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Los trabajos de Persiles y Segismunda - Descarga Ebooks

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<strong>Los</strong> <strong>trabajos</strong> <strong>de</strong> <strong>Persiles</strong> y <strong>Segismunda</strong>tuve, porque siempre fui mala: con los años ver<strong>de</strong>s y con la hermosura mucha, con la libertad<strong>de</strong>masiada y con la riqueza abundante, se fueron apo<strong>de</strong>rando <strong>de</strong> mí los vicios <strong>de</strong> tal manera quehan sido y son en mí como aci<strong>de</strong>ntes inseparables. Ya sabéis, como yo alguna vez he dicho, quehe tenido el pie sobre las cervices <strong>de</strong> los reyes, y he traído a la mano que he querido lasvolunta<strong>de</strong>s <strong>de</strong> los hombres; pero el tiempo, salteador y robador <strong>de</strong> la humana belleza <strong>de</strong> lasmujeres, se entró por la mía tan sin yo pensarlo que primero me he visto fea que <strong>de</strong>sengañada.Mas, como los vicios tienen asiento en el alma, que no envejece, no quieren <strong>de</strong>jarme; y, como yono les hago resistencia, sino que me <strong>de</strong>jo ir con la corriente <strong>de</strong> mis gustos, heme ido ahora con elque me da el ver siquiera a este bárbaro muchacho, el cual, aunque le he <strong>de</strong>scubierto mivoluntad, no correspon<strong>de</strong> a la mía, que es <strong>de</strong> fuego, con la suya, que es <strong>de</strong> helada nieve; véome<strong>de</strong>spreciada y aborrecida, en lugar <strong>de</strong> estimada y bien querida: golpes que no se pue<strong>de</strong>n resistircon poca paciencia y con mucho <strong>de</strong>seo. Ya ya la muerte me va pisando las faldas, y estien<strong>de</strong> lamano para alcanzarme <strong>de</strong> la vida; por lo que veis que <strong>de</strong>be la bondad <strong>de</strong>l pecho que la tiene almiserable que se le encomienda, os suplico que cubráis mi fuego con yelo y me enterréis en esasepultura; que, puesto que mezcléis mis lascivos huesos con los <strong>de</strong> esa casta doncella, no loscontaminarán; que las reliquias buenas siempre lo son don<strong>de</strong>quiera que estén.Y, volviéndose al mozo Antonio, prosiguió:-Y tú, arrogante mozo, que agora tocas o estás para tocar los márgenes y rayas <strong>de</strong>l <strong>de</strong>leite,pi<strong>de</strong> al cielo que te encamine <strong>de</strong> modo que ni te solicite edad larga, ni marchita belleza; y si yohe ofendido tus recientes oídos, que así los puedo llamar, con mis inadvertidas y no castaspalabras, perdóname, que los que pi<strong>de</strong>n perdón en este trance, por cortesía siquiera merecenser, si no perdonados, a lo menos escuchados.Esto diciendo, dio un suspiro envuelto en un mortal <strong>de</strong>smayo.75© RinconCastellano 1997 – 2011 • www.rinconcastellano.com

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