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El Diario de Ana Frank

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precisamente, yo he tomado la costumbre <strong>de</strong> <strong>de</strong>cirte todo cuanto<br />

me pesa en el corazón; y el resto <strong>de</strong>l día estoy todo lo alegre, todo<br />

lo segura <strong>de</strong> mí misma y todo lo insolente que me es posible, con<br />

el fin <strong>de</strong> evitar cualquier interrogatorio y no tener que <strong>de</strong>primirme.<br />

Margot es muy amable, y no <strong>de</strong>sea nada mejor que ser mi<br />

confi<strong>de</strong>nte, pero a mí me es imposible contárselo todo. Es<br />

cariñosa, bella y buena, pero peca <strong>de</strong> cierta <strong>de</strong>spreocupación por<br />

las cosas profundas. Me toma en serio, <strong>de</strong>masiado en serio, y, sin<br />

duda, se <strong>de</strong>vana los sesos pensando en su hermanita,<br />

examinándome con la mirada a cada cosa que digo, como si<br />

cavilara: «¿Es eso verdad o está interpretando una comedia?».<br />

Estamos constantemente juntas. Eso es lo malo, porque a mí no<br />

me gustaría tener a mi confi<strong>de</strong>nte siempre a mí alre<strong>de</strong>dor.<br />

¿Saldré alguna vez <strong>de</strong> este laberinto <strong>de</strong> pensamientos, y veré<br />

en ellos claro algún día, para quedarme en paz?<br />

Tuya,<br />

ANA<br />

© Pehuén Editores, 2001.<br />

Martes 14 <strong>de</strong> marzo <strong>de</strong> 1944<br />

Querida Kitty:<br />

Quizá te divierta -a mí no- saber lo que vamos a comer hoy.<br />

Como la empleada doméstica está trabajando en las oficinas me<br />

encuentro instalada en este momento en la mesa <strong>de</strong> los Van Daan.<br />

Me cubro la nariz con un pañuelo embebido en perfume <strong>de</strong><br />

preguerra. Tú no compren<strong>de</strong>s todavía, así que comenzaré por el<br />

principio.<br />

Nuestros proveedores <strong>de</strong> cupones para alimentos han sido<br />

atrapados. Sólo tenemos nuestras tarjetas <strong>de</strong> racionamiento, ya<br />

no nos quedan porotos ni aceite o grasa. Como Miep y Koophuis<br />

están enfermos, <strong>El</strong>li no pue<strong>de</strong> efectuar las compras, la melancolía<br />

reina en casa, y forzosamente las comidas se están resintiendo. A<br />

)99(<br />

EL DIARIO DE ANA FRANK<br />

partir <strong>de</strong> mañana, no tendremos un gramo <strong>de</strong> grasa, ni <strong>de</strong><br />

mantequilla, ni <strong>de</strong> margarina. <strong>El</strong> <strong>de</strong>sayuno ya no consiste en patatas<br />

fritas (para economizar el pan), sino en avena con leche; como la<br />

señora Van Daan creía que estábamos a punto <strong>de</strong> morir <strong>de</strong> hambre,<br />

hubo que comprar leche en el mercado negro. Y hoy se preparan,<br />

para la cena, patatas y coles rizadas <strong>de</strong>l tonel <strong>de</strong> conserva, cuyo<br />

olor exige la protección <strong>de</strong> mi pañuelo. <strong>El</strong> hedor <strong>de</strong> estas coles,<br />

metidas en el tonel <strong>de</strong>s<strong>de</strong> hace un año, es absolutamente increíble.<br />

Toda la habitación está apestada. Se diría una mezcla <strong>de</strong> ciruelas<br />

pasadas, un <strong>de</strong>sinfectante enérgico y huevos podridos. ¡Puah! Sólo<br />

la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> tener que comer ese guiso me produce náuseas.<br />

Agrega a esto las extrañas enfermeda<strong>de</strong>s que las papas han<br />

contraído aquí: <strong>de</strong> dos barricas <strong>de</strong> pommes <strong>de</strong> terre, hay una que<br />

va <strong>de</strong>rechito a la estufa. Nos hemos divertido haciendo el<br />

diagnóstico <strong>de</strong> estas enfermeda<strong>de</strong>s, y hemos encontrado el cáncer,<br />

la viruela y el sarampión, por rotación. A<strong>de</strong>más, no tiene nada <strong>de</strong><br />

agradable eso <strong>de</strong> vivir en un escondrijo durante el cuarto año <strong>de</strong><br />

guerra. ¿Es que no va a terminar nunca todavía esta porquería?<br />

En verdad, me importaría muy poco el problema <strong>de</strong> la<br />

alimentación si al menos las otras cosas pudieran hacer la vida<br />

más agradable. La monotonía comienza a trastornarnos. Todos<br />

estamos saturados.<br />

He aquí las opiniones <strong>de</strong> los cinco adultos presentes sobre la<br />

situación actual:<br />

La señora Van Daan:<br />

«<strong>El</strong> papel <strong>de</strong> Cenicienta ya no me entusiasma. Quedarme<br />

sentada buscándome las pulgas, me fastidia; por eso, me pongo<br />

<strong>de</strong> nuevo a cocinar. No sin lamentarme, porque es imposible<br />

guisar sin materias grasas, y todos esos olores sospechosos me<br />

enferman. Y, como recompensa, <strong>de</strong>bo soportar gritos e<br />

ingratitu<strong>de</strong>s: siempre es culpa mía, yo soy el chivo emisario.<br />

A<strong>de</strong>más, juzgo que la guerra no a<strong>de</strong>lanta mucho; los alemanes<br />

terminarán por lograr la victoria. Siento un terror pánico <strong>de</strong> verme

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