24.06.2015 Views

segundo%20libro%20Cincuenta%20sombras%20oscuras

segundo%20libro%20Cincuenta%20sombras%20oscuras

segundo%20libro%20Cincuenta%20sombras%20oscuras

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

hecho daño a Ethan? Oh… no… tengo que combatir el llanto inminente y el miedo<br />

asfixiante que me oprimen la garganta.<br />

—¿Qué estás haciendo aquí? ¿Puedo ayudarte?<br />

Pese al sofocante ahogo que siento, mis palabras logran conformar un<br />

discurso atento, sereno y amable. Ella frunce el ceño como si mis preguntas la<br />

aturdieran por completo. Pero no emprende ninguna acción violenta contra mí. Sigue<br />

sosteniendo la pistola con gesto relajado. Yo no hago caso de la opresión que siento en<br />

el cerebro e intento otra táctica.<br />

—¿Te apetece un poco de té?<br />

¿Por qué le estoy preguntando si quiere té? Esa es la respuesta de Ray ante<br />

cualquier situación de crisis emocional, y me surge ahora en un momento totalmente<br />

inapropiado. Dios… le daría un ataque si me viera ahora mismo. Él ya habría echado<br />

mano de su preparación militar y a estas alturas ya la habría desarmado. De hecho, no<br />

me está apuntando con la pistola. A lo mejor puedo acercarme. Leila mueve lentamente<br />

la cabeza de un lado a otro, como si destensara el cuello.<br />

Inspiro una preciada bocanada de aire para tratar de calmar el pánico que<br />

me dificulta la respiración, y me acerco hasta la encimera de la isla de la cocina. Ella<br />

tuerce el gesto, como si no entendiera del todo qué estoy haciendo, y se desplaza un<br />

poco para seguir plantada frente a mí. Cojo el hervidor con una mano temblorosa y lo<br />

lleno bajo el grifo. Conforme me voy moviendo, mi respiración se va normalizando. Sí,<br />

si ella quisiera matarme, seguramente ya me habría disparado. Me mira perpleja, con<br />

una curiosidad ausente. Mientras enciendo el interruptor de la tetera, no puedo dejar de<br />

pensar en Ethan. ¿Estará herido? ¿Atado?<br />

—¿Hay alguien más en el apartamento? —pregunto con cautela.<br />

Ella inclina la cabeza hacia un lado y, con la mano derecha —la que no<br />

sostiene el revólver—, coge un mechón de su melena grasienta y empieza a juguetear<br />

con él, a darle vueltas y a enrollarlo. Resulta evidente que es algo que hace cuando<br />

está nerviosa, y al fijarme en ese detalle, me impresiona nuevamente cuánto se parece a<br />

mí. Mi ansiedad está llegando a un nivel que casi me resulta insoportable, y espero su<br />

respuesta con la respiración contenida.<br />

—Sola. Completamente sola —murmura.<br />

Eso me tranquiliza. Quizá Ethan no esté aquí. Esa sensación de alivio me da<br />

fuerzas.<br />

—¿Estás segura de que no quieres té ni café?<br />

—No tengo sed —contesta en voz baja, y da un paso cauteloso hacia mí.<br />

Mi sensación de fortaleza se evapora. ¡Dios…! Empiezo a jadear otra vez<br />

de miedo, sintiendo cómo circula de nuevo, denso y tempestuoso, por mis venas. A<br />

pesar de eso, y haciendo acopio de todo mi valor, me doy la vuelta y saco un par de<br />

tazas del armario.<br />

—¿Qué tienes tú que yo no tenga? —pregunta, y su voz tiene la entonación

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!