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Los trabajos de Persiles y Segismunda - Descarga Ebooks

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<strong>Los</strong> <strong>trabajos</strong> <strong>de</strong> <strong>Persiles</strong> y <strong>Segismunda</strong>-Muchos días ha, señores, que nos dan sobresalto con la venida <strong>de</strong> esos bajeles <strong>de</strong> Berbería,y, aunque es costumbre suya hacer estas entradas, la tardanza <strong>de</strong> ésta me tenía ya algo<strong>de</strong>scuidado. Entrad, hijos, que buena torre tenemos y buenas y ferradas puertas la iglesia: que, sino es muy <strong>de</strong> propósito, no pue<strong>de</strong>n ser <strong>de</strong>rribadas ni abrasadas.-¡Ay -dijo a esta sazón el jadraque-, si han <strong>de</strong> ver mis ojos, antes que se cierren, libre estatierra <strong>de</strong>stas espinas y malezas que la oprimen! ¡Ay, cuándo llegará el tiempo que tieneprofetizado un abuelo mío, famoso en el astrología, don<strong>de</strong> se verá España <strong>de</strong> todas partesentera y maciza en la religión cristiana, que ella sola es el rincón <strong>de</strong>l mundo don<strong>de</strong> está recogiday venerada la verda<strong>de</strong>ra verdad <strong>de</strong> Cristo! Morisco soy, señores, y ojalá que negarlo pudiera,pero no por esto <strong>de</strong>jo <strong>de</strong> ser cristiano; que las divinas gracias las da Dios a quien Él es servido, elcual tiene por costumbre, como vosotros mejor sabéis, <strong>de</strong> hacer salir su sol sobre los buenos ylos malos, y llover sobre los justos y los injustos. Digo, pues, que este mi abuelo <strong>de</strong>jó dicho que,cerca <strong>de</strong> estos tiempos, reinaría en España un rey <strong>de</strong> la casa <strong>de</strong> Austria, en cuyo ánimo cabría ladificultosa resolución <strong>de</strong> <strong>de</strong>sterrar los moriscos <strong>de</strong> ella, bien así como el que arroja <strong>de</strong> su seno laserpiente que le está royendo las entrañas, o bien así como quien aparta la neguilla <strong>de</strong>l trigo, oescarda o arranca la mala yerba <strong>de</strong> los sembrados. Ven ya, ¡oh venturoso mozo y rey pru<strong>de</strong>nte!,y pon en ejecución el gallardo <strong>de</strong>creto <strong>de</strong> este <strong>de</strong>stierro, sin que se te oponga el temor que ha <strong>de</strong>quedar esta tierra <strong>de</strong>sierta y sin gente, y el <strong>de</strong> que no será bien la que en efeto está en ellabautizada; que, aunque éstos sean temores <strong>de</strong> consi<strong>de</strong>ración, el efeto <strong>de</strong> tan gran<strong>de</strong> obra loshará vanos, mostrando la esperiencia <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> poco tiempo, que, con los nuevos cristianosviejos que esta tierra se poblare, se volverá a fertilizar y a poner en mucho mejor punto queagora tiene. Tendrán sus señores, si no tantos y tan humil<strong>de</strong>s vasallos, serán los que tuvierencatólicos, con cuyo amparo estarán estos caminos seguros, y la paz podrá llevar en las manos lasriquezas, sin que los salteadores se las lleven.Esto dicho, cerraron bien las puertas, fortaleciéronlas con los bancos <strong>de</strong> los asientos,subiéronse a la torre, alzaron una escalera levadiza, llevóse el cura consigo el SantísimoSacramento en su relicario, proveyéronse <strong>de</strong> piedras, armaron dos escopetas, <strong>de</strong>jó el bagajemondo y <strong>de</strong>snudo a la puerta <strong>de</strong> la iglesia Bartolomé el mozo, y encerróse con sus amos; y todoscon ojo alerta, y manos listas y con ánimos <strong>de</strong>terminados, estuvieron esperando el asalto, <strong>de</strong>quien avisados estaban por la hija <strong>de</strong>l morisco.Pasó la media noche, que la midió por las estrellas el cura; tendía los ojos por todo el marque <strong>de</strong>s<strong>de</strong> allí se parecía, y no había nube que con la luz <strong>de</strong> la luna se pareciese, que no pensasesino que fuesen los bajeles turquescos, y, aguijando a las campanas, comenzó a repicallas tanapriesa y tan recio que todos aquellos valles y todas aquellas riberas retumbaban, a cuyo son losatajadores <strong>de</strong> aquellas marinas se juntaron y las corrieron todas; pero no aprovechó su diligenciapara que los bajeles no llegasen a la ribera y echasen la gente en tierra.La <strong>de</strong>l lugar, que los esperaba cargados con sus más ricas y mejores alhajas, adon<strong>de</strong> fueronrecebidos <strong>de</strong> los turcos con gran<strong>de</strong> gran<strong>de</strong> grita y algazara, al son <strong>de</strong> muchas dulzainas y <strong>de</strong> otrosinstrumentos, que, puesto que eran bélicos, eran regocijados; pegaron fuego al lugar, y217© RinconCastellano 1997 – 2011 • www.rinconcastellano.com

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