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Los trabajos de Persiles y Segismunda - Descarga Ebooks

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<strong>Los</strong> <strong>trabajos</strong> <strong>de</strong> <strong>Persiles</strong> y <strong>Segismunda</strong>por certificarse qué podía ser aquello, echaron el esquife al agua y llegaron a verlo, y, hallandoallí al tan <strong>de</strong>sfigurado como hermoso mancebo, con diligencia y lástima le pasaron a su navío,dando con el nuevo hallazgo admiración a cuantos en él estaban.Subió el mozo en brazos ajenos, y, no pudiendo tenerse en sus pies <strong>de</strong> puro flaco -porquehabía tres días que no había comido- y <strong>de</strong> puro molido y maltratado <strong>de</strong> las olas, dio consigo ungran golpe sobre la cubierta <strong>de</strong>l navío, el capitán <strong>de</strong>l cual, con ánimo generoso y compasiónnatural, mandó que le socorriesen. Acudieron luego unos a quitarle las ataduras, otros a traerconservas y odoríferos vinos, con cuyos remedios volvió en sí, como <strong>de</strong> muerte a vida, el<strong>de</strong>smayado mozo, el cual, poniendo los ojos en el capitán, cuya gentileza y rico traje le llevó trassí la vista y aun la lengua, y le dijo:-<strong>Los</strong> piadosos cielos te paguen, piadoso señor, el bien que me has hecho, que mal se pue<strong>de</strong>nllevar las tristezas <strong>de</strong>l ánimo, si no se esfuerzan los <strong>de</strong>scaecimientos <strong>de</strong>l cuerpo. Mis <strong>de</strong>sdichasme tienen <strong>de</strong> manera que no te puedo hacer ninguna recompensa <strong>de</strong>ste beneficio, si no es conel agra<strong>de</strong>cimiento. Y si se sufre que un pobre afligido pueda <strong>de</strong>cir <strong>de</strong> sí mismo alguna alabanza,yo sé que en ser agra<strong>de</strong>cido ninguno en el mundo me podrá llevar alguna ventaja.Y en esto probó a levantarse para ir a besarle los pies, mas la flaqueza no se lo permitió,porque tres veces lo probó y otras tantas volvió a dar consigo en el suelo. Viendo lo cual elcapitán, mandó que le llevasen <strong>de</strong>bajo <strong>de</strong> cubierta y le echasen en dos traspontines, y que,quitándole los mojados vestidos, le vistiesen otros enjutos y limpios, y le hiciesen <strong>de</strong>scansar ydormir. Hízose lo que el capitán mandó. Obe<strong>de</strong>ció, callando, el mozo, y en el capitán creció laadmiración <strong>de</strong> nuevo, viéndolo levantar en pie, con la gallarda disposición que tenía, y luego lecomenzó a fatigar el <strong>de</strong>seo <strong>de</strong> saber dél, lo más presto que pudiese, quién era, cómo se llamabay <strong>de</strong> qué causas había nacido el efeto que en tanta estrecheza le había puesto. Pero, excediendosu cortesía a su <strong>de</strong>seo, quiso que primero se acudiese a su <strong>de</strong>bilidad, que cumplir la voluntadsuya.10© RinconCastellano 1997 – 2011 • www.rinconcastellano.com

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