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E/ciT. 4/1371<br />
página 57<br />
foiTJuladas ante la Comisión de Derechos Humanos acerca de los actos de brutalidad<br />
contra las mujeres <strong>com</strong>etidos por la Juventud en liarcha con ilacxas. Declararon<br />
también que, aunque la situación había cambiado ahora, su vida seguía siendo muy<br />
difícil por la es'-asez de alimentos y la falta total de servicios sanitarios.<br />
208. El mismo día tuvo lugar un grave incidente cuando el Relator visitó Bátete,<br />
una pequeña aldea en las colinas a unos 45 Biinutos, en automóvil, de Luba. El<br />
Relator había resuelto ir a Bátete porque se le había dicho que la aldea celebraba<br />
ese día la festividad de su santo patrón y que concurriría a ella gente<br />
procedente de todo el distrito. Cuando el Relator llegó, no fue conducido de<br />
inmediato a la casa del jefe tradicional, <strong>com</strong>o era habitual, porque los jefes de<br />
la aldea estaban reunidos en ese momento con las autoridades militares del disbrito.<br />
El Relator y sus a<strong>com</strong>pañantes se dirigieron, en consecuencia, a' la calle<br />
principal, donde fueron acogidos festivamente por una gran muchedumbre. El<br />
Relator fue recibido también por el jefe de la unidad militar local, que le<br />
indicó que podría hablar libremente con quienes quisiera mientras esperaba que<br />
le recibieran las autoridades de la aldea.<br />
209. Varias personas de las que rodeaban al Relator le expresaron su gran satisfacción<br />
por verle y declararon varias veces que ello les parecía un símbolo del<br />
fin de su aislamiento pues durante muchos años no habían visto extranjeros e<br />
incluso, durante el régimen anterior, el hablar con extranjeros había sido un<br />
delito. Afirmaron que la aldea había sufrido diversas formas de abuso, incluidos<br />
arrestos arbitrarios, asesinatos y torturas. Señalaron también que todos vestían<br />
ropas y, calzados nuevos, suministrados recientemente por el nuevo Gobierno,<br />
mientras que durante el Gobierno anterior habían vestido harapos y habían tenido<br />
que cortar sus propias ropas para poder abrigar a sus hijos.<br />
210. El Relator se dirigió entonces a pie, por la calle principal, hacia la casa<br />
del jefe tradicional, seguido siempre por la muchedumbre. Cuando el Relator se<br />
acercaba a la casa del jefe, un hombre de cierta ed3.d se acercó y se identificó<br />
<strong>com</strong>o presidente del Comité que había organizado las festividades. Sin embargo,<br />
cuando el Relator <strong>com</strong>enzaba a entrevistar"'e, otro hombre vestido de paisano que<br />
había, estado paraao en el exterior de la casa del jefe con un grupo numeroso<br />
de funcionarios policiales y militares, se abrió paso a bravés de la muchedumbre<br />
que rodeaba al Relator, apartó al primer individuo--y le increpó por haber hablado<br />
con el Relator. Pocos minutos después, el presidente del <strong>com</strong>ité volvió y dijo<br />
al Relator que, aunque trataban de impedirle que hablara con el Relator, él no<br />
tenía xiiiedo. Volvió a intervenir, sin embargo, un grupo de individuos vestidos<br />
de paisano y policías que increparon airadamente al hombre a pesar de los esfuerzos<br />
del Relator para convencerles de que no tenía culpa, ya que el Relator<br />
le liacía preguntas en su calidad de Relator de la Comisión de Derechos Humanos<br />
invitado por el Gobiemo. Finalmente, se llevaron al hombre y el Relator no<br />
volvió a verle durante el resto del tiempo que pasé en Bátete.<br />
211. La situación se tornó entonces sumamente tensa y confusa, pues el Relator<br />
seguía rodeado por una multitud de habitantes de la aldea, policías armados y<br />
personal del ejército y varios hombres vestidos de paisano que parecían ejercer<br />
autoridad. Finalmente, el Relator fue llevado al interior de la casa del jefe<br />
tradicional donde, tras una espera, pudo entrevistarse con el Gobernador Militar<br />
de la provincia.