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segundo%20libro%20Cincuenta%20sombras%20oscuras

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hasta el ascensor. No me suelta.<br />

—Christian, ¿por qué estás tan enfadado conmigo? —susurro mientras<br />

esperamos.<br />

—Ya sabes por qué —musita. Entramos al ascensor y marca el código del<br />

piso—. Dios, si te hubiera pasado algo, a estas horas él ya estaría muerto.<br />

El tono de Christian me congela la sangre. Las puertas se cierran.<br />

—Créeme, voy a arruinar su carrera profesional para que no pueda volver a<br />

aprovecharse de ninguna jovencita nunca más, una excusa muy miserable para un<br />

hombre de su calaña. —Menea la cabeza—. ¡Dios, Ana!<br />

Y de pronto me sujeta y me aprisiona contra una esquina del ascensor.<br />

Hunde una mano en mi pelo y me atrae con fuerza hacia él. Su boca busca la<br />

mía, y me besa con apasionada desesperación. No sé por qué me coge por sorpresa,<br />

pero lo hace. Yo saboreo su alivio, su anhelo y los últimos vestigios de su rabia,<br />

mientras su lengua posee mi boca. Se para, me mira fijamente, y apoya todo su peso<br />

sobre mí, de forma que no puedo moverme. Me deja sin aliento y me aferro a él para<br />

sostenerme. Alzo la mirada hacia su hermoso rostro, marcado por la determinación y la<br />

mayor seriedad.<br />

—Si te hubiera pasado algo… si él te hubiera hecho daño… —Noto el<br />

estremecimiento que recorre su cuerpo—. La BlackBerry —ordena en voz baja—. A<br />

partir de ahora. ¿Entendido?<br />

Yo asiento y trago saliva, incapaz de apartar la vista de su mirada grave y<br />

fascinante.<br />

Cuando el ascensor se para, se yergue y me suelta.<br />

—Dice que le diste una patada en las pelotas.<br />

Christian ha aligerado el tono. Ahora su voz tiene cierto matiz de<br />

admiración, y creo que estoy perdonada.<br />

—Sí —susurro, aún sin recuperarme del todo de la intensidad de su beso y<br />

su vehemente exigencia.<br />

—Bien.<br />

—Ray estuvo en el ejército. Me enseñó muy bien.<br />

—Me alegro mucho de que lo hiciera —musita, y añade arqueando una ceja<br />

—: Lo tendré en cuenta.<br />

Me da la mano, me conduce fuera del ascensor y yo le sigo, aliviada. Me<br />

parece que su mal humor ya no empeorará.<br />

—Tengo que llamar a Barney. No tardaré.<br />

Desaparece en su estudio, y me deja plantada en el inmenso salón. La<br />

señora Jones está dando los últimos toques a nuestra cena. Me doy cuenta de que estoy<br />

hambrienta, pero necesito hacer algo.<br />

—¿Puedo ayudar? —pregunto.<br />

Ella se echa a reír.

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