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Los trabajos de Persiles y Segismunda - Descarga Ebooks

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<strong>Los</strong> <strong>trabajos</strong> <strong>de</strong> <strong>Persiles</strong> y <strong>Segismunda</strong>Capí tulo Diez y SeisProsigue Periandro su historia-«Desperté <strong>de</strong>l sueño, como he dicho. Tomé consejo con mis compañeros qué <strong>de</strong>rrotatomaríamos, y salió <strong>de</strong>cretado que por don<strong>de</strong> el viento nos llevase; que, pues íbamos en busca<strong>de</strong> cosarios, los cuales nunca navegan contra viento, era cierto el hallarlos. Y había llegado atanto mi simpleza, que pregunté a Carino y a Solercio si habían visto a sus esposas en compañía<strong>de</strong> mi hermana Auristela cuando yo la vi soñando. Riéronse <strong>de</strong> mi pregunta y obligáronme y aunforzáronme a que les contase mi sueño.»Dos meses anduvimos por el mar sin que nos sucediese cosa <strong>de</strong> consi<strong>de</strong>ración alguna,puesto que le escombramos <strong>de</strong> más <strong>de</strong> sesenta navíos <strong>de</strong> cosarios, que, por serlo verda<strong>de</strong>ros,adjudicamos sus robos a nuestro navío y le llenamos <strong>de</strong> innumerables <strong>de</strong>spojos, con que miscompañeros iban alegres, y no les pesaba <strong>de</strong> haber trocado el oficio <strong>de</strong> pescadores en el <strong>de</strong>piratas, porque ellos no eran ladrones sino <strong>de</strong> ladrones, ni robaban sino lo robado.»Sucedió, pues, que un porfiado viento nos salteó una noche, que, sin dar lugar a queamainásemos algún tanto o templásemos las velas, en aquel término que las halló, las tendió yacosó, <strong>de</strong> modo que, como he dicho, más <strong>de</strong> un mes navegamos por una misma <strong>de</strong>rrota; tantoque, tomando mi piloto el altura <strong>de</strong>l polo, don<strong>de</strong> nos tomó el viento, y tanteando las leguas quehacíamos por hora, y los días que habíamos navegado, hallamos ser cuatrocientas leguas pocomás o menos. Volvió el piloto a tomar la altura, y vio que estaba <strong>de</strong>bajo <strong>de</strong>l Norte, en el paraje<strong>de</strong> Noruega, y, con voz gran<strong>de</strong> y mayor tristeza, dijo: ``Desdichados <strong>de</strong> nosotros, que si el vientono nos conce<strong>de</strong> a dar la vuelta para seguir otro camino, en éste se acabará el <strong>de</strong> nuestra vida,porque estamos en el mar Glacial; digo, en el mar helado, y si aquí nos saltea el hielo,quedaremos empedrados en estas aguas''. Apenas hubo dicho esto, cuando sentimos que elnavío tocaba por los lados y por la quilla como en movibles peñas, por don<strong>de</strong> se conoció que yael mar se comenzaba a helar, cuyos montes <strong>de</strong> hielo, que por <strong>de</strong> <strong>de</strong>ntro se formaban, impedíanel movimiento <strong>de</strong>l navío. Amainamos <strong>de</strong> golpe, porque, topando en ellos, no se abriese, y entodo aquel día y aquella noche se congelaron las aguas tan duramente y se apretaron <strong>de</strong> modoque, cogiéndonos en medio, <strong>de</strong>jaron al navío engastado en ellas, como lo suele estar la piedra enel anillo. Casi como en un instante comenzó el hielo a entumecer los cuerpos y a entristecernuestras almas, y, haciendo el miedo su oficio, consi<strong>de</strong>rando el manifiesto peligro, no nos dimosmás días <strong>de</strong> vida que los que pudiese sustentar el bastimento que en el navío hubiese, en el cualbastimento <strong>de</strong>s<strong>de</strong> aquel punto se puso tasa, y se repartió por or<strong>de</strong>n, tan miserable yestrechamente que <strong>de</strong>s<strong>de</strong> luego comenzó a matarnos la hambre. Tendimos la vista por todaspartes, y no topamos con ella en cosa que pudiese alentar nuestra esperanza, si no fue con unbulto negro, que a nuestro parecer estaría <strong>de</strong> nosotros seis o ocho millas; pero luegoimaginamos que <strong>de</strong>bía <strong>de</strong> ser algún navío a quien la común <strong>de</strong>sgracia <strong>de</strong> hielo tenía aprisionado.143»Este peligro sobrepuja y se a<strong>de</strong>lanta a los infinitos en que <strong>de</strong> per<strong>de</strong>r la vida me he visto,porque un miedo dilatado y un temor no vencido fatiga más el alma que una repentina muerte:© RinconCastellano 1997 – 2011 • www.rinconcastellano.com

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