LA PUERTADE LA SABANAEl rey delas <strong>sabana</strong>sAlfredo Gutiérrez, tresveces rey vallenato, hablasobre su experiencia en elFestival de Arte y CulturaZaquesazipa, en Funza.fotos: cortesía periódico la tribuna156¡Funza, Funza, Funza! Es unnombre sonoro, bonito. El festivalque hacen cada octubretiene un nombre enredado, que a vecesme cuesta pronunciar. Lo bautizaron enhonor al cacique Zaquesazipa, el mismode la estatuilla de estilo precolombinoque me dieron en 2010, durante la celebracióndel décimo tercer aniversariodel certamen.Me acuerdo de esa noche comosi fuera ayer: fue grandiosa, el pueblose enloqueció y yo me enloquecítambién. Hasta me excedí de tiempoporque estaba muy feliz frente a esos10.000 funzanos que se congregaronen la concha acústica. En mi memoriase quedaron las palabras del alcalde.Me dijo que era ‘El rey de la <strong>sabana</strong>’ yno precisamente de mi <strong>sabana</strong>, dondesuenan el porro, la cumbia, la gaita, elfandango y la música del ‘vacilaíto’,sino de la Sabana de Bogotá. Yo herecorrido esos pueblos desde que medecían ‘El niño prodigio del acordeón’.¡Eso fue hace rato!Me sentí tan grande y poderosocomo lo fue en su momento el caciqueZaquesazipa y como él, me creía ellíder de un ejército, pero de bailadores.En un municipio que no tiene tradiciónvallenata este reconocimientotiene hasta más valor que los que mehan dado en Valledupar, porque enla costa esta música crece como la verdolaga,como la mata silvestre.
FUNZAEn Funza, y en general en Cundinamarca,la gente lo coge a uno,que no es de allá, y lo catapulta ala gloria. Se siente uno como unagallina jopona: grande y orgullosa. Yesto no solo me ha pasado a mí, tambiéna otros de mi época que ya estánretirados, muertos, en uso de buenretiro, tienen artritis en las manos oya no les sirve la voz, pero tambiéna los pelados de ahora, que dicenque cantan vallenato y creen queporque tocan con acordeón ya estánhaciendo la música de Escalona yAlejo Durán. Pero lo de ellos es otramúsica distinta, muy comercial yhasta puede ser buena. Será dentrode 25 o 30 años cuando sabremos sipueden estar a la altura de los queinterpretaron en el pasado el verdaderoy clásico vallenato.Sea como sea los nuevos y los viejosestamos pegados. Nuestra músicasuena incluso más que la andina. Conmis primeros discos junto a Los Corralerosde Majagual transportamos lossonidos del Caribe al interior y empezamosa pisar tierra fría. Cundinamarca,aunque es dominio de carrangay bambuco, ha adoptado el vallenatocomo propio y hasta los ‘pelaítos’ secargan un acordeón al hombro.Festival en Guararé, que esuna canción que yo traje de Panamá» El pueblo se enloqueció y yo meenloquecí también. Hasta meexcedí en el tiempocuando fui a ese país por primera vez,en el año 62, es de las canciones queen Cundinamarca estremece y pone abailar a toda la gente (la letra es delmaestro Dorindo Cárdenas y yo leshice los acordes). Por eso me atreveríaa decir que esta canción enseñó a bailarla música costeña y de acordeón atodo el interior de la República y, porsupuesto, a Funza, donde sé que en suFestival Zaquesazipa no ha dejado desonar, en tiendas y fiestas, a pesar detodos los años que tiene encima.A mí me tocó ser el CristóbalColón del vallenato, porque descubríy divulgué este folclor costeño,pero lo llevé a los ámbitos andinos yfuera de Colombia. Fui el pionero delas innovaciones porque siempre heconsiderado que la música es comoel agua: si se estanca se pudre, perono se le puede quitar la esencia ni lasraíces, porque entonces se muere.Para la muestra un botón: el éxitovallenato más sonado del momentose llama Ay Helena, un viejo clásicoque grabé inicialmente en el año 69y que ahora, acompañado de CarlosVives, reverdece en aire de porro,pop y vallenato.Ahora, cada cosa con su cosay el respeto para cada una de lastradiciones. En el fondo, el andinoha adoptado el vallenato pero sigueFue tantala emoción delsucreño queterminó tocandocon los pies.Un festival delarga trayectoriaCada año y durante una semana, Funza celebrael Festival de Arte y Cultura Zaquesazipa,que no solo busca rescatar las costumbresde este municipio y ser un espacio de esparcimientopara su población, sino permitir quepropios y visitantes disfruten de las artes dediferentes rincones del continente.En sus 17 ediciones ha ofrecido actividadesreferentes a la historia y la culturaancestrales, talleres de literatura y ortografíay presentaciones de grupos de danza, teatroy artes plásticas, de México, Argentina,Venezuela, entre otros países.El festival fue nombrado para honrara los muiscas, que dominaron el altiplanocundiboyacense, y al último zipa, un militarindígena que defendió a su pueblo hastala muerte, cuando fue decapitado por losespañoles en Bojacá.apreciando y queriendo su música.Lo que pasa es que la de ellos haquedado más que todo para presentacionesculturales y ocasiones<strong>especial</strong>es. Creo que para que puedasonar al nivel de la del Caribe lefalta mucho apoyo del Estado, y nolo tienen, por eso aplaudo las iniciativasde municipios como este quequieren rescatar su cultura. Pero nohablemos de eso porque la conversaciónse haría muy larga.Volvamos a mi presentación enFunza. Esa noche viví un milagro queme ocurre cada vez que ofrezco unconcierto brillante: apenas me bajéde la tarima, sentí tal emoción que amí, que uso gafas para ver de lejos, seme mejoró automáticamente la vista.Pero no fue lo único que me pasó: laadrenalina se me quedó corriendopor las venas y demoré como dos otres horas dando vueltas en la cama,porque hasta que no se me salió elconcierto de la cabeza, no pude dormir.Así de grande fue la emociónque me quedó después de recibir esereconocimiento y de ver bailar a lamultitud en una tierra donde el fríode la Sabana contrasta con el calory la alegría de sus pobladores. QueDios bendiga a mi distinguida gentede Funza. ¡Bye!157