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Los trabajos de Persiles y Segismunda - Descarga Ebooks

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<strong>Los</strong> <strong>trabajos</strong> <strong>de</strong> <strong>Persiles</strong> y <strong>Segismunda</strong>Tomaron la sangre a Antonio, y, tentándole los cirujanos la herida, pidieron albricias a suhermana <strong>de</strong> que era más gran<strong>de</strong> que mortal, y <strong>de</strong> que presto tendría salud con ayuda <strong>de</strong>l cielo.Dióselas Feliz Flora, a<strong>de</strong>lantándose a Constanza, que se las iba a dar, y aun se las dio, y loscirujanos las tomaron <strong>de</strong> entrambas, por no ser nada escrupulosos.Un mes o poco más estuvieron los enfermos curándose, sin querer <strong>de</strong>jarlos las señorasfrancesas: tanta fue la amistad que trabaron y el gusto que sintieron <strong>de</strong> la discreta conversación<strong>de</strong> Auristela y <strong>de</strong> Constanza, y <strong>de</strong> los dos sus hermanos. Especialmente Feliz Flora, que noacertaba a quitarse <strong>de</strong> la cabecera <strong>de</strong> Antonio, amándole con un tan comedido amor que no seestendía a más que a ser benevolencia, y a ser como agra<strong>de</strong>cimiento <strong>de</strong>l bien que dél habíarecebido, cuando su saeta la libró <strong>de</strong> las manos <strong>de</strong> Rubertino; que, según Feliz Flora contaba, eraun caballero, señor <strong>de</strong> un castillo que cerca <strong>de</strong> otro suyo ella tenía, el cual Rubertino, llevado, no<strong>de</strong> perfecto, sino <strong>de</strong> vicioso amor, había dado en seguirla y perseguirla, y en rogarla le diese lamano <strong>de</strong> esposa; pero que ella por mil esperiencias, y por la fama, que pocas veces miente,había conocido ser Rubertino <strong>de</strong> áspera y cruel condición, y <strong>de</strong> mudable y antojadiza voluntad, yno había querido con<strong>de</strong>cen<strong>de</strong>r con su <strong>de</strong>manda. Y que imaginaba que, acosado <strong>de</strong> sus <strong>de</strong>s<strong>de</strong>nes,habría salido al camino a roballa y a hacer <strong>de</strong> ella por fuerza lo que la voluntad no había podido.Pero que la flecha <strong>de</strong> Antonio había cortado todos sus crueles y mal fabricados disinios, y esto lemovía a mostrarse agra<strong>de</strong>cida.Todo esto que Feliz Flora dijo pasó así, sin faltar punto; y, cuando se llegó el <strong>de</strong> la sanidad <strong>de</strong>los enfermos, y sus fuerzas comenzaron a dar muestras <strong>de</strong>lla, volvieron a renovarse sus <strong>de</strong>seos,a lo menos los <strong>de</strong> volver a su camino, y así lo pusieron por obra, acomodándose <strong>de</strong> todas lascosas necesarias, sin que, como está dicho, quisiesen las señoras francesas <strong>de</strong>jar a losperegrinos, a quien ya trataban con admiración y con respeto, porque las razones <strong>de</strong>l llanto <strong>de</strong>Auristela les habían hecho concebir en sus ánimos que <strong>de</strong>bían <strong>de</strong> ser gran<strong>de</strong>s señores: que talvez la majestad suele cubrirse <strong>de</strong> buriel y la gran<strong>de</strong>za vestirse <strong>de</strong> humildad. En efeto, conperplejos pensamientos los miraban: el pobre acompañamiento suyo les hacía tener en estima<strong>de</strong> condición mediana; el brío <strong>de</strong> sus personas y la belleza <strong>de</strong> sus rostros levantaba su calidad alcielo; y así, entre el sí y el no, andaba dudosa.Or<strong>de</strong>naron las damas francesas que fuesen todos a caballo, porque la caída <strong>de</strong> Periandro noconsentía que se fiase <strong>de</strong> sus pies. Feliz Flora, agra<strong>de</strong>cida al golpe <strong>de</strong> Antonio el bárbaro, nosabía quitarle <strong>de</strong> su lado, y, tratando <strong>de</strong>l atrevimiento <strong>de</strong> Rubertino, a quien <strong>de</strong>jaban muerto yenterrado, y <strong>de</strong> la estraña historia <strong>de</strong>l con<strong>de</strong> Domicio, a quien las joyas <strong>de</strong> su prima, juntamentecon quitarle el juicio, le habían quitado la vida, y <strong>de</strong>l vuelo milagroso <strong>de</strong> su mujer, más para seradmirado que creído, llegaron a un río que se va<strong>de</strong>aba con algún trabajo.Periandro fue <strong>de</strong> parecer que se buscase la puente, pero todos los <strong>de</strong>más no vinieron en él;y, bien así como cuando al represado rebaño <strong>de</strong> mansas ovejas, puestas en lugar estrecho, hacecamino la una, a quien las <strong>de</strong>más al momento siguen, Belarminia se arrojó al agua, a quien todossiguieron, sin quitarse <strong>de</strong>l lado <strong>de</strong> Auristela Periandro, ni <strong>de</strong>l <strong>de</strong> Feliz Flora Antonio, llevandotambién junto a sí a su hermana Constanza.233© RinconCastellano 1997 – 2011 • www.rinconcastellano.com

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