5. Niña, llora y vencerás [1762-1772]. Si dentro de una caseria cerrada ay diferentes
frutos, como sucede en Galicia; el arbitrio que alli se tiene, para aprovechar la hierba
que nace en los lìmites, que dividen frutos, y que llaman cómaros, y comarèyros; es
segarla para el ganado. Y quando, por ser pequeña, no se puede segar, usan de un
donoso artificio. Atan a los cuernos de un[a] baca, ô buey, mansisimos, una soga.
Llevan la baca al comareyro para que le vaya pastando; pero un niño, o niña, tiene la
punta de la soga, y va caminando hacia atras. Esto, para retraer à la baca que no eche la
lengua a los frutos, con terminos, de maiz v.g. y mijo menudo. Si es niña, poco mas, ô
66 E dicía que en Galicia se facía así, porque o consumo de cebada por parte dos equinos é tan caro que leva
boa parte do beneficio: Tengo idea de haber leído que al principio del siglo pasado se había hecho el
cómputo de que en España había seiscientas mil mulas de labranza; y otras tantas de acarreo y de paso.
Cada mula come cincuenta fanegas de cebada; y para recoger esta cantidad se necesitan cinco
heredades de una hanega de trigo de sembradura; y así las seiscientas mil mulas de labranza, ocupaban
tres millones de hanegas de tierra. Y siendo cierto que esas dichas tierras, para cebada de las mulas, se
podrían sembrar de trigo para los hombres; y que dos hanegas de tierra dan trigo para que un hombre
coma pan todo el año; se deduce que millón y medio de personas se podrían, y podrán hoy, alimentar,
con lo que gastaban las seiscientas mil mulas de labranza (Sarmiento 1752: 881).
Cadernos de Fraseoloxía Galega 14,2012, 99-163. ISSN ISSN 1698-7861
143