Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
esto por primera vez, me sentí gozosa, porque me parece que no<br />
me doblegaré fácilmente bajo los golpes <strong>de</strong> los que, nadie, <strong>de</strong>s<strong>de</strong><br />
luego, escapa.<br />
Pero <strong>de</strong> esas cosas ya te he hablado varias veces. Preferiría<br />
<strong>de</strong>tenerme en el capitulo «Papá y mamá no me compren<strong>de</strong>n».<br />
Mis padres me han mimado siempre, me han tratado con mucha<br />
amabilidad, siempre han tomado mi <strong>de</strong>fensa y han hecho cuanto<br />
estaba en sus manos por ser buenos. Sin embargo, me he sentido<br />
terriblemente sola durante mucho tiempo; sola, excluida,<br />
abandonada e incomprendida. Papá ha hecho todo lo posible<br />
por atemperar mi rebeldía., pero ello no ha servido <strong>de</strong> nada; me<br />
he curado yo misma, reconociendo mis errores y sacando <strong>de</strong> ellos<br />
una enseñanza.<br />
¿Cómo es posible que, en mi lucha, papá nunca haya logrado<br />
ser para mí un apoyo y que, aún tendiéndome una mano <strong>de</strong> auxilio,<br />
no haya acertado?<br />
Papá no ha recapacitado bien: siempre me ha tratado como a<br />
una niña que pasa por la edad ingrata. Eso parece extraño, porque<br />
él es el único que siempre me ha acordado su confianza, y el<br />
único también que me ha hecho sentir que soy razonable. Lo que<br />
no impi<strong>de</strong> que haya <strong>de</strong>scuidado una cosa: mis luchas por remontar<br />
la corriente -eran infinitamente más importantes para mí que todo<br />
el resto-, y en eso no pensó. Yo no quería oír hablar <strong>de</strong> «edad<br />
ingrata», <strong>de</strong> «otras muchachas» y <strong>de</strong> que «eso pasará»; no quería<br />
ser tratada como una-muchacha-igual-que-las-otras, sino única y<br />
exclusivamente como <strong>Ana</strong>-tal-cual-es. Pim no compren<strong>de</strong> eso.<br />
Por otra parte, yo sería incapaz <strong>de</strong> confiarme a alguien que no me<br />
lo dijese todo <strong>de</strong> sí mismo, y como sé <strong>de</strong>masiado poco <strong>de</strong> Pim,<br />
me es imposible aventurarme completamente sola en el camino<br />
<strong>de</strong> la intimidad.<br />
Pim se sitúa siempre en el punto <strong>de</strong> vista <strong>de</strong>l padre, persona<br />
<strong>de</strong> más edad, conocedor <strong>de</strong> esta clase <strong>de</strong> inclinaciones porque ya<br />
pasó por ellas y juzgándolas, en consecuencia, triviales; <strong>de</strong> suerte<br />
que es incapaz <strong>de</strong> compartir mi amistad, aun cuando la busque<br />
© Pehuén Editores, 2001.<br />
)144(<br />
EL DIARIO DE ANA FRANK<br />
con todas sus fuerzas.<br />
Todo eso me ha llevado a la conclusión <strong>de</strong> no hacer participe<br />
a nadie, si no es a mi diario, y rara vez a Margot, <strong>de</strong> mi concepto<br />
<strong>de</strong> la vida y <strong>de</strong> mis teorías tan meditadas. Todo cuanto me<br />
conmovía, se lo he ocultado a papá; nunca compartí con él mis<br />
i<strong>de</strong>ales, y me aparté voluntariamente <strong>de</strong> él.<br />
No he podido obrar <strong>de</strong> otro modo; me he <strong>de</strong>jado guiar<br />
enteramente por mis sentimientos, y he obrado <strong>de</strong> acuerdo con<br />
mi conciencia para encontrar el reposo. Porque he construido mi<br />
tranquilidad y mi equilibrio sobre una base inestable, y los per<strong>de</strong>ría<br />
por completo si tuviese que soportar críticas sobre esta obra aún<br />
inacabada. Por duro que eso pueda parecer, ni a Pim le permitiría<br />
inmiscuirse, pues no solamente no le he <strong>de</strong>jado tomar parte alguna<br />
en mi vida interior, sino que a menudo lo enfado con mi<br />
irritabilidad, alejándolo <strong>de</strong> mí todavía más.<br />
Eso me hace meditar mucho: ¿cómo es que Pim me fastidia<br />
a ese extremo? No aprendo casi nada estudiando con él, y sus<br />
caricias me parecen afectadas; querría estar tranquila y querría<br />
sobre todo que me <strong>de</strong>jase un poco en paz..., hasta el día en que<br />
vea ante él a una <strong>Ana</strong> mayor, más segura <strong>de</strong> sí misma. ¿Es ésa la<br />
razón? Porque el recuerdo <strong>de</strong> su reproche sobre mi terrible carta<br />
me sigue doliendo. Es que resulta muy difícil ser verda<strong>de</strong>ramente<br />
fuerte y valeroso <strong>de</strong>s<strong>de</strong> todos los puntos <strong>de</strong> vista.<br />
Sin embargo, no es ésa mi mayor <strong>de</strong>cepción. No. Peter me<br />
preocupa mucho más que papá. Me hago bien cargo <strong>de</strong> que soy<br />
yo quien le ha conquistado, y no viceversa: lo i<strong>de</strong>alicé, viéndole<br />
apartado, sensible y amable, como un muchacho que necesitaba<br />
cariño y amistad. Había llegado al punto en que me era necesario<br />
alguien a quien confiar mis sentimientos, un amigo que me señalase<br />
el camino que <strong>de</strong>bía seguir, y, atrayéndole lenta pero seguramente<br />
hacia mí, lo conquisté, aunque con dificultad. Por fin, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong><br />
haber obtenido su amistad, hemos llegado a una intimidad que,<br />
bien pensada, ahora me parece inadmisible.<br />
Hemos hablado <strong>de</strong> las cosas más secretas, pero, hasta aquí,