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Los trabajos de Persiles y Segismunda - Descarga Ebooks

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<strong>Los</strong> <strong>trabajos</strong> <strong>de</strong> <strong>Persiles</strong> y <strong>Segismunda</strong>quizá con la turbación <strong>de</strong>scuidado, se <strong>de</strong>jó la espada envainada en el pecho <strong>de</strong> mi señor, cuyasangre aun hasta agora muestra estar casi reciente en ella. Digo, pues, que dijo estas palabras:``Yo, la <strong>de</strong>sdichada Ruperta, a quien han dado los cielos sólo nombre <strong>de</strong> hermosa, hagojuramento al cielo, puestas las manos sobre estas dolorosas reliquias, <strong>de</strong> vengar la muerte <strong>de</strong> miesposo con mi po<strong>de</strong>r y con mi industria, si bien aventurase en ello una y mil veces esta miserablevida que tengo, sin que me espanten <strong>trabajos</strong>, sin que me falten ruegos hechos a quien puedafavorecerme; y, en tanto que no llegare a efeto este mi justo, si no cristiano, <strong>de</strong>seo, juro que mivestido será negro, mis aposentos lóbregos, mis manteles tristes y mi compañía la mismasoledad. A la mesa estarán presentes estas reliquias, que me atormenten el alma; esta cabezaque me diga, sin lengua, que vengue su agravio; esta espada, en cuya no enjuta sangre meparece que veo a la que, alterando la mía, no me <strong>de</strong>je sosegar hasta vengarme''.»Esto dicho, parece que templó sus continuas lágrimas, y dio algún vado a sus dolientessuspiros. Hase puesto en camino <strong>de</strong> Roma para pedir en Italia a sus príncipes favor y ayudacontra el matador <strong>de</strong> su esposo, que aun todavía la amenaza, quizá temeroso; que suele ofen<strong>de</strong>run mosquito más <strong>de</strong> lo que pue<strong>de</strong> favorecer un águila.» Esto, señores, veréis, como he dicho, <strong>de</strong>aquí a dos horas; y si no os <strong>de</strong>jare admirados, o yo no habré sabido contarlo, o vosotros tendréisel corazón <strong>de</strong> mármol.Aquí dio fin a su plática el enlutado escu<strong>de</strong>ro, y los peregrinos, sin ver a Ruperta, <strong>de</strong>s<strong>de</strong>luego se comenzaron a admirar <strong>de</strong>l caso.238© RinconCastellano 1997 – 2011 • www.rinconcastellano.com

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