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segundo%20libro%20Cincuenta%20sombras%20oscuras

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—Espero que contraten a una mujer para ser mi jefa.<br />

—¿Por qué?<br />

—Bueno, así te opondrás menos a que salga con ella —le digo en broma.<br />

Sus labios insinúan una sonrisa, y se dispone a comerse la tortilla.<br />

—¿Qué te hace tanta gracia? —pregunto.<br />

—Tú. Cómete el muesli. Todo, si no vas a comer nada más.<br />

Mandón como siempre. Yo le hago un mohín, pero me pongo a ello.<br />

* * *<br />

—Y la llave va aquí.<br />

Christian señala el contacto bajo el cambio de marchas.<br />

—Qué sitio más raro —comento.<br />

Pero estoy encantada con todos esos pequeños detalles, y prácticamente doy<br />

saltitos sobre el confortable asiento de piel como una niña. Por fin Christian va a dejar<br />

que conduzca mi coche.<br />

Me observa tranquilamente, aunque en sus ojos hay un brillo jocoso.<br />

—Estás bastante emocionada con esto, ¿verdad? —murmura divertido.<br />

Asiento, sonriendo como una tonta.<br />

—Tiene ese olor a coche nuevo. Este es aún mejor que el Especial para<br />

Sumisas… esto… el A3 —añado enseguida, ruborizada.<br />

Christian tuerce el gesto.<br />

—¿Especial para Sumisas, eh? Tiene usted mucha facilidad de palabra,<br />

señorita Steele.<br />

Se echa hacia atrás con fingida reprobación, pero a mí no me engaña. Sé<br />

que está disfrutando.<br />

—Bueno, vámonos.<br />

Hace un gesto con la mano hacia la entrada del garaje.<br />

Doy unas palmaditas, pongo en marcha el coche y el motor arranca con un<br />

leve ronroneo. Meto la primera, levanto el pie del freno y el Saab avanza suavemente.<br />

Taylor, que está en el Audi detrás de nosotros, también arranca y cuando la puerta del<br />

parking se levanta, nos sigue fuera del Escala hasta la calle.<br />

—¿Podemos poner la radio? —pregunto cuando paramos en el primer<br />

semáforo.<br />

—Quiero que te concentres —replica.<br />

—Christian, por favor, soy capaz de conducir con música.<br />

Le pongo los ojos en blanco. Él me mira con mala cara, pero enseguida<br />

acerca la mano a la radio.<br />

—Con esto puedes escuchar la música de tu iPod y de tu MP3, además del<br />

cedé —murmura.<br />

De repente, un melodioso tema de Police inunda a un volumen demasiado<br />

alto el interior del coche. Christian baja la música. Mmm… «King of Pain.»

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