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psicología social: perspectivas y aportaciones hacia un mundo posible

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78 Psicología <strong>social</strong>: <strong>perspectivas</strong> y <strong>aportaciones</strong> <strong>hacia</strong> <strong>un</strong> m<strong>un</strong>do <strong>posible</strong>La identidad nacional entre los mexicanosDurante los últimos 20 años hemos visto cómo responden muestras estadísticas representativasde las poblaciones de más de 74 ciudades de la República Mexicana ante <strong>un</strong> conj<strong>un</strong>to de institucionesdel Estado-nación (Béjar y Cappello, 1983). A principios de la década de los ochenta, losciudadanos expresaron ante nuestros instrumentos metodológicos sus sentidos de pertenencia yparticipación frente a dichas instituciones, las cuales se clasificaron en políticas, económicas, <strong>social</strong>esy culturales. Las instituciones mapeadas para estos estudios incluían desde la familia hasta lospartidos políticos, la religión, la administración pública y los organismos bancarios, comerciales ode trabajo, etcétera.Los datos arrojados entonces indicaban evaluaciones con magnitudes muy bajas, donde sólose diferenciaban las instituciones culturales y la mayoría de las <strong>social</strong>es, a<strong>un</strong> cuando los p<strong>un</strong>tajestampoco eran muy altos. Concluíamos entonces que los ciudadanos mexicanos no presentaban<strong>un</strong>a identidad nacional —como dimensión política— suficientemente desarrollada. Que la representación<strong>social</strong> —el consenso intersubjetivo— entre localidades, regiones y totalidad arrojaba másdiferencias que consonancias, y que eran las instituciones políticas y económicas en las que más semanifestaban las diferencias interregionales y locales, es decir, las que menos concitaban la posesiónde <strong>un</strong>a identidad nacional bien constituida.Pensábamos que esos datos eran expresión de los desencuentros históricos de <strong>un</strong>a nación cuyaconformación histórica, desde el principio, no fue producto de <strong>un</strong> consenso entre sus miembros,sus grupos, sus clases y todos sus ciudadanos, así como de <strong>un</strong>a larga serie de vicisitudes históricasnegativas en sus encuentros con los poderes internacionales en turno, dentro o fuera del mismopaís. Sin embargo, n<strong>un</strong>ca supusimos si el grado de desorganización de la identidad nacional estabaen su clímax o iba en <strong>un</strong> proceso de remisión en sus síntomas, por más que evidenciábamos lascondiciones actuales críticas en que se desenvolvía nuestra vida política interna e internacional.Hoy contamos con datos obtenidos en tres mediciones a intervalos de tiempo de cinco y sieteaños en las tres principales ciudades del territorio nacional: Guadalajara, México y Monterrey. Enellas evidentemente se acusa <strong>un</strong> proceso de desplome de los sentidos de pertenencia institucional,en particular ante los organismos políticos y económicos. Dicho de otra manera: acusan dichasinstituciones <strong>un</strong>a creciente falta de credibilidad ante las expectativas, aspiraciones y demandas delos ciudadanos.Veamos los datos de la tabla 1 de la página siguiente y hagamos <strong>un</strong> breve comentario.En 1992, como se observa en la tabla, de <strong>un</strong>a valoración <strong>posible</strong> de 90 p<strong>un</strong>tos, las institucionesculturales son calificadas con 62, las <strong>social</strong>es con 49, las económicas con 36 y las políticas con 28.En 1999 dichas categorías, en la misma secuencia, obtienen <strong>un</strong> p<strong>un</strong>taje de 58, 52, 31 y 22. En 2004las cifras continúan disminuyendo. Se constata que todas las instituciones sufren <strong>un</strong>a pérdidaen las estimaciones del sentido de pertenencia de los ciudadanos <strong>hacia</strong> ellas. Pero las económicasy políticas acusan la ponderación más baja. De 1992 a 2004, en promedio, el índice de sentido depertenencia <strong>hacia</strong> las instituciones en general pasa de 43.75 a 35.75. Es decir, refleja <strong>un</strong>a pérdidageneral de 18%. Si hacemos la misma operación con los índices de sentido de pertenencia políticade los ciudadanos, obtenemos <strong>un</strong> declive de 40%. Respecto del sentido de pertenencia a las institucioneseconómicas, la pérdida es de 28%, mientras que <strong>hacia</strong> las instituciones <strong>social</strong>es es de 3 y a

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