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especial sabana

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LA PUERTADE LA SABANAel santo padre comenzó el recorrido por los caminostrazados entre el mar de peregrinos. Un informe dela televisión española lo muestra, de sombrero, saludandoa la muchedumbre, que le lanzaba flores y locoreaba a su paso.“Unos lloraban, se arrodillaban, se echaban labendición. Yo no lo podía creer. Fue una felicidadinmensa para todos. Imagínese, ver uno a su santidadasí de cerquita (acerca su mano a la cara)”, diceMaría Luz.Hoy, 46 años después, recuerda haber vistopasar a Pablo VI a menos de cinco metros del lugarque compartía con su familia. Fue como verle lacara a Dios.ES MEJOR LLEVAR TRANSISTOREn otro lugar de la hacienda San José, la periodistaDoriam Hoyos Parra, enviada <strong>especial</strong> del periódicoLa Patria, de Manizales, también esperaba el paso dela comitiva papal.Aún guarda, como una reliquia, ajada y remendadacon cinta transparente, la tarjeta de invitaciónal Encuentro Campesino. Y la credencial de periodistanúmero 2084, firmada por el “gobernador delcampo eucarístico”.En el reverso de la tarjeta de invitación se leenlas instrucciones para asistir al evento. Una de ellasrecomienda no llevar “niños menores de 12 años ni personasimposibilitadas para movilizarse a pie”. Tambiéntrae un croquis para llegar desde Bogotá, y señala: “Esmuy conveniente llevar receptor de radio (transistor)”.Esta última sugerencia estaba directamenterelacionada con uno de los motivos de la visita papala Mosquera: bendecir e inaugurar los modernos yfotos: archivo particularRecuerdos deDoriam Hoyos deese día: su carnéde prensa y lainvitación paraasistir al encuentrocon el papa.potentes equipos de la emisora Radio Sutatenza, unproyecto creado 20 años antes por el sacerdote JoséJoaquín Salcedo en un pueblo del Valle de Tenza(Boyacá). El objetivo de Radio Sutatenza era llevareducación a las zonas campesinas con programascomo el bachillerato por radio. En aquella época, másde la mitad de la población colombiana vivía en zonasrurales, sin acceso a las escuelas.Con la bendición papal –señalan algunos documentosde la época–, los programas culturales de RadioSutatenza cubrirían casi todo el territorio colombianomediante cinco estaciones de transmisión. Ya estabanfuncionando las de Barranquilla y Medellín.Los equipos que iba a inaugurar el papa erantan potentes que casi 20 años después fueron adquiridospor Caracol, luego de que Radio Sutatenza yla organización que la sustentaba, Acción CulturalPopular, entraron en crisis.Mientras esperaba la llegada del papa, Doriamtomaba notas de la euforia colectiva que embargaba amiles de peregrinos venidos de todos los rincones deColombia y de países vecinos.Al igual que María Luz Rodríguez, la reporteratambién pudo ver al papa a unos cinco metros.“Recuerdo su mirada plácida, hermosa”, dice ahora,desde Manizales.Ese día, la periodista tuvo otro privilegio: díasantes había sido seleccionada, junto con otros reporteros,para recibir la bendición en un acto más privado.“Fue en un salón de paredes blancas. Nos sentamos alado y lado del salón y dejamos un espacio para queél entrara. Fue majestuoso verlo llegar. Parecía que sedeslizaba en lugar de caminar, como si anduviera sobrepatines. A los periodistas nos llamaban de a dos en dos.No recuerdo si me tocó el turno con el periodista de ElColombiano o el de La República. Cuando me llegó elturno, estaba muy emocionada, casi a punto de llorar.Yo me arrodillé, él puso su mano encima de la mía ynos dio la bendición”.MILES DE HOSTIASOtra persona que vio de cerca al papa fue la hermanaRosalba, de la congregación Hijas de losSagrados Corazones, que tiene su sede en un colegioen Mosquera, a una cuadra del parque principal.Ella y otras 60 religiosas fueron las encargadasde alistar miles de hostias para ser repartidasdurante la misa papal.“Cuando llegamos habíadecenas de mesas con mantelesblancos repletas de copones. Habíamuchos, muchos copones y nuestramisión consistió en dejar bien ordenadaslas hostias para que los sacerdotesencargados de dar la comuniónpudieran hacerlo en forma ágil”,recuerda la hermana Rosalba.Luego, la religiosa y sus compañerasde comunidad pasaron aocupar un lugar cercano a la tarima.

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