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Los trabajos de Persiles y Segismunda - Descarga Ebooks

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<strong>Los</strong> <strong>trabajos</strong> <strong>de</strong> <strong>Persiles</strong> y <strong>Segismunda</strong>Selviana, por Solercio; la virginal vergüenza os tiene mudas, pero por mi lengua se romperávuestro silencio, y por mi consejo, que, sin duda alguna será admitido, se igualarán vuestros<strong>de</strong>seos. Callad y <strong>de</strong>jadme hacer, que o yo no tendré discreción, o vosotras tendréis felice fin envuestros <strong>de</strong>seos''. Ellas, sin respon<strong>de</strong>r palabra, sino con besarla infinitas veces las manos yabrazándola estrechamente, confirmaron ser verdad cuanto había dicho, especialmente en lo <strong>de</strong>sus trocadas aficiones.»Pasóse la noche, vino el día, cuya alborada fue regocijadísima, porque con nuevos y ver<strong>de</strong>sramos parecieron adornadas las barcas <strong>de</strong> los pescadores; sonaron los instrumentos con nuevosy alegres sones; alzaron las voces todos, con que se aumentó la alegría; salieron los <strong>de</strong>sposadospara irse a poner en el tálamo don<strong>de</strong> habían estado el día <strong>de</strong> antes; vistiéronse Selviana yLeoncia <strong>de</strong> nuevas ropas <strong>de</strong> boda. Mi hermana, <strong>de</strong> industria, se a<strong>de</strong>rezó y compuso con losmismos vestidos que tenía, y, con ponerse una cruz <strong>de</strong> diamantes sobre su hermosa frente yunas perlas en sus orejas (joyas <strong>de</strong> tanto valor que hasta ahora nadie les ha sabido dar su justoprecio, como lo veréis cuando os las enseñe), mostró ser imagen sobre el mortal cursolevantada. Llevaba asidas <strong>de</strong> las manos a Selviana y a Leoncia, y, puesta encima <strong>de</strong>l teatro,don<strong>de</strong> el tálamo estaba, llamó y hizo llegar junto a sí a Carino y a Solercio. Carino llegótemblando y confuso <strong>de</strong> no saber lo que yo había negociado, y, estando ya el sacerdote a puntopara darles las manos y hacer las católicas ceremonias que se usan, mi hermana hizo señales quela escuchasen. Luego se estendió un mudo silencio por toda la gente, tan callado que apenas losaires se movían. Viéndose, pues, prestar grato oído <strong>de</strong> todos, dijo en alta y sonora voz: ``Estoquiere el cielo''. Y, tomando por la mano a Selviana, se la entregó a Solercio, y, asiendo <strong>de</strong> la <strong>de</strong>Leoncia, se la dio a Carino. ``Esto, señores -prosiguió mi hermana-, es, como ya he dicho,or<strong>de</strong>nación <strong>de</strong>l cielo, y gusto no acci<strong>de</strong>ntal, sino propio <strong>de</strong>stos venturosos <strong>de</strong>sposados, como lomuestra la alegría <strong>de</strong> sus rostros y el sí que pronuncian sus lenguas''. Abrazáronse los cuatro, concuya señal todos los circunstantes aprobaron su trueco, y confirmaron, como ya he dicho, sersobrenatural el entendimiento y belleza <strong>de</strong> mi hermana, pues así había trocado aquellos casihechos casamientos con sólo mandarlo.»Celebróse la fiesta, y luego salieron <strong>de</strong> entre las barcas <strong>de</strong>l río cuatro <strong>de</strong>spalmadas, vistosaspor las diversas colores con que venían pintadas, y los remos, que eran seis <strong>de</strong> cada banda, nimás ni menos; las ban<strong>de</strong>retas, que venían muchas por los filaretes, ansimismo eran <strong>de</strong> varioscolores; los doce remeros <strong>de</strong> cada una venían vestidos <strong>de</strong> blanquísimo y <strong>de</strong>lgado lienzo, <strong>de</strong> aquelmismo modo que yo vine cuando entré la vez primera en esta isla. Luego conocí que querían lasbarcas correr el palio, que se mostraba puesto en el árbol <strong>de</strong> otra barca, <strong>de</strong>sviada <strong>de</strong> las cuatrocomo tres carreras <strong>de</strong> caballo. Era el palio <strong>de</strong> tafetán ver<strong>de</strong> listado <strong>de</strong> oro, vistoso y gran<strong>de</strong>, puesalcanzaba a besar y aun a pasearse por las aguas. El rumor <strong>de</strong> la gente y el son <strong>de</strong> losinstrumentos era tan gran<strong>de</strong> que no se <strong>de</strong>jaba enten<strong>de</strong>r lo que mandaba el capitán <strong>de</strong>l mar, queen otra pintada barca venía. Apartáronse las enramadas barcas a una y otra parte <strong>de</strong>l río,<strong>de</strong>jando un espacio llano en medio, por don<strong>de</strong> las cuatro competidoras barcas volasen, sinestorbar la vista a la infinita gente que <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el tálamo y <strong>de</strong>s<strong>de</strong> ambas riberas estaba atenta amirarlas; y, estando ya los bogadores asidos <strong>de</strong> las manillas <strong>de</strong> los remos, <strong>de</strong>scubiertos los121© RinconCastellano 1997 – 2011 • www.rinconcastellano.com

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