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Los trabajos de Persiles y Segismunda - Descarga Ebooks

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<strong>Los</strong> <strong>trabajos</strong> <strong>de</strong> <strong>Persiles</strong> y <strong>Segismunda</strong>Capí tulo DoceDon<strong>de</strong> se cuenta <strong>de</strong> que parte y quie n eran los que vení an enel naví oHecha, como se ha dicho, la salva <strong>de</strong> entrambas partes, así <strong>de</strong>l navío como <strong>de</strong> la tierra, almomento echaron áncoras los <strong>de</strong> la nave, y arrojaron el esquife al agua, en el cual el primeroque saltó, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> cuatro marineros que le adornaron con tapetes y asieron <strong>de</strong> los remos, fueun anciano varón, al parecer <strong>de</strong> edad <strong>de</strong> sesenta años, vestido <strong>de</strong> una ropa <strong>de</strong> terciopelo negroque le llegaba a los pies, forrada en felpa negra y ceñida con una <strong>de</strong> las que llaman colonias <strong>de</strong>seda; en la cabeza traía un sombrero alto y puntiagudo, asimismo, al parecer, <strong>de</strong> felpa. Tras élbajó al esquife un gallardo y brioso mancebo, <strong>de</strong> poco más edad <strong>de</strong> veinte y cuatro años, vestidoa lo marinero, <strong>de</strong> terciopelo negro, una espada dorada en las manos y una daga en la cinta.Luego, como si los arrojaran, echaron <strong>de</strong> la nave al esquife un hombre lleno <strong>de</strong> ca<strong>de</strong>nas y unamujer con él enredada y presa con las ca<strong>de</strong>nas mismas: él <strong>de</strong> hasta cuarenta años <strong>de</strong> edad y ella<strong>de</strong> más <strong>de</strong> cincuenta; él brioso y <strong>de</strong>spechado, y ella malencólica y triste. Impelieron el esquife losmarineros. En un instante llegaron a tierra, adon<strong>de</strong> en sus hombros, y en los <strong>de</strong> otros soldadosarcabuceros que en el barco venían, sacaron a tierra al viejo y al mozo, y a los dos prisioneros.Transila, que, como los <strong>de</strong>más, había estado atentísima mirando los que en el esquifevenían, volviéndose a Auristela, le dijo:-Por tu vida, señora, que me cubras el rostro con ese velo que traes atado al brazo, porque, oyo tengo poco conocimiento, o son algunos <strong>de</strong> los que vienen en este barco personas que yoconozco y me conocen.Hízolo así Auristela, y en esto llegaron los <strong>de</strong> la barca a juntarse con ellos, y todos se hicieronbien criados recibimientos.Fuese <strong>de</strong>recho el anciano <strong>de</strong> la felpa a Transila, diciendo:-Si mi ciencia no me engaña, y la fortuna no me <strong>de</strong>sfavorece, próspera habrá sido la mía coneste hallazgo.Y, diciendo y haciendo, alzó el velo <strong>de</strong>l rostro <strong>de</strong> Transila, y se quedó <strong>de</strong>smayado en susbrazos, que ella se los ofreció y se los puso, porque no diese en tierra.Sin duda se pue<strong>de</strong> creer que este caso <strong>de</strong> tanta novedad y tan no esperado puso enadmiración a los circunstantes, y más cuando le oyeron <strong>de</strong>cir a Transila:46-¡Oh padre <strong>de</strong> mi alma! ¿Qué venida es ésta? ¿Quién trae a vuestras venerables canas y avuestros cansados años por tierras tan apartadas <strong>de</strong> la vuestra?-¿Quién le ha <strong>de</strong> traer -dijo a esta sazón el brioso mancebo- sino el buscar la ventura que sinvos le faltaba? Él y yo, dulcísima señora y esposa mía, venimos buscando el norte que nos ha <strong>de</strong>© RinconCastellano 1997 – 2011 • www.rinconcastellano.com

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