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sentados el uno al lado <strong>de</strong>l otro, sin hablar, para estar contentos.<br />
No compren<strong>de</strong>n lo que nos impulsa al uno hacia el otro. ¡Ah,<br />
estas dificulta<strong>de</strong>s! ¿Cuándo serán vencidas? De cualquier modo,<br />
hay que vencerlas, el <strong>de</strong>senlace será bellísimo. Cuando lo veo<br />
tendido, la cabeza sobre los brazos y los ojos cerrados, no es más<br />
que un niño; cuando juega con Mouschi, es un encanto; cuando<br />
se le encarga traer las papas u otras cosas pesadas, está lleno <strong>de</strong><br />
fuerza; cuando va a mirar los bombar<strong>de</strong>os o a sorpren<strong>de</strong>r a los<br />
ladrones en la noche, es valiente; y cuando es <strong>de</strong>smañado y torpe<br />
resulta sencillamente <strong>de</strong>licioso.<br />
Prefiero recibir <strong>de</strong> él una explicación a tener que enseñarle<br />
algo; querría reconocerle superioridad en todo, o en casi todo.<br />
¿Qué pue<strong>de</strong>n importarme nuestras madres? ¡Ah, si sólo me<br />
hablara!<br />
Tuya,<br />
© Pehuén Editores, 2001.<br />
ANA<br />
Miércoles 29 <strong>de</strong> marzo <strong>de</strong> 1944<br />
Querida Kitty:<br />
Anoche, en la transmisión holan<strong>de</strong>sa <strong>de</strong> ultramar, el ministro<br />
Bolkestein dijo en su discurso que <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> la guerra se<br />
coleccionarán cartas y memorias concernientes a nuestra época.<br />
Naturalmente, todos los ojos se volvieron hacia mí; mi diario<br />
parecía tomado por asalto. ¡Figúrate una novela titulada <strong>El</strong> anexo<br />
secreto, cuya autora fuera yo! ¿Verdad que sería interesante? (<strong>El</strong><br />
mero título ya haría pensar en una novela policial).<br />
Pero hablemos con seriedad. Diez años <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> la guerra,<br />
seguramente causaría un extraño efecto mi historia <strong>de</strong> ocho judíos<br />
en su escondite, su manera <strong>de</strong> vivir, <strong>de</strong> comer y <strong>de</strong> hablar. Aunque<br />
<strong>de</strong> ello te haya dicho mucho, en realidad sabes muy poco,<br />
)109(<br />
EL DIARIO DE ANA FRANK<br />
poquísimo.<br />
¡Todas las angustias <strong>de</strong> las mujeres durante los bombar<strong>de</strong>os<br />
sin tregua! <strong>El</strong> <strong>de</strong>l domingo, por ejemplo, cuando 350 aviones<br />
ingleses <strong>de</strong>scargaron medio millón <strong>de</strong> kilos <strong>de</strong> bombas sobre<br />
Ijmui<strong>de</strong>n, haciendo retemblar las casas como briznas <strong>de</strong> hierba<br />
en el viento. A<strong>de</strong>más, el país está infestado por toda clase <strong>de</strong><br />
epi<strong>de</strong>mias. Tú no sabes nada <strong>de</strong> estas cosas, porque si quisiera<br />
contártelo en <strong>de</strong>talle, no cesaría <strong>de</strong> escribir en todo el día. La<br />
gente forma fila para la menor <strong>de</strong> sus compras; los médicos están<br />
imposibilitados <strong>de</strong> ir a ver a sus enfermos, pues les robarían su<br />
vehículo al <strong>de</strong>jarlo en la calle y esto es lo corriente; el robo y las<br />
raterías están a la or<strong>de</strong>n <strong>de</strong>l día, a tal punto que nos preguntamos<br />
cómo nuestros holan<strong>de</strong>ses han podido revelarse así <strong>de</strong> ladrones<br />
<strong>de</strong> la noche a la mañana. Los niños <strong>de</strong> ocho a once años rompen<br />
los vidrios <strong>de</strong> las casas y rapiñan lo que encuentran a mano. Nadie<br />
se atreve ya a <strong>de</strong>jar su casa cinco minutos, por miedo <strong>de</strong> que sus<br />
bienes <strong>de</strong>saparezcan durante su ausencia. Todos los días aparecen<br />
anuncios ofreciendo recompensas por la <strong>de</strong>volución <strong>de</strong> máquinas<br />
<strong>de</strong> escribir robadas, alfombras persas, relojes eléctricos, telas, etc.<br />
Los relojes eléctricos <strong>de</strong> las calles y los teléfonos <strong>de</strong> las cabinas<br />
son <strong>de</strong>smontados hasta el último hilo. No tiene nada <strong>de</strong> extraño<br />
que la población esté convulsionada: todos tienen hambre, y las<br />
raciones <strong>de</strong> una semana no bastan siquiera para vivir dos días,<br />
excepto en cuanto al sucedáneo <strong>de</strong>l café. Ante la perspectiva <strong>de</strong><br />
una invasión envían los hombres a trabajar a Alemania. Los niños<br />
están enfermos y mal nutridos, todo el mundo está mal calzado y<br />
mal vestido.<br />
Unas medias suelas cuestan 7,50 florines; la mayoría <strong>de</strong> los<br />
remendones no aceptan clientes, a menos que esperen cuatro<br />
meses, al cabo <strong>de</strong> los cuales tus zapatos pue<strong>de</strong>n haberse perdido.<br />
Una cosa apreciable es el sabotaje contra las autorida<strong>de</strong>s, que<br />
aumenta día tras día, a pesar <strong>de</strong> las medidas cada vez más severas<br />
contra el pueblo, que no se contenta con una alimentación que<br />
empeora progresivamente. Los servicios <strong>de</strong> racionamiento, la