11.07.2015 Views

Los trabajos de Persiles y Segismunda - Descarga Ebooks

Los trabajos de Persiles y Segismunda - Descarga Ebooks

Los trabajos de Persiles y Segismunda - Descarga Ebooks

SHOW MORE
SHOW LESS
  • No tags were found...

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

<strong>Los</strong> <strong>trabajos</strong> <strong>de</strong> <strong>Persiles</strong> y <strong>Segismunda</strong>con muestras <strong>de</strong> paz, arremetieron al navío, y en un instante le <strong>de</strong>svalijaron todo, y trasladaroncuanto en él había, hasta la misma artillería y jarcias, a unos cueros <strong>de</strong> bueyes que sobre el hielotendieron; y, liándolos por encima, aseguraron po<strong>de</strong>rlos llevar, tirándolos con cuerdas, sin quese perdiese cosa alguna. Robaron ansimismo lo que hallaron en el otro nuestro navío, y,poniéndonos a nosotros sobre otras pieles, alzando una alegre vocería, nos tiraron y nos llevarona tierra, que <strong>de</strong>bía <strong>de</strong> estar <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el lugar <strong>de</strong>l navío como veinte millas. Paréceme a mí que <strong>de</strong>bía<strong>de</strong> ser cosa <strong>de</strong> ver, caminar tanta gente por cima <strong>de</strong> las aguas a pie enjuto, sin usar allí el cieloalguno <strong>de</strong> sus milagros. En fin, aquella noche llegamos a la ribera, <strong>de</strong> la cual no salimos hastaotro día por la mañana, que la vimos coronada <strong>de</strong> infinito número <strong>de</strong> gente, que a ver la presa<strong>de</strong> los helados y yertos habían venido.»Venía entre ellos, sobre un hermoso caballo, el rey Cratilo, que, por las insignias reales conque se adornaba, conocimos ser quien era; venía a su lado, asimismo a caballo, una hermosísimamujer, armada <strong>de</strong> unas armas blancas, a quien no podían acabar <strong>de</strong> encubrir un velo negro conque venían cubiertas. Llevóme tras sí la vista, tanto su buen parecer como la gallardía <strong>de</strong>l reyCratilo; y, mirándola con atención, conocí ser la hermosa Sulpicia, a quien la cortesía <strong>de</strong> miscompañeros, pocos días había, habían dado la libertad que entonces gozaba. Acudió el rey a verlos rendidos, y, llevándome el capitán asido <strong>de</strong> la mano, le dijo: ``En este solo mancebo, ¡ohvaleroso rey Cratilo!, me parece que te presento la más rica presa que en razón <strong>de</strong> personahumana hasta agora humanos ojos han visto''. ``¡Santos cielos! -dijo a esta sazón la hermosaSulpicia, arrojándose <strong>de</strong>l caballo al suelo-, o yo no tengo vista en los ojos, o es éste mi libertadorPeriandro''. Y el <strong>de</strong>cir esto y añudarme el cuello con sus brazos fue todo uno, cuyas estrañas yamorosas muestras obligaron también a Cratilo a que <strong>de</strong>l caballo se arrojase, y con las mismasseñales <strong>de</strong> alegría me recibiese. Entonces la <strong>de</strong>smayada esperanza <strong>de</strong> algún buen suceso estabalejos <strong>de</strong> los pechos <strong>de</strong> mis pescadores; pero, cobrando aliento en las muestras alegres con quevieron recebirme, les hizo brotar por los ojos el contento y por las bocas las gracias que dieron aDios <strong>de</strong>l no esperado beneficio; que ya le contaban, no por beneficio, sino por singular yconocida merced.»Sulpicia dijo a Cratilo: ``Este mancebo es un sujeto don<strong>de</strong> tiene su asiento la suma cortesíay su albergue la misma liberalidad; y, aunque yo tengo hecha esta esperiencia, quiero que tudiscreción la acredite, sacando por su gallarda presencia (y en esto bien se vee que hablabacomo agra<strong>de</strong>cida, y aun como engañada) en limpio esta verdad que te digo. Éste fue el que medio libertad <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> la muerte <strong>de</strong> mi marido; éste el que no <strong>de</strong>spreció mis tesoros, sino elque no los quiso; éste fue el que, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> recebidas mis dádivas, me las volvió mejoradas,con el <strong>de</strong>seo <strong>de</strong> dármelas mayores, si pudiera; éste fue, en fin, el que, acomodándose, o pormejor <strong>de</strong>cir, haciendo acomodar a su gusto el <strong>de</strong> sus soldados, dándome doce que meacompañasen, me tiene ahora en tu presencia''. Yo entonces, a lo que creo, rojo el rostro con lasalabanzas, o ya aduladoras o <strong>de</strong>masiadas, que <strong>de</strong> mí oía, no supe más que hincarme <strong>de</strong> rodillasante Cratilo, pidiéndole las manos, que no me las dio para besárselas, sino para levantarme <strong>de</strong>lsuelo.151© RinconCastellano 1997 – 2011 • www.rinconcastellano.com

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!