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Los trabajos de Persiles y Segismunda - Descarga Ebooks

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<strong>Los</strong> <strong>trabajos</strong> <strong>de</strong> <strong>Persiles</strong> y <strong>Segismunda</strong>Capí tulo Diez y SeisCosas y casos suce<strong>de</strong>n en el mundo, que si la imaginación, antes <strong>de</strong> suce<strong>de</strong>r, pudiera hacerque así sucedieran, no acertara a trazarlos; y así, muchos, por la raridad con que acontecen,pasan plaza <strong>de</strong> apócrifos, y no son tenidos por tan verda<strong>de</strong>ros como lo son; y así, es menesterque les ayu<strong>de</strong>n juramentos, o a lo menos el buen crédito <strong>de</strong> quien los cuenta, aunque yo digoque mejor sería no contarlos, según lo aconsejan aquellos antiguos versos castellanos que dicen:Las cosas <strong>de</strong> admiraciónno las digas ni las cuentes,que no saben todas gentescómo son.La primera persona con quien encontró Constanza fue con una moza <strong>de</strong> gentil parecer, <strong>de</strong>hasta veinte y dos años, vestida a la española, limpia y aseadamente, la cual, llegándose aConstanza, le dijo en lengua castellana:-¡Bendito sea Dios, que veo gente, si no <strong>de</strong> mi tierra, a lo menos <strong>de</strong> mi nación: España!¡Bendito sea Dios, digo otra vez, que oiré <strong>de</strong>cir vuesa merced, y no señoría, hasta los mozos <strong>de</strong>cocina!-Desa manera -respondió Constanza-, ¿vos, señora, española <strong>de</strong>béis <strong>de</strong> ser?-¡Y cómo si lo soy! -respondió ella-; y aun <strong>de</strong> la mejor tierra <strong>de</strong> Castilla.-¿De cuál? -replicó Constanza.-De Talavera <strong>de</strong> la Reina -respondió ella.Apenas hubo dicho esto, cuando a Constanza le vinieron barruntos que <strong>de</strong>bía <strong>de</strong> ser laesposa <strong>de</strong> Ortel Banedre, el polaco, que por adúltera quedaba presa en Madrid, cuyo marido,persuadido <strong>de</strong> Periandro, la había <strong>de</strong>jado presa y ídose a su tierra, y en un instante fabricó en suimaginación un montón <strong>de</strong> cosas, que, puestas en efeto, le sucedieron casi como las habíapensado.Tomóla por la mano, y fuese don<strong>de</strong> estaba Auristela, y, apartándola aparte con Periandro,les dijo:-Señores, vosotros estáis dudosos <strong>de</strong> que si la ciencia que yo tengo <strong>de</strong> a<strong>de</strong>vinar es falsa overda<strong>de</strong>ra, la cual ciencia no se acredita con <strong>de</strong>cir las cosas que están por venir, porque sólo Dioslas sabe, y si algún humano las acierta, es acaso, o por algunas premisas a quien la esperiencia <strong>de</strong>235© RinconCastellano 1997 – 2011 • www.rinconcastellano.com

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