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segundo%20libro%20Cincuenta%20sombras%20oscuras

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hermana. Es que pensé… no sabía qué pensar, perdona. Si tú eres feliz, yo también soy<br />

feliz.<br />

Mira directamente a Christian y se disculpa otra vez. Él asiente, pero su<br />

mirada es glacial y su expresión permanece imperturbable. Oh, no, sigue enfadado.<br />

—De verdad que lo siento. Tienes razón, no es asunto mío —me dice al<br />

oído.<br />

Llaman a la puerta, Kate se sobresalta y yo me aparto de ella. Grace asoma<br />

la cabeza.<br />

—¿Todo bien, cariño? —le pregunta a Christian.<br />

—Todo bien, señora Grey —salta Kate al instante.<br />

—Estupendamente, mamá —dice Christian.<br />

—Bien. —Grace entra—. Entonces no os importará que le dé a mi hijo un<br />

abrazo de cumpleaños.<br />

Nos sonríe a ambos. Él la estrecha con fuerza entre sus brazos y su gesto<br />

inmediatamente se suaviza.<br />

—Feliz cumpleaños, cariño —dice ella en voz baja, y cierra los ojos<br />

fundida en ese abrazo—. Estoy tan contenta de que no te haya pasado nada.<br />

—Estoy bien, mamá. —Christian le sonríe.<br />

Ella se echa hacia atrás, le examina fijamente y sonríe radiante.<br />

—Me alegro muchísimo por ti —dice, y le acaricia la cara.<br />

Él le devuelve una sonrisa… su entrañable sonrisa capaz de derretir el<br />

corazón más duro.<br />

¡Ella lo sabe! ¿Cuándo se lo ha dicho Christian?<br />

—Bueno, chicos, si ya habéis terminado vuestro tête-à-tête, aquí hay un<br />

montón de gente que quiere comprobar que realmente estás de una pieza, y desearte<br />

feliz cumpleaños, Christian.<br />

—Ahora mismo voy.<br />

Grace nos mira con cierta ansiedad a Kate y a mí, y al parecer nuestras<br />

sonrisas la tranquilizan. Me guiña el ojo y nos abre la puerta. Christian me tiende una<br />

mano, y yo la acepto.<br />

—Christian, perdóname, de verdad —dice Kate humildemente.<br />

Kate en plan humilde… es algo digno de ver. Christian la mira, asiente y<br />

ambos salimos detrás de ella.<br />

Una vez en el pasillo, miro de reojo a Christian.<br />

—¿Tu madre sabe lo nuestro? —pregunto con inquietud.<br />

—Sí.<br />

—Ah.<br />

Y pensar que la tenaz señorita Kavanagh podría haber arruinado nuestra<br />

velada. Me estremezco al pensar en las consecuencias que podría tener que el estilo de<br />

vida de Christian saliera a la luz.

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