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E/CÏÏ.4/1571<br />
página 50<br />
100. El 11 de noviembre de 1979, a raíz del accidente de automóvil ya mencionado,<br />
el Relator fue llevado al hospital de Bata en el cual fue asistido por eí<br />
Director, Dr. Marcelino Ondo Ndong, y pçr dos médicos de la República Popular<br />
de China, el Dr. Cheng^ cirujano, y el Dr. Shi} radiólogo, - así <strong>com</strong>o por personal<br />
del hospital. Este constaba de algunos grandes edificios que se encontraban<br />
en buen estado, y al parecer había actividad; se disponía de cierta cantidad de<br />
equipo, tal <strong>com</strong>o aparato de rayos X, camas de operaciones y camillas; también<br />
había electricidad y agua corriente. También parece que había suministro para<br />
primeros auxilios, medicamentos y vacunas. En cambio, se informó al Relator de<br />
que faltaban elementos tan esenciales <strong>com</strong>o ambulancias, esterilizadores y<br />
colchones.<br />
6. Entrevistas con presos<br />
ICI. El 7 de noviembre de 1979 el Relator visitó la cárcel de Bata, a la que él<br />
y su personal fueron a<strong>com</strong>pañados por el Jefe Militar de Bata, Teniente José Moro Mba,<br />
quien, sin embargo, se quedó fuera del patio donde el Relator estaba entrevistando<br />
a los presos. La única forma de llegar a la cárcel era atravesando un campamento<br />
militar; la cárcel era un edificio bastante pequeño, rodeado por cierta extensión<br />
de hierba limitada, a su vez, por un elevado muro; en la hierba había algxinas<br />
cabras paciendo. El Relator visitó también algunas celdas, que eran espaciosas<br />
pero oscuras y desnudas, sin muebles ni camas. Las condiciones de la cárcel<br />
deben considerarse malas, si bien no son las peores que el Relator haya visto<br />
en el curso de cierto número de misiones.<br />
102. Los presos que iban a ser entrevistados por el Relator habían sido reunidos<br />
en un patio interior al que podía llegarse, a través de un vestíbulo, entrando<br />
por la puerta principal, en la que había un numeroso grupo de soldados de guardia.<br />
Una vez en el patio, el Relator pidió que a él y A su personal se les permitiese<br />
célébrai" las entrevistas con los reclusos individualmente y a una distancia tal<br />
que no pudieran ser oídos por los militares, A fin de asegurar la debida reserva.<br />
185. Tres de los presos entrevistados pof'el Relator declararon que habían,sido<br />
detenidos a raíz de su regreso del GABON, donde habían estado viviendo én él<br />
exilio. Los dos primeros, el Sr. Sebastián I-ÍBA ïïguama, de 51 años, y el<br />
Sr. Angel ïïguema Edu, de 55» naturales ambos de Evinayong, habían sido detenidos<br />
juntos el 2 de octubre de 1979, después de ciuzar la frontera en Akurenam.<br />
Ambos eran ex legionarios que en un principio habían huido al GABON en 1972,<br />
después de haber estado encarcelados durante varios meses <strong>com</strong>o "descontentos"<br />
en la cárcel de Bata, donde sufrieron torturas y golpes. En 1976 habían<br />
regresado clandestinamente y habían estado implicados en una tentativa de<br />
golpe de Estado, que había fracasado. Por eso habían escapado nuevamente al<br />
C-abón, donde habían permanecido hasta después del derrocamiento del Presidente<br />
Hacías, "momento en que pensaron que la situación había cambiado lo suficiente<br />
para garantizarles un regreso sin peligro a Guinea Ecuatorial. Sin embargo,<br />
después de atravesar la frontera con sus familias, habían sido detenidos y acusados<br />
en relación con la tentativa de golpe de Estado de 1976. Ahora llevaban<br />
más de un mes en la cárcel sin haber sido juzgados y sin haber visto a un<br />
abogado defensor. Uno de ellos declaró que, no obstante habérseles dicho que<br />
su caso sería sometido al Gobernador, a ellos les había sido imposible hablar<br />
con él. En lo referente a las condiciones de reclusión, declararon que estaban<br />
haciendo trabajos ligeros y que no habían sido maltratados; los alimentos no<br />
los recibían de la propia cárcel, sino que se los traían sus familias.