13.03.2013 Views

El Diario de Ana Frank

El Diario de Ana Frank

El Diario de Ana Frank

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

Querida Kitty:<br />

Si tú leyeras mis cartas. una <strong>de</strong>trás <strong>de</strong> otra, te sentirías sin<br />

duda impresionada por la gran variedad <strong>de</strong> estados <strong>de</strong> ánimo con<br />

que ellas fueron escritas. No me agrada <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>r <strong>de</strong> la atmósfera<br />

<strong>de</strong>l anexo, más bien me fastidia; pero no soy la única aquí, pues<br />

todo el mundo está malhumorado. Cuando leo un libro que me<br />

impresiona, necesito hacer un gran esfuerzo <strong>de</strong> readaptación antes<br />

<strong>de</strong> reunirme nuevamente con los habitantes <strong>de</strong> nuestra casa. De<br />

ser así, ellos me juzgarían una especie <strong>de</strong> alienada. Notarás que<br />

paso en este momento por un período <strong>de</strong> <strong>de</strong>presión. No sabría<br />

<strong>de</strong>cirte por qué he caído en tal pesimismo, pero creo que es mi<br />

cobardía, con la cual ando siempre forcejeando.<br />

Este anochecer, cuando <strong>El</strong>li estaba todavía en el anexo,<br />

llamaron a la puerta, largo rato y con insistencia. Inmediatamente<br />

me puse pálida, tuve cólicos y palpitaciones, todo eso por la<br />

angustia únicamente.<br />

De noche, una vez acostada, me veo en una prisión, sin mis<br />

padres. Ora voy a la ventura por una carretera, ora me imagino al<br />

anexo pasto <strong>de</strong> las llamas, o ¡qué vienen a buscarnos a todos<br />

durante la noche!<br />

Miep nos dice a menudo que nos envidia, porque todo es tan<br />

tranquilo aquí. Hay quizás en ello algo <strong>de</strong> verdad, pero Miep olvida<br />

nuestras angustias diarias. Ya no concibo siquiera que el mundo<br />

pueda volver a ser normal para nosotros. Cuando se me ocurre<br />

hablar <strong>de</strong> la «posguerra» es para mí algo así como un castillo en el<br />

aire, una cosa que nunca se realizará. Nuestra casa <strong>de</strong> antes, las<br />

amigas, las bromas en la escuela... pienso en todo eso como si<br />

hubiera sido vivido por otra persona que no fuera yo misma.<br />

Nos veo, a los ocho <strong>de</strong>l anexo, como si fuéramos un trozo <strong>de</strong><br />

cielo azul ro<strong>de</strong>ado poco a poco por nubes sombrías, pesadas y<br />

amenazantes. <strong>El</strong> claro, este islote que nos mantiene aún a salvo,<br />

se achica constantemente por la presión <strong>de</strong> las nubes que nos<br />

separan todavía <strong>de</strong>l peligro, cada vez más cercano. Las tinieblas y<br />

© Pehuén Editores, 2001.<br />

)70(<br />

EL DIARIO DE ANA FRANK<br />

el peligro se estrechan a nuestro alre<strong>de</strong>dor; buscamos un escape<br />

y, por la <strong>de</strong>sesperación, chocamos los unos contra los otros. Todos<br />

miramos hacia abajo, allá don<strong>de</strong> los hombres luchan entre sí; o<br />

miramos a lo alto, allí don<strong>de</strong> solo estamos separados por la masa<br />

<strong>de</strong> tinieblas que nos cierra el paso como un muro impenetrable<br />

que está a punto <strong>de</strong> aplastarnos, pero que aún no es bastante<br />

po<strong>de</strong>roso.<br />

Con todas mis fuerzas, suplico e imploro: ¡»Círculo, círculo,<br />

ensánchate y ábrete ante nosotros!».<br />

Tuya,<br />

ANA<br />

Jueves 11 <strong>de</strong> noviembre <strong>de</strong> 1943<br />

Querida Kitty:<br />

He pensado en un buen título para este capítulo:<br />

ODA A MI PLUMA FUENTE<br />

IN MEMORIAM<br />

Mi pluma fuente ha sido siempre para mí sumamente valiosa;<br />

la aprecié mucho, sobre todo por su gruesa pluma, porque yo no<br />

puedo escribir bien sino con una pluma gruesa. La vida <strong>de</strong> mi<br />

lapicera ha sido larga y muy interesante; así que te la contaré<br />

brevemente.<br />

Cuando tenía nueve años llegó, envuelta en algodón, en un<br />

paquetito postal con la mención: «Muestra sin valor». Había<br />

recorrido un largo camino: venía <strong>de</strong> Aquisgrán, don<strong>de</strong> solía vivir<br />

mi abuelita, la amable donante. En tanto que el viento <strong>de</strong> febrero<br />

hacía estragos, yo estaba en cama con gripe. La gloriosa lapicera,<br />

en su estuche <strong>de</strong> cuero rojo, era la admiración <strong>de</strong> todas mis amigas.<br />

¡Yo, <strong>Ana</strong> <strong>Frank</strong>, podía estar orgullosa, porque al fin poseía una<br />

pluma fuente!

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!