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segundo%20libro%20Cincuenta%20sombras%20oscuras

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mujeres de pelo oscuro. No entiendo de qué va todo esto, pero me olvido al momento<br />

porque Christian Grey me envuelve el cuerpo como la seda, con su mata de pelo<br />

rebelde sobre mi pecho, una mano sobre mis senos y una pierna echada por encima de<br />

mí, sujetándome. Él sigue durmiendo y yo tengo demasiado calor. Pero no hago caso de<br />

esa incómoda sensación, e intento pasarle los dedos por el pelo con suavidad. Se<br />

mueve, levanta sus brillantes ojos grises y sonríe adormilado. Oh, Dios… es adorable.<br />

—Buenos días, preciosa —dice.<br />

—Buenos días, precioso tú también.<br />

Le devuelvo la sonrisa. Me besa, se desenreda para incorporarse, se apoya<br />

en un codo y me mira.<br />

—¿Has dormido bien?<br />

—Sí, a pesar de esa interrupción de anoche.<br />

Su sonrisa se ensancha.<br />

—Mmm. Tú puedes interrumpirme así siempre que quieras.<br />

Vuelve a besarme.<br />

—¿Y tú? ¿Has dormido bien?<br />

—Contigo siempre duermo bien, Anastasia.<br />

—¿Ya no tienes pesadillas?<br />

—No.<br />

Frunzo el ceño y me atrevo a preguntar:<br />

—¿Sobre qué son tus pesadillas?<br />

Él arquea una ceja y su sonrisa se desvanece. Maldita sea… mi estúpida<br />

curiosidad.<br />

—Son imágenes de cuando era muy pequeño, según dice el doctor Flynn.<br />

Algunas muy claras, otras menos.<br />

Se le quiebra la voz y aparece en su rostro una mirada distante y<br />

atormentada. Con aire ausente, resigue con el dedo el perfil de mi clavícula, tratando<br />

de desviar mi atención.<br />

—¿Te despiertas llorando y gritando? —intento bromear, en vano.<br />

Él me mira, perplejo.<br />

—No, Anastasia. Nunca he llorado, que yo recuerde.<br />

Frunce el ceño, como si se asomara al abismo de su memoria. Oh, no…<br />

probablemente sea un lugar demasiado siniestro para visitarlo en este momento.<br />

—¿Tienes algún recuerdo feliz de tu infancia? —pregunto enseguida,<br />

básicamente para distraerle.<br />

Se queda pensativo un momento, sin dejar de acariciarme la piel con el<br />

pulgar.<br />

—Recuerdo a la puta adicta al crack preparando algo en el horno.<br />

Recuerdo el olor. Creo que era un pastel de cumpleaños. Para mí. Y luego recuerdo la<br />

llegada de Mia, cuando ya estaba con mis padres. A mi madre le preocupaba mi

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