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Los trabajos de Persiles y Segismunda - Descarga Ebooks

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<strong>Los</strong> <strong>trabajos</strong> <strong>de</strong> <strong>Persiles</strong> y <strong>Segismunda</strong>un lugar que no está lejos <strong>de</strong> aquí, me apeé en un mesón, que no me sirvió <strong>de</strong> mesón, sino <strong>de</strong>sepultura, pues en él hallé la <strong>de</strong> mi honra.»¡Oh fuerzas po<strong>de</strong>rosas <strong>de</strong> amor; <strong>de</strong> amor, digo, inconsi<strong>de</strong>rado, presuroso y lascivo y malintencionado, y con cuánta facilidad atropellas disinios buenos, intentos castos, proposicionesdiscretas! Digo, pues, que, estando en este mesón, entró en él acaso una doncella <strong>de</strong> hasta diezy seis años, a lo menos a mí no me pareció <strong>de</strong> más, puesto que <strong>de</strong>spués supe que tenía veinte ydos. Venía en cuerpo y en tranzado, vestida <strong>de</strong> paño, pero limpísima, y al pasar junto a mí mepareció que olía a un prado lleno <strong>de</strong> flores por el mes <strong>de</strong> mayo, cuyo olor en mis sentidos <strong>de</strong>jóatrás las aromas <strong>de</strong> Arabia; llegóse la cual a un mozo <strong>de</strong>l mesón, y, hablándole al oído, alzó unagran risa, y, volviendo las espaldas, salió <strong>de</strong>l mesón, y se entró en una casa frontera. El mozomesonero corrió tras ella, y no la pudo alcanzar, si no fue con una coz que le dio en las espaldas,que la hizo entrar cayendo <strong>de</strong> ojos en su casa. Esto vio otra moza <strong>de</strong>l mismo mesón, y llena <strong>de</strong>cólera dijo al mozo: ``¡Por Dios, Alonso, que lo haces mal: que no merece Luisa que la santigües acoces!'' ``Como ésas le daré yo, si vivo -respondió el Alonso-. Calla, Martina amiga, que a estasmocitas sobresalientes, no solamente es menester ponerles la mano, sino los pies y todo''. Y conesto nos <strong>de</strong>jó solos a mí y a Martina, a la cual le pregunté que qué Luisa era aquélla, y si eracasada o no. ``No es casada -respondió Martina-, pero serálo presto con este mozo Alonso quehabéis visto; y, en fe <strong>de</strong> los tratos que andan entre los padres <strong>de</strong>lla y los dél, <strong>de</strong> esposa, se atreveAlonso a molella a coces todas las veces que se le antoja, aunque muy pocas son sin que ella lasmerezca; porque, si va a <strong>de</strong>cir la verdad, señor huésped, la tal Luisa es algo atrevidilla, y algúntanto libre y <strong>de</strong>scompuesta. Harto se lo he dicho yo, mas no aprovecha: no <strong>de</strong>jará <strong>de</strong> seguir sugusto si la sacan los ojos; pues, en verdad en verdad, que una <strong>de</strong> las mejores dotes que pue<strong>de</strong>llevar una doncella es la honestidad, que buen siglo haya la madre que me parió, que fuepersona que no me <strong>de</strong>jó ver la calle ni aun por un agujero, cuanto más salir al umbral <strong>de</strong> lapuerta: sabía bien, como ella <strong>de</strong>cía, que la mujer y la gallina, etc.'' ``Dígame, señora Martina -lerepliqué yo-: ¿cómo <strong>de</strong> la estrecheza <strong>de</strong> ese noviciado vino a hacer profesión en la anchura <strong>de</strong>un mesón?'' ``Hay mucho que <strong>de</strong>cir en eso -dijo Martina-, y aun yo tuviera más que <strong>de</strong>cir <strong>de</strong>estas menu<strong>de</strong>ncias, si el tiempo lo pidiera o el dolor que traigo en el alma lo permitiera''.»194© RinconCastellano 1997 – 2011 • www.rinconcastellano.com

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