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Los trabajos de Persiles y Segismunda - Descarga Ebooks

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<strong>Los</strong> <strong>trabajos</strong> <strong>de</strong> <strong>Persiles</strong> y <strong>Segismunda</strong>le buscaban; y, entreoyendo el caso, sin apearse <strong>de</strong> la cabalgadura, volvió las riendas, y nuncamás pareció. Quedóse el <strong>de</strong>lito sin castigo, el muerto se quedó por muerto, quedaron libres losprisioneros, y la ca<strong>de</strong>na que tenía Ricla se <strong>de</strong>seslabonó para gastos <strong>de</strong> justicia; el retrato sequedó para gustos <strong>de</strong> los ojos <strong>de</strong>l Corregidor, satisfízose la herida <strong>de</strong>l cuadrillero, volvió Antonioel mozo a relatar el lienzo, y, <strong>de</strong>jando admirado al pueblo y habiendo estado en él todo estetiempo <strong>de</strong> las averiguaciones Feliciana <strong>de</strong> la Voz en el lecho, fingiendo estar enferma, por no servista, se partieron la vuelta <strong>de</strong> Guadalupe, cuyo camino entretuvieron tratando <strong>de</strong>l caso estraño,y <strong>de</strong>seando que sucediese ocasión don<strong>de</strong> se cumpliese el <strong>de</strong>seo que tenían <strong>de</strong> oír cantar aFeliciana, la cual sí cantará, pues no hay dolor que no se mitigue con el tiempo o se acabe conacabar la vida; pero, por guardar ella a su <strong>de</strong>sgracia el <strong>de</strong>coro que a sí misma <strong>de</strong>bía, sus cantoseran lloros, y su voz gemidos. Éstos se aplacaron un tanto con haber topado en el camino lahermana <strong>de</strong>l compasivo pastor, que volvía <strong>de</strong> Trujillo, don<strong>de</strong> dijo que <strong>de</strong>jaba el niño en po<strong>de</strong>r <strong>de</strong>Don Francisco Pizarro y <strong>de</strong> Don Juan <strong>de</strong> Orellana, los cuales habían conjeturado no po<strong>de</strong>r ser <strong>de</strong>otro aquella criatura sino <strong>de</strong> su amigo Rosanio, según el lugar don<strong>de</strong> le hallaron, pues por todosaquellos contornos no tenían ellos algún conocido que aventurase a fiarse <strong>de</strong> ellos.-Sea, en fin, lo que fuere -dijo la labradora-, dijeron ellos, que no ha <strong>de</strong> quedar <strong>de</strong>fraudado<strong>de</strong> sus buenos pensamientos el que se ha fiado <strong>de</strong> nosotros. Ansí que, señores, el niño queda enTrujillo en po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> los que he dicho; si algo me queda que hacer por serviros, aquí estoy con laca<strong>de</strong>na, que aún no me he <strong>de</strong>shecho <strong>de</strong> ella, pues la que me pone a la voluntad el ser yocristiana, me enlaza y me obliga a más que la <strong>de</strong> oro.A lo que respondió Feliciana que la gozase muchos años, sin que se le ofreciese necesidad <strong>de</strong><strong>de</strong>shacella, pues las ricas prendas <strong>de</strong> los pobres no permanecen largo tiempo en sus casas,porque, o se empeñan, para no quitarse, o se ven<strong>de</strong>n, para nunca volverlas a comprar.La labradora se <strong>de</strong>spidió aquí, le dieron mil encomiendas para su hermano y los <strong>de</strong>máspastores, y nuestros peregrinos llegaron poco a poco a las santísimas tierras <strong>de</strong> Guadalupe.181© RinconCastellano 1997 – 2011 • www.rinconcastellano.com

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